La Comisión asesora 1776 del presidente Donald Trump emitió el lunes un informe público, cumpliendo con su tarea de revisar la historia fundacional de la nación en un esfuerzo por reunificar a los estadounidenses en torno a los principios de sus fundadores.
Los estadounidenses de hoy están «profundamente divididos» sobre el significado de su país, su historia, y cómo debe ser gobernado, según la comisión, que se creó en el último año del primer mandato de Trump, en medio de una tendencia cada vez más popular de retratar a la historia estadounidense como una basada en el racismo y la opresión.
«Ni Estados Unidos ni ninguna otra nación ha vivido perfectamente a la altura de las verdades universales de igualdad, libertad, justicia y gobierno por consentimiento», dice el informe, luego de un reexamen de los principios e ideales consagrados en la Declaración de Independencia y la Constitución. «Pero ninguna nación antes de Estados Unidos se atrevió a declarar esas verdades como la base formal de su política, y ninguna se ha esforzado más o ha hecho más para lograrlas».
Los autores dedicaron una gran parte del informe a explorar los desafíos de los principios fundacionales de los estadounidenses. Algunos de ellos son históricas, como la esclavitud, que es fundamentalmente incompatible con la idea de que «todos los hombres son creados iguales». Otros son más contemporáneos, como el progresismo, que sostiene que la Constitución debe evolucionar constantemente para garantizar la evolución de los derechos; movimientos fascistas y comunistas que buscan un gobierno totalitario sin respeto a los derechos individuales; y la política de identidad moderna a favor de un sistema de privilegio grupal explícito en nombre de la «justicia social».
«Los argumentos, tácticas, y nombres de estos movimientos han cambiado, y la magnitud del desafío ha variado, pero todos están unidos por la adhesión a la misma falsedad: que las personas no tienen el mismo valor ni los mismos derechos», afirma el informe.
El informe advierte sobre los peligros de los movimientos políticos modernos que se apartan de los principios fundacionales de Estados Unidos, y señala que muchos de los movimientos históricos tuvieron éxito porque ayudan a promover esos principios, en lugar de romper con ellos.
«Grandes reformas–como la abolición, el sufragio femenino, el anticomunismo, el Movimiento por los Derechos Civiles y el Movimiento Pro-Vida–a menudo han surgido que mejoran nuestra dedicación a los principios de la Declaración de Independencia bajo la Constitución», escribieron los autores.
El informe pide una «renovación nacional» de la educación para enseñar a los futuros ciudadanos estadounidenses los principios fundamentales y el carácter necesario para vivir dichos principios. Una educación patriótica, según los autores, no significa ignorar las fallas del pasado de la nación, sino ver la historia de una manera clara y sana, con reverencia y amor.
Los colegios y universidades estadounidenses están haciendo exactamente lo contrario, advierte el informe, señalando que se han convertido en «focos de antiamericanismo, difamación y censura», con la intención de «manipular opiniones más que educar mentes».
Los autores criticaron específicamente al historiador Howard Zinn y al Proyecto 1619, ganador del premio Pulitzer, por evitar que los estudiantes vean la humanidad, la bondad y la benevolencia en las figuras históricas de Estados Unidos. En cambio, presentan a sus jóvenes lectores una versión distorsionada de la historia estadounidense.
«El revisionismo histórico que pisotea la erudición honesta y la verdad histórica, avergüenza a los estadounidenses al resaltar solo los pecados de sus antepasados y enseña afirmaciones de racismo sistémico que solo puede eliminarse con más discriminación, es una ideología destinada a manipular las opiniones más que a educar mentes», dice el informe.
La renovación de la unidad estadounidense dependerá de que todos los estadounidenses estén dispuestos a enfrentarse contra la tiranía en su vida cotidiana, dijo el autor.
“Sobre todo, debemos enfrentarnos a los pequeños tiranos en todas las esferas que exigen que hablemos solo de los pecados de Estados Unidos mientras negamos su grandeza”, afirma el informe. «En casa, en la escuela, en el lugar de trabajo, y en el mundo, son las personas, y solo las personas, las que tienen el poder de defender a Estados Unidos y defender nuestra forma de vida».
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