Cómo conocernos mejor

Las historias pueden fortalecer nuestras raíces y relaciones

Por JEFF MINICK
30 de diciembre de 2022 5:33 PM Actualizado: 30 de diciembre de 2022 5:33 PM

En un epígrafe de su novela de 1926, «También sale el sol» («The Sun Also Rises»), Ernest Hemingway cita a Gertrude Stein: «Son todos una generación perdida».

Stein se refería a los nacidos entre las décadas de 1880 y 1900, en particular a los hombres que habían servido en la Primera Guerra Mundial y a los hombres y mujeres de los «locos años veinte».

En cierto modo, no importa si somos boomers, generación X, millennials o generación Z, todos somos generaciones perdidas. Las raíces del lugar, la familia, la fe y la historia que una vez dieron forma a las personalidades desaparecieron en Occidente a lo largo del siglo XX, víctimas de la guerra, los trastornos políticos y las grandes transformaciones culturales. De hecho, este concepto de raíces parece casi anticuado, sustituido por la atomización del individuo y, en muchos casos, por el obsesivo interés personal.

Y a pesar de la era de las redes sociales, numerosos estudios demuestran que los estadounidenses están más solos y desconectados que nunca.

Pero supongamos que queremos algo más. Supongamos que queremos mejorar las relaciones con nuestros compañeros de trabajo o profundizar los vínculos de nuestros hijos con su herencia familiar. ¿Qué podemos hacer?

Para empezar, podemos contar historias.

La mayoría de nosotros somos narradores natos, y las historias compartidas con los demás son los principales pilares de las relaciones. Supongamos que una compañera de trabajo que es nueva en su puesto pierde unos archivos y enreda una transacción importante. Puede que su supervisor se limite a tranquilizarla y siga adelante. O, por el contrario, puede contarle lo que pasó cuando él estaba empezando, se olvidó de devolver una llamada a un cliente y estuvo a punto de costar una fortuna a la oficina. En este caso, la recién llegada no solo recibe consuelo por su error, sino también una anécdota que crea un pequeño vínculo entre ellos. De esos pequeños comienzos nacen las buenas relaciones laborales.

Compartir historias también puede vincularnos a nuestra historia familiar, dando a nuestros hijos en particular un sentido más agudo de que sus raíces en el pasado se extienden mucho más allá de su nacimiento. Si un niño pregunta a su abuela si le gustaba la escuela cuando estaba en tercero de primaria, y esa buena mujer le cuenta historias de amistades, problemas con las tablas de multiplicar y travesuras escolares, su vínculo se refuerza.

He aquí un ejemplo de la vida real. Cuando les cuento a mis nietos las historias que oí de su tatarabuelo Clark, que era un inmigrante irlandés de origen escocés y algo salvaje, construyo un puente para que conozcan a un hombre que murió hace más de un siglo. Cuando les cuento las historias de guerra que mi padre me contó de niño —él era un soldado de infantería que luchó contra los alemanes en Italia— vuelvo a crear en ellos un vínculo de pertenencia, de linaje.

Y en cuanto a nosotros, cuando no se nos ocurre preguntar a nuestros padres o a otros familiares mayores por sus relatos del pasado, esas historias se van para siempre a la tumba junto con su ahora silencioso narrador. Estas oportunidades perdidas pueden hacer que nos arrepintamos toda la vida. ¿Cuántos de nosotros, por ejemplo, hemos preguntado alguna vez a nuestros padres por su primera cita? ¿Cuántos de nosotros sabemos dónde estuvieron de luna de miel, o incluso si se fueron de luna de miel? ¿Qué pensaban y sentían cuando llegamos a sus vidas?

«Cuéntame un cuento» es una de las peticiones favoritas de los niños. Los adultos no pedimos ese favor a los demás, pero seguro que en algún lugar enterrado dentro de nosotros está nuestro viejo amor por una buena historia. Si queremos mejorar nuestras relaciones laborales, acabar con la soledad rampante en nuestra sociedad y alimentar las raíces de nuestro pasado, necesitamos historias.

Salvo los impedimentos de la edad y la enfermedad, cada uno de nosotros es una biblioteca andante de historias. Todo lo que tenemos que hacer es abrir la puerta y compartirlas con los demás.


Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí


Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.