Opinion
En una reunión interna celebrada el 21 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China informó que era probable que 248 millones de personas se hubieran infectado con COVID-19 en los primeros 20 días de diciembre.
Es chocante, pero no inesperado, porque China, en los últimos tres años, cultivó desgraciadamente un terreno fértil para que prosperen los virus. Un brote vírico necesita tres factores: fuentes de infección, vías de transmisión y una población susceptible. En el singular entorno geopolítico de China, estas tres condiciones se cumplen plenamente.
Desde el brote del virus, China afirmó tener un número muy bajo o nulo de casos y muertes por COVID. En una reunión interna celebrada el 21 de diciembre, la Comisión Nacional de Salud de China informó de que era probable que 248 millones de personas se hubieran infectado con COVID-19 en los primeros 20 días de diciembre.
Es posible que haya habido brotes ocultos en China durante los últimos años, y ya podría haber múltiples variantes de SARS-CoV-2 asolando el país.
Una interrupción repentina del bloqueo cero COVID, unida a una alta densidad de población, crea vías de transmisión perfectas y plantea grandes retos para las poblaciones vulnerables.
Durante tres años, los chinos estuvieron bajo el equivalente de «arresto domiciliario» o en situaciones aún peores. La falta de medicamentos y de la atención médica necesaria, sumada al gobierno de alta presión del régimen chino, afectaron a la salud emocional y mental de la población, debilitando el sistema inmunitario de las personas y haciéndolas más susceptibles a los virus.
Cuanto mayor sea la población infectada, mayor será la probabilidad de mutación viral. Los virus mutados son capaces de escapar a la inmunidad natural y pueden propagarse rápidamente. Según el Dr. Shan-Lu Liu, catedrático del Departamento de Microbiología de la Universidad Estatal de Ohio, la variante BF.7 con gran capacidad de escape inmunitario se notificó en China. El Dr. Yunlong Cao también probó en su laboratorio en China la variante XBB.1.5 de omicron, que se propaga con mayor rapidez, y publicó sus resultados en un estudio.
Mientras más susceptible sea la población, más probabilidades hay de que se generen variantes causantes de enfermedades más graves.
Durante los últimos años, un círculo vicioso de mutaciones víricas e inmunidad debilitada podría haber incubado la actual oleada de brotes víricos en China. Por lo tanto, no es totalmente inesperado que el COVID-19 se esté extendiendo como un tsunami en China.
También podría haber otros factores que contribuyen a la repentina oleada en China, como se describe a continuación.
Las personas no son iguales cuando se exponen al virus
La pandemia de 1918 (conocida como gripe española) se considera la peor pandemia del siglo XX, ya que mató a entre 20 y 50 millones de personas en todo el mundo.
Durante aquella pandemia, para averiguar cómo se propagaba el virus de persona a persona, los médicos de Boston realizaron un experimento para estudiar la transmisión del virus de la gripe.
Dejaron caer mucosidad de la nariz o la garganta de pacientes con gripe en los ojos, la nariz y la boca de voluntarios sanos.
La ética de este experimento queda fuera del alcance de este artículo, pero vale la pena mencionar el resultado.
Ninguno de los 62 participantes se infectó por el virus de la gripe. La única persona que se infectó, y murió, fue un médico que dirigió el ensayo.
Los médicos de San Francisco repitieron el experimento en 50 sujetos sanos y observaron los mismos resultados de cero infecciones.
El experimento nos dice que las personas no son iguales cuando se exponen a los virus. Aunque se dé la misma exposición al virus, el entorno interno, la capacidad antivírica del sistema inmunitario, puede determinar el destino de si uno estará protegido o infectado.
Como ya se mencionó, es probable que diversas circunstancias hayan debilitado el sistema inmunitario del pueblo chino. Cuando la inmunidad está muy debilitada, los virus mutados pueden invadir desde la nariz hasta la garganta, la tráquea, los bronquios y, finalmente, los pulmones, causando síntomas graves, como el «pulmón blanco».
El síndrome del «pulmón blanco» se registró en China. En las tomografías computarizadas o radiografías, los pulmones sanos aparecen mayoritariamente negros, ya que están llenos de aire. Los pulmones blancos significan que los pulmones están llenos de líquido causado por la inflamación. Los pacientes con pulmones blancos suelen tener niveles de oxígeno en sangre peligrosamente bajos.
En cuanto al entorno exterior, la grave contaminación del aire en China puede empeorar la propagación.
El ARN del SARS-CoV-2 puede esconderse en el interior del organismo como una bomba de relojería
A diferencia del virus de la influenza o de la hepatitis A, el SARS-CoV-2 no se elimina fácilmente del cuerpo humano. El ARN del virus puede seguir detectándose meses después de que una persona se haya recuperado.
Según el dogma central de la biología molecular, la información genética pasa del ADN al ARN (lo que se denomina «transcripción»), y luego del ARN a la proteína (lo que se denomina «traducción»).
Científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts descubrieron que el ARN del SARS-CoV-2 podía transcribirse inversamente e integrarse en el genoma de las células infectadas. Ésa es una de las razones por las que los pacientes pueden seguir produciendo ARN viral tras recuperarse del COVID-19.
Su artículo de investigación se publicó en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences en mayo del 2021.
Los exones son la parte del genoma que expresa las proteínas. Al parecer, el 29 por ciento del ARN del virus va a parar a los exones, lo que sugiere posibles cambios en nuestra inmunidad y otras funciones celulares.
El ARN viral dentro del cuerpo humano es como una bomba de relojería. Cuando la inmunidad de una persona es lo suficientemente fuerte, las células del cuerpo erradicarán los componentes del virus inmediatamente, sin dejarles espacio para materializarse. Sin embargo, cuando el sistema inmunitario de una persona se ve comprometido, el virus puede replicarse dentro de las células del cuerpo, reactivándose así.
Está documentado en estudios que el estrés crónico debilita la inmunidad y aumenta los riesgos de infección vírica. La política china de «cero COVID» causó un estrés mental crónico y persistente a los chinos, lo que debilitó su inmunidad antivírica.
Se confirmó que Li Junlong, científico de la Academia Aeroespacial China, estaba infectado por COVID-19 y luego se recuperó. Más tarde desarrolló fiebre, ingresó en la UCI por la mañana y murió esa misma tarde. Tenía 58 años.
El famoso bailarín Zhao Qing y otros destacados funcionarios chinos también murieron a causa del virus, junto con un número incalculable de personas cuyos obituarios no aparecen en las noticias.
Las vacunas COVID inactivadas de China plantean graves problemas de seguridad
Hay anticuerpos buenos y anticuerpos malos.
Un virus infecta una célula sana uniéndose a su proteína de superficie y a los receptores de la célula sana. Los anticuerpos buenos eliminan las proteínas de superficie virales. Los anticuerpos malos se unen a las proteínas de superficie virales, favoreciendo así la invasión viral en las células sanas. Este efecto se denomina potenciación dependiente de anticuerpos (ADE).
Científicos de la Universidad de Shenzhen (China) publicaron un estudio en la revista International Journal of Infectious Diseases en noviembre del 2020, en el que especulaban con la posibilidad de que el ADE existiera en el SARS-CoV-2.
La investigación científica demostró la existencia de ADE en coronavirus como el SARS-CoV y el MERS-CoV. El SARS-CoV-2 comparte el mismo receptor vírico y una secuencia genómica similar con el SARS-CoV; por tanto, puede existir ADE en el SARS-CoV-2.
La existencia de ADE indica un riesgo potencial en la aplicación de la vacuna.
Las vacunas inactivadas contienen virus inactivados. Una vez que una vacuna de este tipo se inyecta en el cuerpo humano, se espera que el sistema inmunitario del organismo produzca anticuerpos para luchar contra el virus. Pero los virus inactivados no están totalmente muertos. Solo se suprimió su eficacia y su capacidad de replicación. Se demostró en estudios que los poliovirus de tipo I inactivados liberan virus activados a partir de cultivos celulares.
Es difícil controlar la calidad de las vacunas inactivadas de China, dado que se inyectaron 2400 millones de dosis en la población china y otros 1000 millones de dosis en otros 110 países, según Nature.
La vacuna COVID-19 Vero Cell fabricada por Sinopharm y Sinovac contiene la cepa inactivada del virus SARS-CoV-2 del brote original; esta vacuna se dirige a las vías respiratorias inferiores. La mayoría de las personas en China tomaron la vacuna COVID inactivada. Esto podría explicar el síndrome del «pulmón blanco» que no es explicable por la infección por omicron, así como la tasa extremadamente alta de infección en China durante un periodo de tiempo tan corto.
Además, las vacunas pueden suprimir la función del sistema inmunitario. Esto puede desencadenar la reactivación de otros virus latentes en el organismo, como el virus de la varicela zóster (VVZ). Investigadores de la Universidad Central del Sur en la provincia de Hunan, China, informaron de pacientes con enfermedades reumáticas inflamatorias autoinmunes que desarrollaron el VVZ después de la vacunación COVID-19.
La política de cero COVID causó miedo crónico y estrés, debilitando la inmunidad de las personas
En un artículo anterior, informé sobre un estudio que utilizaba un modelo animal para investigar el impacto sobre la salud del miedo y el estrés crónicos causados por la interacción social repetida: un grupo de ratas más pequeñas y débiles fue introducido en la jaula de ratas más fuertes y agresivas.
Los investigadores descubrieron que las ratas más débiles no sólo sufrían estrés psicológico, sino que también presentaban un sesgo, un mayor nivel de células T auxiliares de tipo 2 en el organismo y un aumento de las citoquinas proinflamatorias. Estas conducen a la inflamación crónica.
El impacto psicológico en la inmunidad es un tema muy estudiado. Un trabajo de investigación publicado en Brain, Behavior, and Immunity explica cómo la depresión puede debilitar la inmunidad. La depresión provoca la liberación central de la hormona liberadora de corticotropina, que activa el eje hipotalámico hipofisario suprarrenal y el sistema nervioso simpático. En consecuencia, se suprimen las funciones inmunitarias antivirales y antitumorales, lo que provoca inflamación y disminución de la respuesta de los linfocitos (glóbulos blancos). A su vez, estos cambios inmunitarios repercuten en el riesgo de enfermedades infecciosas y en la aparición de trastornos inflamatorios.
Un artículo de la revista Nature Reviews Immunology detalla cómo el sistema inmunitario se comunica con los sistemas nervioso central y endocrino y cómo estas interacciones repercuten en la salud.
En resumen, cuando las células inmunitarias fundamentales (incluidas las células T y las células asesinas naturales) se debilitan, la inmunidad antiviral del organismo disminuye, lo que hace a las personas vulnerables a las infecciones víricas y bacterianas.
La depresión también puede aumentar la producción de citocinas proinflamatorias, lo que conduce a un estado inflamatorio crónico. Estas citoquinas pueden desencadenar o agravar fácilmente una serie de enfermedades crónicas; esto puede conducir a un mayor deterioro de la función inmunitaria del organismo y puede reducir aún más la inmunidad antivírica del organismo, lo que se suma al círculo vicioso y hace que las personas sean más susceptibles a nuevas infecciones.
Esto ayuda a explicar el daño de la irracional política de cero COVID en China. Las personas fueron tratadas de forma inhumana, y sus vidas se vieron más amenazadas por la política de bloqueo que por el propio virus.
Además, el estrés crónico puede causar neurodegeneración al cambiar la expresión de los genes, lo que provoca un deterioro de la función neurocognitiva, atrofia cerebral o demencia. Esto debilita aún más la capacidad normal de la mayoría de los chinos para pensar con libertad e independencia.
Múltiples líneas de estrés aumentan la probabilidad de infección vírica
Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine describió a 394 participantes sanos a los que se administraron gotas nasales que contenían uno de cinco virus respiratorios (rinovirus nasal de tipo 2, 9 o 14, virus sincitial respiratorio o coronavirus de tipo 229E). A otros 26 sujetos se les administraron gotas nasales salinas.
Los resultados mostraron que, junto con el aumento del estrés psicológico, aumentaban las tasas de infección respiratoria y resfriados. Además, los efectos del estrés son independientes de otros factores de confusión, como la edad, el sexo, la educación, el estado alérgico, el peso o la estación del año, para la susceptibilidad a las infecciones respiratorias.
Otro estudio demostró que cuanto más crónico es el factor estresante, mayor es la tasa de contraer el resfriado común.
Y no importa de dónde proceda el estrés (interpersonal, laboral o de otro tipo).
La política de alta presión de cero-COVID causó estrés crónico y miedo en la población china en general. La vacunación masiva con inyecciones COVID inactivado y la posible reactivación de infecciones anteriores también desempeñó un papel importante en el pico actual de infecciones por COVID en China.
Esté atento a estos síntomas
Para las personas dentro o fuera de China, es aconsejable recordar los siguientes signos o síntomas que pueden indicar un tipo grave de infección por COVID.
Fiebre: La fiebre persistente podría indicar una infección pulmonar relacionada con COVID-19. Tenga en cuenta que el uso excesivo de medicamentos antifebriles podría cubrir los síntomas, suprimir el sistema inmunitario y empeorar la enfermedad.
Dificultad para respirar: Controle el nivel de oxígeno en sangre. Si está por debajo del 93 por ciento, busque ayuda médica.
Sensación de letargo, indiferencia, confusión, irritación o lentitud de reacción: Esto también podría indicar niveles bajos de oxígeno en sangre.
Trastornos digestivos persistentes como náuseas, vómitos y diarrea: Estos también indican una posible infección con COVID-19.
Empeoramiento de enfermedades subyacentes, como tensión arterial no controlada recientemente, angina inestable, azúcar en sangre no controlada, etc.
Proteja su inmunidad con estos 11 consejos
La gente de fuera de China puede tener miedo de exponerse a posibles variantes de China, pero no hay razón para debilitar su inmunidad con un miedo innecesario. Sin embargo, es sensato que la gente cuide mejor de su inmunidad siguiendo esta lista de 11 consejos:
1. Asegúrese de ingerir suficientes nutrientes, como vitaminas C y D, y calcio, que pueden reforzar la inmunidad antivírica.
2. Evite el alcohol y el tabaco, ya que son perjudiciales para el estado antiviral de las células epiteliales.
3. Vigile el consumo de sal, ya que un exceso de sal podría matar las células inmunitarias buenas del intestino.
4. Evite el azúcar artificial, que daña el sistema inmunitario.
5. Intente controlar el peso corporal y reducir la grasa, ya que un exceso de grasa está relacionado con la inflamación crónica.
6. Evite un consumo elevado de antiinflamatorios no esteroideos, ya que podrían comprometer la inmunidad.
7. Duerma lo suficiente. Remoje los pies en agua caliente antes de acostarse. Los pies tienen muchos vasos sanguíneos y canales de energía vinculados a los órganos internos del cuerpo; remojarlos en agua caliente puede favorecer la circulación sanguínea por todo el cuerpo y ayudar así a eliminar los desechos corporales durante el sueño.
8. Relájese, no esté ansioso. Independientemente de los problemas a los que se enfrente, intente mantener la calma y estar en contacto con personas pacíficas, tranquilas y positivas.
9. Manténgase conectado con la naturaleza; caminar y bañarse en el bosque ayudan a aumentar el número y la función de las células asesinas naturales.
10. Seleccione un tipo de meditación que ayude a la salud y refuerce la inmunidad. Una buena meditación puede ajustar nuestros genes inmunitarios de forma holística y elevar así la función antiviral general.
11. Manténgase conectado con los medios de comunicación que transmiten energía e información positivas. Ve películas y programas de televisión que promuevan la bondad y la cultura tradicional.
Independientemente de la gravedad de los virus, tengamos en cuenta que la inmunidad que Dios nos dio siempre nos protege contra ellos. Los secretos antivirales más importantes residen en reforzar nuestra inmunidad.
En un experimento realizado por psicólogos de la Universidad de Harvard, la inmunidad del público aumentó al ver películas que fomentan la amabilidad y la bondad.
Las personas con una visión más altruista del bienestar tienen mejor inmunidad antivírica y no se infectan tan fácilmente por los virus.
Las opiniones expresadas en este artículo son las del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.
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