Opinión
El arrogante y dominante Partido Comunista Chino (PCCh) no puede tolerar las diferencias de opinión. A sus ojos, el pensamiento independiente es una amenaza para su dominio. Para la conveniencia de gobernar el país, el PCCh priva al pueblo chino de sus derechos a una economía libre, a la participación en la política y al pensamiento independiente. A cambio, el PCCh hace que las personas piensen, hablen y actúen como les indica; y mantiene un control total sobre los pensamientos y acciones de las personas.
La «cultura del partido» y la violencia
Las dos armas principales que utiliza el PCCh para ejercer control mental sobre el pueblo chino son la «cultura del partido» y la violencia.
El propósito del control mental es eliminar por completo todo pensamiento divergente o independiente para que las personas puedan convertirse en esclavos y herramientas obedientes.
Con este fin, el PCCh no escatima en iniciativas para bloquear y monopolizar la información y prohíbe a las personas contactar con diferentes ideologías o acceder a hechos históricos. Al mismo tiempo, al comenzar el jardín de niños, el PCCh inculca su propia ideología desviada de la «cultura del partido» en el pueblo chino, de modo que desde la niñez hasta la edad adulta, la vida se llena de «voces del partido».
Y lo que es aún más aterrador, este abominable lavado de cerebro es completamente impuesto por medio de la violencia. Si obedece al PCCh, estará sano y salvo y será ascendido a la «clase noble roja». Mantener amantes y aceptar sobornos no es un problema, porque se es «políticamente correcto». Pero si se atreve a resistirse al PCCh y se aferra a sus propios puntos de vista y creencias, se meterá en un serio problema: le costará la vida e incluso la de toda su familia. Bajo una coacción tan violenta, la gran mayoría del pueblo chino no puede hacer nada más que obedecer las órdenes del PCCh y dejarse engañar voluntariamente.
Cuando no está involucrado en campañas políticas violentas contra el pueblo chino —como la Revolución Cultural o la persecución a Falun Gong— el PCCh constantemente realiza un lavado de cerebro y control mental de la gente paso a paso. Pero una vez que se lanza una campaña política, el lavado de cerebro y el control de la mente se intensificarán y se convertirán en una gran tormenta para apoyar el contenido y los objetivos de la campaña.
Se puede decir que cada campaña política desde la toma de China por parte del PCCh ha sido un esfuerzo frenético por lavarle el cerebro al pueblo chino y un fortalecimiento sin precedentes de su control mental.
Este absurdo y brutal lavado de cerebro y control mental de la población ha continuado desde el día en que se estableció la República Popular China en 1949 hasta el presente. En todo el país, el pensamiento de la gente ha sido encarcelado y confinado dentro de los límites permitidos por el PCCh. Un paso más allá de la línea se considera un pecado.
Degradación moral y espiritual
El resultado inevitable de este violento control mental ha sido la degradación moral y espiritual de toda la nación china.
El PCCh no solo ha cambiado la definición de valores y normas morales para reescribir el código de conducta y estilo de vida de China, sino que también ha convertido su absurda ideología de «cultura de partido» en el modo de pensamiento colectivo del pueblo chino continental.
Muchos chinos han perdido por completo la capacidad de buscar la verdad, pensar de forma independiente y distinguir el bien del mal. Se han convertido en esclavos espirituales que solo pueden entender las cosas de acuerdo con la «cultura del partido» del PCCh. Ya no hay necesidad de que los voceros de propaganda del PCCh clamen descaradamente todo el tiempo. Las personas han formado un reflejo condicionado y seguirán activamente la lógica del PCCh cuando piensen en un problema, y mirarán las cosas desde la perspectiva del PCCh para determinar qué está bien o qué está mal. Como dice el refrán, «Tan pronto como el PCCh sopla aire, llueve entre la gente».
El PCCh ha dicho constantemente a los chinos que las condiciones de vida en Occidente son miserables. Entonces, cuando un periódico publicó una foto de personas sin hogar debajo de un rascacielos en Estados Unidos, los chinos lo identificaron automáticamente como «la lucha a muerte del capitalismo y su naturaleza reaccionaria».
Otra afirmación que el PCCh ha hecho repetidamente es que la democracia y la libertad no son adecuadas para China. Por lo tanto, cuando hay una discusión durante una elección en un país democrático, siempre y cuando el PCCh lo informe como una broma, el pueblo chino se regocijará en secreto por lo feliz que está viviendo bajo una dictadura.
El PCCh también intenta hacer creer al pueblo chino que Estados Unidos tiene serios problemas de derechos humanos. Por ejemplo, la prensa estatal informa sobre la violencia policial en Estados Unidos y la sacan de contexto.
El exlíder del PCCh, Jiang Zemin, quien inició la campaña de persecución contra la práctica espiritual de Falun Gong, pasó varios años fabricando mentiras y difamando a sus practicantes. En mayo de 2005, la emisora estatal CCTV transmitió un programa sobre Zhang Hai, el propietario de una empresa de bebidas deportivas. El artículo alegaba que Zhang había utilizado el qigong tibetano para defraudar a la gente con dinero. No se mencionó a Falun Gong en el programa y no tenía nada que ver con Falun Gong. Pero desde que el qigong fue difamado, algunos espectadores asociaron a Zhang con Falun Gong y luego atacaron abiertamente la práctica. Calumniar una práctica espiritual o una religión es una táctica común que usa el PCCh para incitar al odio contra un grupo al que ha atacado.
Muchos chinos han perdido la capacidad de pensar de forma independiente, pero aún creen que están pensando por sí mismos. Cuando eran la macana en la que el PCCh confiaba para atacar a otros, agradecían al Partido por su «confianza». Cuando ellos mismos fueron golpeados por el PCCh, agradecieron sinceramente al Partido por su «lección».
¿Cuánto tiempo más puede el PCCh lavar el cerebro y engañar al pueblo chino?
Yuan Bing es un escritor independiente y académico independiente sobre temas contemporáneos de China.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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