Tanto en Oriente como en Occidente, las filosofías y las religiones nos han llamado a estar quietos, dejarnos llevar y descansar en la fe. Sin embargo, muchos de nosotros pasamos el tiempo luchando por una vida mejor.
Definimos lo que queremos y nos esforzamos por conseguirlo. Cuando sucede, encontramos algo más por lo que luchar. Cuando no sucede, nos llevamos una gran decepción. La verdadera satisfacción parece difícil de alcanzar.
¿Es ésta la mejor manera de vivir la vida? ¿Se trata de esforzarse, conseguir, perseguir y obtener?
¿Qué pasaría si dejáramos de esforzarnos o, tal vez, redefiniéramos por qué merece la pena esforzarse?
En lugar de perseguir el interés propio y el beneficio material, ¿podríamos esforzarnos por mejorarnos interiormente? ¿Y si en lugar de la riqueza, los elogios, las posesiones y la comodidad, nos centráramos en lo siguiente?
Gratitud
Como dijo Esopo, «La gratitud convierte lo que tenemos en suficiente».
Practicar el sentimiento de agradecimiento y aprecio por toda la abundancia de la vida es sencillo, pero sus beneficios pueden ser transformadores.
Elija el método que prefiera: una oración diaria, una conversación durante la cena o una nota que escriba cada día en su diario. Haga una lista de las cosas por las que se siente agradecido. Sienta de verdad su aprecio y admiración por los muchos dones con los que ha sido bendecido. Ya sea el aire en sus pulmones, la luz del sol al otro lado de su ventana, el amor de su familia o un momento que haya disfrutado, cuanto más piense en ello, más cosas encontrará por las que estar agradecido.
Presencia
A veces es más fácil soñar e imaginar un futuro diferente que enfrentarse a las circunstancias y hacer lo que es necesario.
Tal vez lo dijera mejor el filósofo estoico Séneca:
«Aplazar las cosas es el mayor desperdicio de la vida: nos arrebata cada día tal y como viene, y nos niega el presente prometiéndonos el futuro. El mayor obstáculo para vivir es la expectación, que se aferra al mañana y pierde el hoy. Estás arreglando lo que está bajo el control de la Fortuna, y abandonando lo que está bajo el tuyo. ¿Qué miras? ¿Hacia qué meta te esfuerzas? Todo el futuro está en la incertidumbre: vive inmediatamente».
La mejor manera de labrar un buen futuro es ser responsable del hoy.
Disciplina
En lugar de derivar de la persecución incesante de ilusiones, la plenitud puede venir de estar a la altura de las propias normas mediante la práctica de la disciplina y el manejo de los asuntos en cuestión.
La disciplina puede consistir en abstenerse de ciertos comportamientos o en aplicar otros de forma sistemática. Si siempre tenemos la cabeza en las nubes y ni siquiera somos capaces de hacer la cama o de tener la nevera llena, es probable que no podamos alcanzar la excelencia a gran escala.
En cambio, quien domina la disciplina y asume las responsabilidades de la vida tiende a forjar los cimientos de cosas mayores en el futuro.
Sabiduría
Una atención excesiva a las ganancias materiales o a otras búsquedas mundanas puede ser un indicio de la necesidad de una sabiduría superior. La historia nos ha dejado un tesoro de gran sabiduría. Busca nuevas ideas que considerar y abandona las búsquedas vacías que no te sirven.
Bondad
La búsqueda incesante del beneficio personal es señal inequívoca de un enfoque egocéntrico. Cuando dirigimos nuestra mirada hacia el exterior, vemos las necesidades de los demás y sentimos compasión por ellos. Poner nuestras habilidades y talentos al servicio de los demás es un esfuerzo mucho más gratificante. Inadvertidamente, puede que te encuentres disfrutando igual de las cosas por las que te esforzabas.
Quietud
Esforzarse, perseguir y desear constantemente puede privarle de la capacidad de encontrar la paz en su corazón y en su mente. Practique la calma, la quietud y la observación de lo que realmente es. Hay un valor en la quietud, que un voraz buscavidas seguramente se perderá.
Quédese quieto. Déjese llevar. Repose en la fe.
¿Cómo podría cambiar su perspectiva si lo hace?
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