¿Qué le parecería flotar fuera de su cuerpo, verse a sí mismo desde arriba? Esta experiencia surrealista, conocida como experiencia extracorporal, podría ser algo más que un fenómeno curioso.
Nuevas investigaciones sugieren que estos sucesos extraordinarios podrían desencadenar una mayor empatía. Al modificar nuestra percepción de nosotros mismos, pueden cambiar nuestra visión del mundo y permitirnos ponernos en el lugar del otro.
El impacto transformador de las experiencias extracorporales
Las experiencias extracorporales (EFC) se producen espontáneamente durante el sueño, o en experiencias cercanas a la muerte, o a través de métodos inducidos como la hipnosis o las drogas psicodélicas. Según algunas investigaciones, estas experiencias, que afectan aproximadamente al 15% de las personas, cuestionan la idea de que la mente está confinada al cuerpo.
Estudios recientes sugieren que las EFC pueden dar lugar a un aumento duradero de la toma de perspectiva, la paciencia y la compasión, efectos similares a los observados con la meditación.
Una nueva revisión narrativa en Neuroscience and Biobehavioral Reviews explora la base psicológica y neurológica de las experiencias extracorpóreas como «semillas» que, en determinadas condiciones, pueden convertirse en acontecimientos transformadores.
«Proponemos mecanismos psicológicos y neurocientíficos para intentar explicar cómo funciona, cómo tener una experiencia extracorpórea podría conducir a un aumento de la empatía», explica a The Epoch Times la autora principal del estudio, Marina Weiler, profesora adjunta de Psiquiatría en la Universidad de Virginia (UVA) y doctora en Neurología.
Disolver el ego
Un aspecto central de la experiencia extracorporal es la disolución del ego, un estado en el que uno se desprende de su propia identidad.
Históricamente arraigada en las prácticas espirituales, la disolución del ego se describe como la no percepción de límites o el despertar de una «versión egoica» de uno mismo. Las investigaciones demuestran que la intensidad de la experiencia extracorpórea se correlaciona con el grado de disolución del ego.
«Cuando una persona no está vinculada a su cuerpo físico», afirma Weiler, «le permite sentirse conectada a otras cosas, a otras personas, a otras circunstancias o a todo lo que le rodea». Esto ocurre porque nuestra identidad o ego está en parte ligada a nuestro cuerpo físico, desde el que solemos ver el mundo, añadió.
La empatía, crucial para comprender a los demás, implica adoptar diferentes perspectivas despojándose del propio ego. La Sra. Weiler subrayó que «dar sentido a las experiencias extracorpóreas es crucial para integrar sus efectos transformadores». Lo describe como un proceso en dos fases: la disolución del ego seguida de la reevaluación de uno mismo y de la realidad.
Los que procesan emocionalmente sus EFC y hablan de ellas suelen experimentar menos dudas sobre sí mismos y ansiedad, señala.
Este cambio del pensamiento egocéntrico al pensamiento centrado en los demás amplía la visión del mundo del individuo, fomentando un sentido más profundo de conexión con los demás.
Cómo podría reconfigurar nuestro cerebro
La neurociencia permite comprender mejor los mecanismos cerebrales que subyacen a la empatía y su modulación a través de las EFC. La unión temporoparietal (TPJ), una región específica del cerebro está vinculada a la autoconciencia corporal. La TPJ integra la información sensorial de nuestro cuerpo y del entorno, distinguiendo el yo del no-yo.
Las EFC pueden desencadenarse alterando temporalmente la actividad cerebral mediante la estimulación eléctrica de regiones como la TPJ, según las investigaciones del Dr. Olaf Blanke, renombrado neurocientífico y neurólogo de los Hospitales Universitarios de Ginebra, Suiza. Esto demuestra cómo los cambios de estado de conciencia pueden influir en la empatía.
Según la Sra. Weiler, la TPJ está relacionada con las sensaciones corporales y la conciencia espacial. Las neuronas espejo, que se activan tanto cuando una persona realiza una acción como cuando observa a otra hacer lo mismo, se activan en la TPJ cuando comprendemos las emociones de los demás, un aspecto clave de la empatía. Las alteraciones de la actividad de la TPJ durante las experiencias extracorpóreas pueden alterar la autoconciencia, aumentando las experiencias compartidas y las respuestas empáticas.
Mientras que las neuronas espejo permiten la empatía al reflejar los comportamientos y emociones de los demás, las EFC implican múltiples redes cerebrales más allá de la TPJ, incluidos el córtex frontal y los lóbulos temporales, que también están implicados en la empatía y la autopercepción.
Los autores de la revisión señalaron que estas conclusiones se basan principalmente en relatos personales, ya que ningún estudio verifica directamente la correlación entre las EFC, la disolución del ego y los sentimientos de unidad. Además, otras experiencias, como el asombro, pueden fomentar la empatía sin la sensación incorpórea típica de las EFC.
Liberar el potencial
Las experiencias extracorporales han llamado la atención a lo largo de los años por su potencial para estimular el crecimiento personal y la transformación espiritual.
Según un artículo de Neuroscience and Biobehavioral Reviews, un estudio de la década de 1980 descubrió que las EFC afectaban profundamente al 55% de los 386 participantes, de los que el 71% afirmaba haber obtenido beneficios a largo plazo. Además, el 84% expresó su deseo de revivir la experiencia y el 40% la calificó como el acontecimiento más significativo de su vida.
Aunque las aplicaciones terapéuticas de las EFC continúan siendo exploratorias, un estudio reciente publicado en Psychology of Consciousness identificó ocho temas centrales que las personas suelen explorar tras una EFC, cada uno de los cuales sugiere formas de mejorar el bienestar.
Los investigadores destacaron que las EFC pueden actuar como catalizadores para:
– Motivación
– Reducir el miedo a la muerte
– Fomentar la paz interior
– Alterar las perspectivas vitales
– Aumentar la conciencia de uno mismo
– Redefinir las relaciones
– Reforzar las creencias espirituales
Las investigaciones actuales no relacionan las EFC en sí con ningún riesgo grave para la salud. Sin embargo, a veces pueden causar confusión acerca de la experiencia y suscitar preocupación por problemas neurológicos o de salud mental. Algunas enfermedades se han asociado a las EFC, como la epilepsia, las lesiones cerebrales y los trastornos disociativos, como el trastorno de despersonalización-realización.
Prácticas para facilitar las experiencias extracorporales
Para estudiar las EFC, que suelen ocurrir al azar, la Sra. Weiler y los investigadores de la División de Estudios Perceptivos de la UVA trabajan con voluntarios que pueden inducirlos a voluntad. Entre las técnicas se incluyen:
– Meditación: estados de absorción profunda que trascienden la identidad propia ordinaria
– Visualización: uso de imágenes mentales para ir más allá del cuerpo físico
– Sueños lúcido: mantenimiento de la conciencia durante la transición a estados oníricos
– Yoga: prácticas como el Kundalini yoga, cuyo objetivo es trascender los límites corporales
Según la Sra. Weiler, la investigación avanza con el objetivo de aprovechar las experiencias extracorporales como herramientas para fomentar la empatía y la compasión, en lugar de tratarlas simplemente como experiencias extraordinarias.
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