Cómo iniciar una revolución de bondad

Amabilidad. Esa es una palabra que no escuchamos mucho en estos días. Quizás parezca anticuado en nuestra cultura competitiva, impregnada de medios sociales y políticamente polémica (reservada para tontos, no para aquellos que quieren salir adelante).

Pero nada podría estar más lejos de la verdad, según Tara Cousineau, investigadora y autora del libro The Kindness Cure. Ella argumenta que en el mundo de hoy necesitamos cultivar la bondad más que nunca, no solo por el bien de nuestra sociedad sino por nuestro propio bienestar.

Cousineau señala que estamos conectados con la amabilidad, que es parte de nuestro patrimonio biológico, diseñado para ayudarnos a fomentar relaciones, trabajar juntos y sobrevivir en grupos. Cuando somos amables con los demás, se libera neuroquímicos en nuestros cuerpos que aumentan la confianza y nos dan una sensación cálida.

La investigación sugiere que ser amable con los demás se asocia con una mejor y más fuerte salud mental y física, relaciones, satisfacción con la vida, comunidades e incluso economías, escribe Cousineau. Su libro señala algunas de las investigaciones detrás de estas afirmaciones, pero se trata principalmente de cómo comenzar una revolución de bondad y de superar las barreras a la bondad.

Porque seamos sinceros, puede ser difícil ser amable, especialmente cuando estamos estresados ​​o emocionalmente desgastados. Sé que cuando estoy abrumado, a menudo olvido notar a las personas que me rodean o ser empático con su sufrimiento, a veces termino alejándome de ellos o, peor aún, arremetiendo contra ellos. Este tipo de comportamiento reactivo desgarra la estructura de nuestras relaciones, a nivel interpersonal, laboral e incluso social, lo que hace que sea más difícil sentirse bien y lograr objetivos comunes.

Entonces, ¿cómo sugiere Cousineau que recordemos practicar la Regla de Oro? Estas son solo algunas de sus ideas más útiles.

Maneje su estrés

Cuando se siente estresado, su cuerpo está inundado de neuroquímicos que preparan su sistema de alarma interno para entrar en estados de lucha, huida o quedarse congelado. Obviamente, todo esto actúa en contra de su deseo de llegar y ser amable con los demás.

Por eso es importante calmarse cuando se siente estresado. Eso podría significar hacer estiramientos lentos y fáciles, practicar meditación de respiración, dar un paseo por el bosque o pasar tiempo acariciando a su perro. Podría significar hablar con un amigo o recibir un abrazo de un ser querido. Cuando alivie su psique con estas prácticas de autocuidado, estará más preparado para ser amable con los demás.

Para mí, autocuidado significa planificar un paseo a media tarde, aunque solo sea por 10 minutos. Debido a que escribir puede hacerme perder la noción del tiempo, me gusta configurar una alarma en mi teléfono para recordarme tomar un descanso. Alivia increíblemente el estrés y siempre vuelvo a mi escritorio sintiéndome renovado.

Practique la conciencia

Cuando tenemos prisa, a menudo ignoramos lo que sucede a nuestro alrededor. Solo necesita pensar en el famoso estudio en el que los estudiantes de la divinidad que intentaban no llegar tarde a su próxima clase pasaron directamente por alguien que estaba en apuros, ¡a pesar de haber practicado una charla sobre la parábola del Buen Samaritano de la Biblia! Simplemente no vieron a esa persona.

Para ser amables, debemos aprender a detenernos, prestar atención y practicar la empatía por los demás. La meditación de atención plena es una forma de fomentar estas habilidades.

Al prestar atención deliberadamente a las sensaciones en nuestros cuerpos, nuestros pensamientos y lo que sucede en nuestro entorno, sin juzgar, podemos utilizar la práctica de la atención plena para estar más abiertos a nuestra experiencia actual y fortalecer las habilidades de atención. También puede ayudarnos a estar más en sintonía con nuestras emociones, lo que, a su vez, nos ayuda a ser empáticos con los demás. Y ciertas formas de meditación, como la meditación Metta, en la que expresa la bondad amorosa hacia las personas fuera de su propio círculo de atención, parecen aumentar la compasión.

Comencé una práctica de atención plena hace un par de años, y siento que me ha ayudado a ser más amable. Por ejemplo, recientemente tuve la urgencia de regañar a mi hijo, quien me envió un mensaje de texto diciendo que necesitaba que lo llevaran a su casa después de un evento que se estaba llevando a cabo dos horas tarde. Al detenerme y notar mis sentimientos de ira y los pensamientos que estaba teniendo, ¡no está siendo considerado! ¡No soy chofer! Pude ver que mi reacción fue exagerada. Evité enviar un mensaje de queja y tuvimos una cálida conversación sobre su experiencia en la conferencia. Relación preservada!

Use condicionamiento positivo

Estamos naturalmente condicionados a prestar atención a las cosas negativas que suceden a nuestro alrededor. Los titulares de los medios se aprovechan de esa predisposición, con historias sensacionales destinadas a hacernos sentir enojados, temerosos, indefensos o todo lo anterior. Y esas emociones son antitéticas a la amabilidad.

Necesitamos contrarrestar eso creando a propósito oportunidades para la emoción positiva. Eso podría significar algo tan simple como sonreír a las personas a las que usted pasa en la calle o darle a su hijo un cálido abrazo cuando entra por la puerta.

De hecho, ser amable probablemente lo llene de sentimientos cálidos en el momento, por lo que puede ser una puerta de entrada a tener una mayor amabilidad. Y puede aumentar esos sentimientos aprendiendo a saborearlos, ya sea en ese momento o más adelante, reflexionando sobre sus experiencias. Como Rick Hanson ha señalado, saborear lo positivo ayuda a volver a entrenar nuestros cerebros, lo que hace que sea más fácil actuar con amabilidad en el futuro, incluso si la amabilidad es hacia nosotros mismos.

Esto, lo admito, a veces es difícil para mí. Tiendo a ver la bondad hacia los demás como parte de ser un buen ser humano, no una forma de mejorar mi propia felicidad. Pero una cosa que me ayuda es escribir en mi diario al final del día, concentrándome en los momentos de amabilidad y lo que significaron para mí. Hacerlo profundiza esos sentimientos positivos, preparando el escenario para futuros actos de generosidad.

Cree círculos de cuidado y bondad

Estamos increíblemente influenciados por quienes nos rodean; por lo tanto, es importante que intentemos influir en nuestro circulo social para que sean más amables.

Una forma de hacerlo es practicando la gratitud, dando gracias a los demás por su amabilidad. Decir «gracias» a las personas puede aumentar sus sentimientos de confianza y buena voluntad y puede inspirar a ambos a ser amables en el futuro. De esta manera, la gratitud puede crear un círculo de amabilidad que se comparte de manera contagiosa.

También podemos hacer favores a los demás, comenzando de a poco y progresando. Ayudar a un extraño puede parecer demasiado difícil, especialmente si tiende a la introversión. Pero una vez que haya dominado la amabilidad hacia las personas cercanas a usted, intente practicar la amabilidad con alguien un poco más alejado de su zona de confort. Tal vez pueda sonreír y saludar a su barista local de la cafetería, o saludar al ciclista que llega a la intersección después de usted, u ofrecer su asiento en el autobús, o responder amablemente a una diatriba política en línea.

He intentado todas estas cosas y he visto de primera mano cómo conducen a respuestas amables y sentimientos de bienestar. De hecho, puede ser adictivo: cuanto usted más hace, más quiere hacer.

Por supuesto, la amabilidad no siempre es la respuesta. A veces, tenemos que defendernos si estamos siendo atacados o maltratados. Pero probablemente es la respuesta más frecuente de lo que pensamos. Si comienza con amabilidad hacia usted mismo, aumenta su conciencia, practica la empatía y busca oportunidades para ser amable, sin duda terminará siendo más amable con quienes le rodean.

Como escribe Cousineau, «La cura de amabilidad no es solo para usted, es para todos nosotros».

Jill Suttie, Psy.D., es editora de reseñas de libros de Greater Good y colaboradora frecuente de la revista. Este artículo fue publicado originalmente por la revista en línea Greater Good.

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