Cuando los miembros del servicio de nuestra nación regresan a casa después de un combate, puede ser difícil para ellos adaptarse a la vida civil. War Horses for Veterans (Caballos de guerra para veteranos) en Stillwell, Kansas, está ayudando a los veteranos de guerra a volver a la vida civil conectándolos con los miembros de sus antiguas unidades y enseñándoles a cuidar, entrenar y montar caballos.
Patrick Benson es el cofundador de la organización, y Gary Llewellyn es un mentor que ha participado en el programa de la fundación. Ambos son veteranos de combate del Ejército de los Estados Unidos.
Llewellyn se ofreció voluntario para ir a luchar en la guerra de Vietnam y quería volar helicópteros. A los 21 años, fue desplegado. Benson admite que era un poco salvaje de adolescente, y que su hermano estaba en el Ejército. Así que cuando cumplió 19 años, se alistó en la infantería.
En combate
En 1969, Llewellyn voló en misión para apoyar a las tropas en contacto con el enemigo, rescatar a los heridos y a los que habían sido derribados. También iba a misiones de exploración en busca del enemigo e incluso atraía el fuego para localizarlos.
«Nuestro trabajo era estar allí y asegurarnos de no dejar a nadie atrás», dijo Llewellyn.
Benson fue enviado a Irak en 2003 y luchó en Fallujah y Ramadi. El comienzo de la guerra fue «el salvaje oeste», según Benson, quien proporcionó seguridad a los suministros y despejó las casas. Uno de los mayores desafíos para él era no saber quién era el enemigo y adaptarse a la guerra subversiva. Otro obstáculo era tener que lidiar con artefactos explosivos improvisados.
Llewellyn se retiró médicamente del Ejército en diciembre de 1970, y Benson fue dado de baja honorablemente del Ejército en 2004. Ambos hombres tuvieron que enfrentarse a desafíos similares y diferentes al regresar a casa después del combate.
Llewellyn había recibido un disparo en combate y la bala le atravesó la pierna, el codo y salió por la espalda. Estuvo en el hospital durante 15 meses. Durante ocho meses, se dedicó a su recuperación antes de regresar a la universidad. Tuvo que aprender a usar la mano izquierda y a escribir de nuevo.
Llewellyn sintió que se había perdido a sí mismo; quería que el menor número posible de personas supieran de su discapacidad.
Más tarde en la vida, él comenzaría a notar síntomas de PTSD. Había empezado a experimentar amnesia y comenzó beber en exceso. También se había convertido en un convicto.
«El ajuste ocurrió antes de salir del servicio porque no iba a poder volver a volar nunca más, así que mi identidad había cambiado por completo», comentó Llewellyn.
Regresando a casa
Para Benson, regresar a casa era aislarse. Dos meses después conoció a la mujer que se convertiría en su esposa y fundó su propia compañía de entrenamiento de caballos. Benson siempre había tenido una pasión por los caballos desde que era joven, y había pasado tiempo en el rancho de su familia al norte de Colorado Springs. Mientras estaba desplegado en Irak, decidió que continuaría con el entrenamiento de caballos profesionalmente después de su servicio. También sabía que quería ejercer una profesión que no implicara estar confinado en un cubículo.
«Pasaron muchas cosas muy rápidamente y no hubo un programa de transición», señaló Benson. «Nada me preparó para mi próximo capítulo en la vida».
Benson luchó por adaptarse a la vida civil después de su viaje de combate. Sintió mucha ira, soledad, y luchó por relacionarse y hablar con los demás. Como resultado, intentó esconderse en su trabajo.
Alrededor de siete años después de su servicio, comenzó a sentir el impacto de las emociones y sentimientos con los que no había lidiado correctamente. Habló con un amigo, y los dos hablaron sobre cuántos veteranos de combate conocían que luchaban por adaptarse a la vida civil, y cómo el índice de suicidios de los veteranos estaba aumentando.
«Me di cuenta de que lo que estaba haciendo para ganarme la vida realmente me estaba salvando», expresó Benson.
Caballos de guerra
A través de su negocio, Benson conoció a Andy y Patricia Brown, y les ayudó a trabajar con algunos de sus sementales. Benson y Andy Brown se acercaron rápidamente, y este último le explicó a Benson que quería hacer algo para ayudar a los veteranos que regresaban a casa después del combate.
Benson se dio cuenta años después de comenzar su negocio que los caballos podrían ser un vehículo excelente para ayudar a los veteranos a adaptarse a la vida civil y le contó a Brown que había pasado los últimos dos años reflexionando sobre sus ideas.
Minutos más tarde, él y los Browns decidieron comenzar War Horses for Veterans en 2014.
Caballos
Según Benson, los caballos tienen una habilidad única para ayudar a los veteranos de guerra a sanar cuando se los trata adecuadamente. Los caballos no juzgan a la gente; pueden enseñar humildad, compasión, y pueden reflejar las emociones de uno. Los caballos también tienen diferentes tipos de personalidad, y los participantes aprenden a adaptarse y a comunicarse con ellos. No solo eso, sino que trabajar con un animal tan grande requiere que los asistentes estén presentes en el momento.
«En primer lugar, concéntrate. Tienes que relajarte y concentrarte, y si no te relajas el animal no va a responder favorablemente. Puede sentir tu ansiedad y la percibirá, pero a medida que te concentras y aseas al caballo, te calmas», aseguró Llewellyn.
Llewellyn había trabajado con un caballo llamado Rifle en War Horses for Veterans (Caballos de guerra para veteranos), y el caballo le ayudó inmensamente con su propio desarrollo personal. Se dio cuenta que cuando preparaba a Rifle, aprendió a concentrarse y a relajarse. Fue capaz de desarrollar la confianza, la concentración y la habilidad, que le dio una sensación de control.
Como dice Benson en el sitio web de la organización, «Los caballos son el puente, los veteranos son su mejor terapia».
War Horses for Veterans ofrece un programa gratuito de tres días, y la organización lleva a Kansas a veteranos de combate de todo el país. Los grupos se conforman de cuatro a seis veteranos, y pueden regresar cuando quieran, siempre y cuando traigan a otro veterano de combate y se conviertan en sus mentores.
Después de que Llewellyn buscara tratamiento para el TEPT, decidió participar en el programa. Siempre había disfrutado trabajando con caballos, y Benson le aseguró que el programa le ayudaría a convertirse en un mejor jinete. Además, pudo reconectarse con su artillero de Vietnam, a quien no había visto en más de 40 años. Aprender a trabajar con caballos y reconectarse con su amigo de Vietnam tuvo un impacto tremendo en él.
«Es fantástico porque puedes reírte de las cosas graciosas que pasaron. Tienes a alguien que ha estado ahí y ha hecho esto. No hay ningún retardo en la comunicación», explicó Llewellyn. «Es reconfortante cuando te encuentras con los chicos con los que has servido porque son tus hermanos y siempre lo serán».
Ajustándose a la vida civil
Para Llewellyn, montar a caballo es la actividad más cercana a pilotar un helicóptero que jamás haya experimentado. Tanto montar a caballo como volar requiere movimientos sutiles de control, postura y comunicación. Pudo ver que el programa estaba ayudando, y fue capaz de experimentar un inmenso crecimiento personal. Ahora es un mentor.
«Encontré mi pasión. Me dio el enfoque porque pude ver que estaba ayudando a la gente que ha pasado por el programa a encontrar algo de estabilidad y algunos atributos positivos en su vida que quieren continuar y mejorar de cualquier manera que puedan hacerlo», enfatizó Llewellyn.
Durante la primavera de 2018, Benson hizo arreglos para que Llewellyn y su francotirador volvieran a volar un helicóptero. Era la primera vez que pilotaba un helicóptero desde la guerra de Vietnam.
«Fue como andar en bicicleta. Puedo cerrar los ojos y repetir todo el vuelo», exclamó Llewellyn.
Benson explicó cómo la reconexión con los amigos del equipo de combate y el trabajo con los caballos ayuda a los veteranos de guerra en su propio crecimiento personal. Aunque cada persona es diferente, los participantes pueden ser vulnerables, contar con el apoyo de sus amigos, redescubrir su confianza nuevamente, aprender a dejar ir y reflexionar, sostuvo Benson. Los participes también aprenden las habilidades críticas de comunicación y confianza, lo que les ayuda a adaptarse a la vida civil.
«El mayor cambio que ocurre es que no tienes miedo del futuro. Empiezas a controlar tu futuro», añadió Llewellyn.
Al final del programa, los participantes pueden establecer contactos entre sí y descubrir oportunidades de trabajo. War Horses for Veterans también tiene relaciones con grandes empresas y ayuda a los participantes a ponerse en contacto con sus empleadores y a concertar entrevistas. Además, las habilidades que aprenden en War Horses for Veterans los coloca en una posición favorable para tener éxito.
«Cuando entran en el campo civil, están listos para asumir los retos y confiar en sí mismos y en las habilidades para hacerlo», mencionó Llewellyn.
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