Durante años se ha llamado a la República de Angola «el país pobre más rico de África», repleto de petróleo y diamantes, pero malgastado por 40 años de guerras por poderes y saqueado por los cleptócratas nativos.
Tras el fin de una sangrienta guerra civil en 2002, el gobierno buscó inversores internacionales, y en dos años banqueros del régimen chino llegaron a Luanda con el mensaje: «Somos de Beijing, y estamos aquí para ayudar».
Sin embargo, casi 20 años después de proyectos respaldados por el estado chino, Angola está comprometida con USD 21,000 millones adeudados a China a pesar de que Angola tiene un crecimiento negativo y más del 50 por ciento de su población es desesperadamente pobre.
Este es el caso presentado por un grupo de expertos que evaluaron la situación de Angola en el Instituto Hudson de Washington el 7 de febrero.
El principal de ellos fue el periodista y activista anticorrupción Rafael Marques de Morais, de 52 años, junto con el economista de Hudson Thomas J. Duesterberg, la ejecutiva del Instituto Republicano Internacional Jenai Cox y el investigador del Hudson Nate Sibley.
El «Odioso legado de la ayuda china al desarrollo en África: El caso de Angola», es el documento de posición escrito conjuntamente por Marques y Duesterberg.
Gran parte de África está asolada por la «angustia de la deuda» debido a la práctica china de la diplomacia de la trampa de la deuda, argumentan los académicos de Hudson.
Angola es un cuento con moraleja, según Marques. Independientemente de las intenciones de los prestamistas chinos, que operaban desde compañías ficticias que eran representantes de la República Popular China, los proyectos que China ha llevado a cabo estaban mal construidos, y cuantiosos fondos prestados para el desarrollo de Angola se pagaron en realidad a la familia del corrupto dictador angoleño, según Marques. Por ello, recomienda que se renegocie la devolución de los préstamos.
«Calculamos que el 50% de la deuda nacional angoleña no la debe el gobierno, sino un puñado de ciudadanos particulares [angoleños]», dijo Marques. «Los ciudadanos angoleños no deberían tener que pagar las deudas de estos ciudadanos privados. Todavía no sabemos qué parte de los fondos prestados se destinó a infraestructuras y qué parte se robó», agregó.
Lo ocurrido en Angola forma parte de un patrón más amplio de inversión china en África, según Nate Sibley, investigador del Instituto Hudson.
En toda África, donde existe una colaboración corrupta entre los líderes africanos y los financiadores chinos, “China es el socio principal”, dijo Sibley.
Angola rechazó un compromiso de préstamo con el Fondo Monetario Internacional en 2002, porque los funcionarios angoleños rechazaron las condiciones de transparencia, según Marques, mientras que los prestamistas chinos no exigen esas condiciones, lo que deja margen para los sobornos. China tampoco revela las condiciones de pago, o si las naciones se arriesgan a la confiscación de bienes nacionales en caso de impago.
“Están promoviendo agresivamente un modelo de desarrollo diferente. Los préstamos de soberano a soberano se han convertido en préstamos a empresas privadas con estatus cuasigubernamental. Pero si esa empresa privada quiebra, el gobierno [africano] hereda la deuda”, dijo Sibley.
China comenzó a invertir fuertemente en los países en desarrollo hace 30 años, eligiendo dar prioridad a las naciones que tenían malos antecedentes en el estado de derecho, dijo Sibley. “El crecimiento milagroso de China en la década de 1990 ocurrió debido a la especulación salvaje y la toma de riesgos que no necesariamente ayudaron al desarrollo, siempre y cuando ayudaran a la agenda política del Partido Comunista Chino (PCCh)».
“Billones de dólares fueron a parar a países que no podían absorberlos, y los proyectos se hicieron mal”, dijo.
La anunciada Iniciativa de la Franja y la Ruta de China en África, financiada con más de un billón de dólares, es una cinta transportadora del control del PCCh, según Marques. El Ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, se reunió con el Presidente de Angola, João Lourenço, el 12 de enero para conmemorar el 40° aniversario de las relaciones diplomáticas de China, pero no llegó con las manos vacías.
«Hace poco nos visitó el Ministro de Asuntos Exteriores de China, que anunció un nuevo préstamo de USD 250 millones para la cobertura de banda ancha», dijo Marques a la audiencia en Hudson.
La ministra de finanzas de Angola, Vera Daves, dijo a un medio de comunicación: «esto es ‘más favorable’ para Angola que las condiciones del mercado con un período de vencimiento de hasta 20 años y sin garantía asociada».
“Sin embargo, ¿Angola ha realizado una evaluación de riesgos adecuada?”, preguntó Marqués.
“Este proyecto podría ser un caballo de Troya, ya que existe un riesgo considerable de vigilancia”, dijo Marques al grupo.
“Y ya le debemos a China USD 21,000 millones, con el resultado de que se necesita cerca del 50% del presupuesto del gobierno nacional para pagar esta deuda. ¿Por qué Angola asume más préstamos?», preguntó Marques.
La inversión de China en Angola es paralela a sus vastos proyectos de desarrollo económico en la cercana Nigeria, la nación más poblada y rica de África. El Ministro de Relaciones Exteriores Gang llegó a Lagos el 23 de enero en el debut del puerto marítimo profundo de China de USD 1500 millones, el 75 por ciento del cual es propiedad de China, y que, según dijo, supondrá un «cambio radical» para la economía nigeriana. Es cierto que se aliviarán los atascos de los barcos que intentan descargar mercancías en Lagos.
Al mismo tiempo, se espera que Lagos se convierta en el centro de contenedores no solo de Nigeria, sino de toda África.
Los críticos señalan con frecuencia que las condiciones de los préstamos chinos suelen estipular que un alto porcentaje de ciudadanos chinos serán empleados en el proyecto resultante. Las grandes inversiones en Angola han visto cómo los puestos de trabajo poco cualificados eran desempeñados por angoleños con las escalas salariales más bajas, mientras que los empleos mejor remunerados se entregaban a contratistas chinos.
No se sabe cuántos de los miles de puestos de trabajo que se crearán en el puerto de aguas profundas de Nigeria o la instalación de banda ancha de Angola se destinarán a ciudadanos de esas dos naciones, pero la posición de China en el gran juego de África seguramente ha avanzado.
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