Opinión
Cuando eres ciudadano viviendo en un país democrático, tienes ciertos derechos y privilegios que un no ciudadano no tendría. Uno de ellos es el derecho al voto. A su vez, los ciudadanos que pueden participar en el proceso electoral también deberían ser los que discuten y determinan las reglas de votación en sus comunidades.
Todo esto parece justo y sensato, ¿cierto? Pero San Francisco parece pensar lo contrario.
Kelly Wong, una no ciudadana que no tiene permitido votar legalmente, fue nombrada para la comisión electoral de San Francisco el 14 de febrero. Originaria de Hong Kong, emigró a Estados Unidos en 2019 para estudios de posgrado y actualmente es defensora de los derechos de los inmigrantes para el grupo de derechos civiles, Chinos por la Acción Afirmativa. La editora de noticias de fin de semana de KQED, Azul Dahlstrom-Eckman, escribió el 15 de febrero que se cree que Wong es «la primera no ciudadana nombrada para la comisión», que es un «organismo civil de siete miembros que supervisa y crea políticas para el Departamento de Elecciones de la ciudad».
Hay que dejar en claro que su nombramiento no es ilegal de ninguna manera, forma o modo.
Los votantes de San Francisco aprobaron una medida en 2020 que «eliminó el requisito de ciudadanía para servir en los consejos, comisiones y órganos consultivos de San Francisco», escribió Dahlstrom-Eckman. Los funcionarios de la ciudad, como la alcaldesa actual, ahora tienen la capacidad de hacer este tipo de nombramientos. Wong recibió la aprobación unánime de la Junta de Supervisores de San Francisco y, según se informa, planea utilizar su papel de comisionada no remunerada para aumentar la participación de los votantes y mejorar la correcta traducción de los materiales electorales.
«Aunque hablo inglés con fluidez, todavía enfrento desafíos al navegar un nuevo sistema, y ni hablar de participar en conversaciones y actividades políticas», dijo Wong a KQED antes de su ceremonia de juramentación. «He visto cómo las barreras del idioma y la cultura impiden que los inmigrantes con dominio limitado del inglés ejerzan plenamente su derecho al voto. ¿Hay alguna forma de llevar a cabo la divulgación del voto que no se limite solo a la traducción, sino que también pueda abordar la educación política manteniendo la neutralidad e imparcialidad en las elecciones?»
La compasión y determinación de Wong para ayudar a otros inmigrantes a aprender más sobre los procedimientos de votación estadounidenses podrían ser genuinas. Pero había otras formas en las que podría haber sido parte del discurso público como no ciudadana y, con el tiempo, como ciudadana.
Ella podría haberse unido a una organización diseñada para ayudar a los nuevos inmigrantes a aprender más sobre Estados Unidos, incluidos los entresijos del proceso electoral. Una rápida búsqueda en internet reveló varias posibilidades en su ciudad, incluyendo el Centro de Recursos Familiares del Buen Samaritano, la Coalición de Servicios para Asilados, Inmigrantes y Refugiados de San Francisco, CARECEN SF y el Centro Juvenil Comunitario de San Francisco. También está la Oficina de Compromiso Cívico y Servicios para Inmigrantes en San Francisco, que opera y financia diferentes programas y talleres. Incluso podría haber iniciado una organización privada que se centrara específicamente en comprender los procedimientos de votación y las elecciones para los nuevos inmigrantes.
En cambio, el hecho de que fuera nombrada para el cargo de comisionada plantea muchas señales de alerta. Colocar a un no ciudadano en una comisión que supervisa la votación y crea políticas para los ciudadanos en las elecciones establece un mal precedente para su ciudad y para la política estadounidense en general.
Este es un claro ejemplo de cómo las ciudades liberales y demócratas, como San Francisco, ubicada en el estado (en su mayoría) liberal y demócrata de California, van a empujar los límites de las reglas tanto como les sea posible.
Una forma fácil de los demócratas para establecer lazos duraderos con las comunidades de no ciudadanos es eliminar las reglas de larga data que les han impedido participar en las elecciones antes de convertirse en ciudadanos. Estas regulaciones no se establecieron como barreras, sino con las mejores intenciones. La mayoría de los inmigrantes en Estados Unidos y en otras democracias occidentales siempre han aceptado históricamente el hecho de que debe haber un rito de paso antes de obtener la ciudadanía. El proceso de inmigración puede ser difícil y engorroso, pero la recompensa es el acceso a las libertades individuales, libertades y privilegios que quizás no hayan experimentado en sus países de origen. Esto incluye el derecho a participar en el proceso electoral. Si esta regla bien intencionada puede ser eliminada con un chasquido de dedos de un político partidista, perjudica a todo el sistema electoral estadounidense.
También abre la puerta a la posibilidad de fraude electoral en un futuro no muy lejano. Un no ciudadano con intenciones maliciosas podría unirse algún día a una comisión electoral en cualquier ciudad e intentar interrumpir las regulaciones de votación y cambiar los procedimientos electorales desde dentro. Obviamente, un solo comisionado no ciudadano no podría anular la mayoría. Sin embargo, el nombramiento de varios comisionados no ciudadanos en una ciudad sí podría hacerlo.
Wong puede que no se ajuste a ninguna de estas descripciones, pero su participación como no ciudadana en la comisión electoral de San Francisco sigue siendo una decisión poco sabia. Sin embargo, es probable que para la multitud de políticos liberales que dirigen su ciudad, estén bastante contentos con el resultado de todo esto.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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