Ontario, Canadá – ¿Cuál es el fracaso N° 1 de la política exterior occidental? Hasta hace unos años, muchos habrían dicho que el fracaso N° 1 fue el de no detener el ascenso del Tercer Reich de Hitler en Alemania en la década de 1930, señala el autor estadounidense Gordon Chang. Pero ahora, dice Chang, hay un nuevo candidato para el primer puesto: la incapacidad de Occidente para moderar el comportamiento de China comunista.
“Es hora de que en Occidente reconozcamos los errores y pongamos fin al autoengaño”, dijo Chang, un habitual comentarista en los medios sobre China y autor del libro “El próximo colapso de China”, en una charla en la Universidad de Brock, en el sur de Ontario, Canadá.
El asunto se remonta a décadas de política errónea sobre China, pero un ejemplo reciente es cómo Washington trató la agresión de China tras el enfrentamiento de Scarborough Shoal en 2012, un territorio (arrecife) disputado entre China y Filipinas en el Mar de la China Meridional, dijo Chang.
Después de un acuerdo negociado con Estados Unidos, Filipinas retiró su buque de la zona de conflicto hasta que se llegara a un acuerdo sobre la pertenencia del territorio en disputa. Sin embargo, Beijing no retiró sus fuerzas desplegadas en la zona.
“Para evitar conflictos, altos funcionarios de la Casa Blanca decidieron no hacer cumplir el acuerdo que habían negociado”, dijo Chang. “Pero lo que hicimos al no hacer nada fue mostrarles a los chinos que pueden hacer lo que quieran”.
El resultado fue que China aumentó su presencia militar en otros territorios en disputa en la región del sudeste asiático.
“Los chinos eran los villanos, pero es porque Occidente, y en particular Estados Unidos, permitió que los chinos se conviertan en villanos. Hemos olvidado cada lección sobre cómo tratar con los regímenes de línea dura”, dijo Chang.
Entre los factores que pusieron a Occidente en el camino equivocado respecto con China, se encuentra el hecho que Occidente no entendió verdaderamente la naturaleza del sistema soviético comunista, pensando que la Unión Soviética era un estado como cualquier otro, según Chang.
“En vez de reconocer la naturaleza empíricamente beligerante del comunismo, pensamos, bueno, ok, China es solo otro país”.
Este enfoque erróneo se puede ver en lo que dijo Winston Lord -asistente de Henry Kissinger, el ex secretario de Estado de Estados Unidos que negoció el acercamiento con China- cuando una vez dijo que la política estadounidense hacia China debía basarse en “mitos necesarios”.
Pero basar las políticas en mitos tuvo sus consecuencias, una de las cuales fue que el régimen chino nunca se encaminó hacia la democracia, como resultado de tener unas relaciones más estrechas con Occidente, como muchos habían esperado, dijo Chang.
“La política occidental hacia China subestimó fundamentalmente la hostilidad, la beligerancia, la implacabilidad y la voluntad de poder del Partido Comunista de China”, explicó Chang.
Refiriéndose a la conexión canadiense, Chang apuntó a los recientes comentarios del cónsul general chino en Calgary, Lu Xu, sobre el arresto por parte de Canadá de la directora financiera de Huawei, Meng Wanzhou, a petición de los Estados Unidos. “Lamentablemente, algunas naciones parecen no estar dispuestas a dar una oportunidad a China”, dijo Lu Xu en febrero.
En realidad, China tuvo muchas oportunidades, “y agotó la paciencia de muchos”, dijo Chang.
La ‘ventana de oportunidades’ para Beijing
Las recientes ambiciones de China aumentaron a medida que los líderes chinos ven “una ventana de oportunidad que se cierra”, y que Chang atribuye a cuatro factores: la degradación ambiental, el malestar y descontento social, el declive demográfico y el fracaso económico.
La contaminación empeora, además China se enfrenta al problema de la escasez de agua, lo que genera muchos problemas, incluido impedir el normal desarrollo económico.
El régimen chino también entiende que perdió los “corazones y las mentes” de los ciudadanos chinos, como lo demuestran las protestas de diferentes sectores de la sociedad en todo el país asiático. Entre estos se encuentran inversionistas, veteranos del ejército, propietarios de viviendas perjudicados y padres de niños vacunados con vacunas vencidas, entre otros.
“Eso apunta a un descontento fundamental en la sociedad, y el comunismo no tiene respuesta para eso”.
La crisis demográfica de China es grave, agregó Chang, con un descenso demográfico durante un siglo en las proyecciones. El cambio de la política de un solo hijo a una política de dos hijos no produjo el “baby boom” que las autoridades chinas habían esperado.
“El efecto de una grave crisis demográfica, como la de China, solo se siente con el tiempo”, añadió Chang. Y eso también contribuye al cuarto factor, el declive económico.
“Incluso si uno cree en los números de China, China está acumulando deuda una vez y media más rápido que la producción económica”, dijo Chang.
Así que si el mundo, en los últimos tiempos, está observando que China está actuando de manera particularmente hostil y provocativa, “es porque tienen la sensación de que se les está acabando el tiempo”.
“Si a China se le está acabando el tiempo, también a todos los demás”. Esto significa que llegó el momento que Occidente cambie su enfoque sobre China, señaló Chang.
“Apostamos a que podíamos asociarnos, reformarlos, hacernos amigos de un superestado comunista, y nos equivocamos. Y como estábamos equivocados, ahora tendremos que ajustar nuestras políticas”.
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