¿Cuándo fue la primera vez que se sintió conectado a la vida de una ciudad?
Cuando era más joven, podía ver el ajetreo del mundo que me rodeaba: los altos edificios de oficinas, los negocios, el tráfico, la construcción, la gente corriendo a hacer cosas. Pero todo se sentía extraño e irreconocible.
Eran cosas que otras personas hacían y lugares a los que otras personas iban. No tenía ni idea cómo era dentro de esas cosas. Cuando era niño y adolescente, era un consumidor neto, tomaba lo que me daban y no contribuía mucho.
Tuve que conseguir un trabajo antes de empezar a darme cuenta de la belleza del horizonte de una ciudad, o incluso de una concurrida interestatal. Los altos edificios de oficinas, los negocios, el tráfico, la construcción, la gente que se apresura a hacer cosas, soy parte de ese flujo ahora. Sé cómo son estos lugares, cosas y actividades. Conozco algo de lo que se necesita para crear valor en el mundo.
Y eso es algo maravilloso.
Cuando creo cosas, me conecto con todos los demás creadores, ya sea que estén arreglando autos o encordando guitarras o construyendo hojas de cálculo. Todos tratamos de mejorar nuestras vidas intercambiando el valor que tenemos por el valor que tiene otra persona. Eso nos pone en un flujo de intercambio virtuoso. Ese flujo, en última instancia, mejora las vidas de todas las demás personas en todos los demás coches que se precipitan hacia el horizonte de la ciudad.
Visto de esa manera, todos los que pasan por la interestatal ahora son compañeros de trabajo, o (mejor aún) compañeros de una sinfonía. Y cada edificio, cada helicóptero o avión, cada tren, cada imponente hito de la vida de la ciudad se vuelve familiar. En lugar de encontrar una ciudad que se siente aterradora, imponente o extranjera, me siento en casa y comprometido. Pertenezco aquí, en medio de la actividad de la vida.
Consiga un trabajo lo antes posible. Sea parte de la corriente. Contribuya. Construya. Mientras sea bueno, sea parte de ello.
James Walpole es un escritor, un comercializador emergente, un explorador intelectual y un aprendiz perpetuo. Es un ex-alumno de Praxis y becario Eugene S. Thorpe de la Fundación para la Educación Económica. Escribe regularmente en JamesWalpole.com. Este artículo fue publicado originalmente en la Fundación para la Educación Económica.
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