No podemos elegir a nuestros vecinos, pero podemos elegir ser amables, considerados, respetuosos y, en general, el tipo de persona que queremos que viva al lado o en la misma manzana que nosotros.
Sonría y salude
Ser amable y reconocer a quienes viven cerca de usted puede ser contagioso: si usted lo hace, lo más probable es que ellos también lo hagan. Es habitual que los vecinos no se conozcan entre sí, pero los beneficios de tender la mano primero compensan con creces el mínimo esfuerzo necesario. Pasear al perro —o con los niños— es una forma estupenda de conocerlos y charlar. Puede que descubra que tienen mucho en común y haga un nuevo amigo. Además, si los ve en el supermercado, sonría y diga «hola».
Dé buen ejemplo
Piense en qué comportamientos podrían irritarle y asegúrese de no ser culpable de ellos. La lista probablemente incluya hacer demasiado ruido demasiado pronto o demasiado tarde por la noche, como cortar el césped, utilizar una motosierra para podar árboles u organizar una fiesta que resulte un poco ruidosa después de que se ponga el sol. Otros «no hacer» son dejar el cortacésped u otros objetos antiestéticos en la entrada de casa toda la semana, dejar que los perros ladren todo el día o toda la noche o sobrevolar los patios con un dron.
Sea respetuoso
Usted no meta basura en los botes del vecino ni amontone restos de jardín en su propiedad. Si su perro hace sus necesidades en el césped de la casa de al lado, límpielo inmediatamente. Del mismo modo, enseñe a sus hijos a permanecer en su jardín y a pedir permiso antes de recoger una pelota perdida o un frisbee de la propiedad ajena. Si organiza una barbacoa en el jardín para sus amigos «más bulliciosos», es menos probable que los vecinos de ambos lados y de detrás de usted se quejen si los invita a asistir.
Sea servicial
Ser buen vecino significa estar dispuesto a echar una mano al vecino que lo necesite. Por ejemplo, si lo ve trabajando en un proyecto, como la construcción de una terraza, y usted es hábil con el martillo, pregúnteles si necesitan ayuda, pero no se ofenda si rechazan la ayuda: se trata de un gesto amistoso. Procure no parecer un sabelotodo; no de por sentado que no saben cortar el césped, pintar la casa o montar un jardín.
Mantenga su casa en buen estado
Mantener el césped y los árboles bien podados demuestra orgullo por su casa, mantiene su valor y contribuye a la belleza general del vecindario. Pero vaya un paso más allá y pasee por la calle desde su casa para ver las vistas de quienes viven cerca de usted. ¿Necesita una mano de pintura? ¿O tal vez llegó el momento de lavar a presión la acera? ¿Hay tejas sueltas o perdidas en el tejado? ¿Hay una mancha de aceite en la entrada? Haga usted una lista y póngase manos a la obra.
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