Un condado de la provincia de Hubei, en el norte de China, fue puesto en estado de «tiempo de guerra» para evitar la propagación del COVID-19, aunque los funcionarios locales no confirmaron públicamente ningún brote local.
Los funcionarios chinos del condado de Luotian anunciaron el 12 de noviembre a través de su cuenta de redes sociales en Weibo, que «se impondría una disciplina bélica para establecer los esfuerzos de prevención de la salud local en un estado de «alta eficiencia», Weibo es el equivalente a Twitter en China.
Las autoridades solicitaron que se tomaran las temperaturas de la gente en lugares públicos como mercados, restaurantes y cines. Los centros de detención locales y los centros de ancianos fueron puestos bajo «gestión cerrada». Además, se pidió a los padres que no entraran a los patios de las escuelas a menos que fuera necesario.
Además, los ciudadanos locales debían evitar viajar a regiones consideradas de riesgo medio a alto para contraer COVID-19, incluyendo la Nueva Área de Binhai en la ciudad de Tianjin, la Nueva Área de Pudong en Shangai, los condados de Gengma Dai y Va en la provincia de Yunnan, y el condado de Yingshang en la provincia de Anhui, todos con brotes recientes.
El COVID-19 es una enfermedad causada por el virus del Partido Comunista Chino (PCCh), comúnmente conocido como nuevo coronavirus. El virus apareció por primera vez en Wuhan, la capital de Hubei, a finales de 2019.
Un empleado del centro de prevención y control de enfermedades en la ciudad de Fengshan, ubicada en el condado de Luotian, dijo a la edición china de The Epoch Times que las personas que regresaran a la ciudad desde zonas de riesgo medio a alto serían sometidas a una autocuarentena de 14 días. Además, tendrán que pagar por sus propias pruebas de COVID-19.
El empleado reveló que algunas personas que regresaron de Shanghai fueron puestas en cuarentena.
Los funcionarios del condado de Luotian no informaron ningún caso de infección reciente confirmado en su sitio web o en su cuenta de Weibo hasta el momento de la redacción de este artículo.
Li Hua (seudónimo), residente de la ciudad de Huanggang, también en el condado de Luotian, dijo que los funcionarios locales no habrían impuesto medidas de guerra sin motivo.
«Creo que debe haber habido algunos casos de infección, pero no se están reportando», dijo Li. «En base a lo que ha sucedido en el pasado, hay infecciones, pero aún no han dado lugar a un brote de casos».
Un empleado del Hospital Popular de Luotian, contactado por The Epoch Times, dijo que muchas personas se hacían la prueba del virus todos los días.
Las medidas de cierre estaban afectando el sustento de la gente. El dueño de un restaurante local dijo que como los clientes tenían que mostrar sus códigos de salud antes de poder cenar, menos personas de fuera de la ciudad lo habían visitado.
En medio de la pandemia, Beijing exigió a los ciudadanos que descarguen aplicaciones que generan un código de salud digital de tres colores. Después de introducir la información de salud, las aplicaciones determinan si el usuario puede viajar libremente o permanecer en cuarentena. Este seguimiento de los movimientos de las personas ha causado algunas preocupaciones sobre la privacidad.
Wuhan
Mientras tanto, los residentes de Wuhan expresaron su preocupación de que su ciudad pueda ver un resurgimiento del virus, tras la forma en que los funcionarios de salud locales manejaron dos incidentes separados del COVID-19.
El 10 de noviembre, los funcionarios de salud de la ciudad de Qianjiang, que está a unas dos horas en coche de Wuhan, informaron que un hombre de 52 años, de apellido Wang estaba infectado con el virus. Wang viajó a Hohhot, la capital de Mongolia Interior, desde Kazajstán el 16 de octubre. Al día siguiente dio positivo al virus y fue puesto en cuarentena. Fue liberado de la cuarentena después de dar negativo el 31 de octubre.
Wang tomó un vuelo a Wuhan el 1 de noviembre y tomó el metro de la ciudad para volver a su casa en Qianjiang. Como parte de las medidas locales de prevención de la salud, se hizo otra prueba para el virus el 10 de noviembre y esta vez, el resultado fue positivo.
El 11 de noviembre, los funcionarios de salud de Qianjiang anunciaron que hicieron la prueba a 387 personas en el barrio de Wang y afirmaron que todas ellas dieron negativo.
Un residente de Wuhan llamado Tian Lei (un seudónimo) dijo que muchas personas que viajaban en el metro de Wuhan no llevaban mascarillas, y dijo que el riesgo de que otros viajeros contrajeran el virus por Wang podría ser significativo.
Tian también cuestionó si los funcionarios locales fueron minuciosos en su investigación para descubrir a las personas que habían estado en contacto con Wang, ya que él viajaba en transporte público, con un alto flujo de tráfico humano.
«El riesgo de resurgimiento [del virus] es muy grande», concluyó Tian.
Recientemente, un residente de Wuhan quien pidió permanecer en el anonimato compartió con la edición en chino de The Epoch Times un aviso a la comunidad, fechado el 11 de noviembre, publicado en el distrito de Jianghan, en Wuhan. El aviso anunciaba que un residente local estaba infectado con el virus, y, como resultado, las comunidades locales se ponían bajo «gestión de cierre». También pedía a la gente que se pusiera en contacto con las autoridades locales si tenían fiebre o tos.
Al día siguiente, los funcionarios del distrito de Jianghan emitieron un anuncio en su cuenta de Weibo, diciendo que el anuncio de la comunidad era un «apoyo para un ejercicio de simulación» para practicar los esfuerzos de prevención de la salud. Los funcionarios agregaron que el mensaje del aviso era inventado e instaron a la gente a no entrar en pánico.
Tian expresó dudas de que el aviso fuera simplemente una «simulación».
«El [gobierno] de Wuhan ha estado promoviendo sus logros [de contener la propagación del virus], y no quiere que ninguna nueva infección [se conozca públicamente]», dijo Tian.
Tian añadió que no le sorprendía que los funcionarios trataran de refutar las afirmaciones del aviso. «Ya han mentido sobre estas cosas antes».
El encubrimiento inicial de las autoridades sobre el virus del PCCh ha sido bien documentado. La policía de Wuhan silenció a ocho médicos, entre ellos al oftalmólogo Li Wenliang, luego que éstos utilizarán las redes sociales chinas para advertir sobre una nueva forma de neumonía viral a finales del pasado diciembre.
Li fue convocado a una comisaría local por «propagar rumores». Murió un mes más tarde después de contraer el virus por un paciente infectado.
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