En una campaña cada vez más intensa para suprimir la libertad de expresión, las autoridades comunistas chinas han arrestado y presentado cargos contra once ciudadanos chinos por presuntamente brindar a The Epoch Times información que documentaba las medidas draconianas de los cierres por el virus.
De ser condenados, los once ciudadanos enfrentan una pena máxima de cadena perpetua, según la Procuraduría Popular Suprema del Partido Comunista Chino.
La junta editorial de The Epoch Times condena esta supresión de la prensa libre y de los derechos humanos básicos en los términos más enérgicos posibles, e insta a Beijing a liberar inmediatamente a los once ciudadanos chinos.
Estos últimos arrestos han sido condenados por el Departamento de Estado de EE.UU., que urge a Beijing a «cesar sus esfuerzos por silenciar a quienes tratan de informar la verdad».
El Comité para la Protección de los Periodistas también condenó los arrestos, e instó a las autoridades comunistas a inmediatamente liberar y retirar los cargos contra los once ciudadanos chinos.
Durante más de 20 años, los ciudadanos chinos han tomado a The Epoch Times como una voz de confianza, y nos han brindado historias, imágenes, vídeos, documentos y otros tipos de información. Esto incluye información privilegiada de los propios funcionarios desilusionados del PCCh.
Esta vital fuente de información nos ha permitido informar al mundo lo que realmente está ocurriendo en China.
Pero para el PCCh, el control absoluto del flujo de información ha sido fundamental para mantener su régimen durante las últimas siete décadas.
Para romper esta censura y propaganda, chino-americanos que vieron la necesidad de una prensa independiente que ofreciera noticias veraces y sin censura fundaron The Epoch Times en el año 2000. Este mismo compromiso con el periodismo independiente constituye el ADN de la edición en español de The Epoch Times, que se lanzó cinco años después.
Pero aunque The Epoch Times ha provisto noticias sin censura a decenas de millones de ciudadanos chinos, el PCCh siempre ha tratado de obstruir este libre flujo de información.
Nuestro primer grupo de reporteros y editores dentro de China fue arrestado y algunos fueron encarcelados hasta 10 años —la mayoría de ellos, torturados— por trabajar para The Epoch Times.
Fuera de China continental, hemos enfrentado regularmente el acoso y la injerencia del PCCh.
En Hong Kong, nuestra imprenta ha sido atacada varias veces. Fue incendiada en noviembre de 2019, y en abril de 2021 las máquinas de impresión fueron destrozadas por intrusos con mazos.
Andrew Hamilton, en su discurso de 1735 defendiendo la libertad de prensa, dijo: «El poder puede compararse justamente con un gran río; mientras se mantiene dentro de sus límites, es bello y útil, pero cuando se desborda, es entonces demasiado impetuoso para ser frenado; arrastra todo lo que tiene delante. Y trae destrucción y desolación dondequiera que llegue».
En el mundo libre, entendemos que la libertad de prensa contribuye a mantener la sociedad abierta y sana. En nuestro mundo actual, tan conectado, las noticias de un lugar pueden ser vitales para el resto del mundo.
Lo que ocurre en China no solo afecta a China, sino que tiene el potencial de afectar al mundo entero, como hemos visto con la pandemia.
Si el mundo hubiera sabido lo rápido que se estaba propagando el virus en Wuhan desde el principio, si hubiéramos sabido cuántas personas murieron en una etapa temprana (el número real de muertes en China sigue estando encubierto), el mundo habría tomado diferentes medidas para proteger a la gente.
No es ningún secreto que muchos medios de comunicación de Occidente han sido comprados e infiltrados por el PCCh. Sin embargo, es nuestro deber mantenernos firmes frente a la represión del PCCh y decir la verdad. Esperamos que más medios de comunicación tengan la valentía de informar honestamente sobre el PCCh —y con ello, de hecho, salvar vidas— tanto dentro como fuera de China.
No estamos solo defendiendo a estos valientes ciudadanos chinos que arriesgaron su propia seguridad para dar a conocer al mundo la verdad. No estamos aquí solo para defender la libertad de prensa. Estamos aquí para defender nuestra dignidad básica como seres humanos.
Agradecemos la confianza y el apoyo de los ciudadanos chinos. A lo largo de toda nuestra historia, han tenido la valentía de asumir grandes riesgos para transmitirnos noticias. Agradecemos el apoyo del Departamento de Estado y del Comité para la Protección de Periodistas.
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