Análisis de noticias
Los confinamientos por COVID en China están deteniendo la actividad manufacturera que se realiza allí y alarmando a los líderes empresariales mundiales que dependen de ese país para la construcción de piezas y la fabricación de sus productos.
El director ejecutivo de Mercedes Benz, Ola Kallenius, le dijo a Bloomberg el 29 de abril que “los nuevos bloqueos en Shanghai, y en otros lugares de China, afectan el negocio y también las cadenas de suministro chinas y globales”.
Un alto ejecutivo de un proveedor internacional que fabrica en China, India y Vietnam advirtió en un artículo del South China Morning Post, ese mismo día, que los cierres en Beijing están haciendo que China sea menos competitiva para las empresas que pueden elegir y que comparan constantemente las ubicaciones de sus negocios en función de parámetros como la estabilidad, el coste laboral y la logística.
“Es crucial que las actuales políticas draconianas sobre el COVID en China no puedan normalizarse”, dijo. “La estricta política actual de prevención de epidemias hará que [Beijing] pierda puntos en el futuro”.
Según un análisis del Nikkei Asia, dado a conocer el 28 de abril, aproximadamente la mitad de los 200 principales proveedores de Apple fabrican en los alrededores de Shanghai, donde los bloqueos por coronavirus son algunos de los más estrictos del mundo, incluidas las restricciones de tráfico y bloqueos masivos cuando se detecta un solo caso. Esto, a pesar de las tasas de mortalidad relativamente bajas y la dificultad de controlar la variante ómicron altamente contagiosa.
Los proveedores de Apple afectados van desde ensambladores de iPhone y iPad “hasta fabricantes de componentes como pantallas, placas de circuito impreso, partes térmicas, baterías y componentes acústicos”, según el Financial Times.
Los problemas en el abastecimiento de China, este y el pasado mes, continuarán afectando las cadenas de suministro globales durante el verano, según múltiples informes. Esto disminuirá la oferta de productos terminados y aumentará la inflación de precios.
El remedio, según algunos, serán las tasas de interés más altas que ofrecerán los gobiernos de Estados Unidos y Europa para sacar dinero de la economía privada. Eso disminuirá la demanda de bienes, haciendo bajar los precios, pero aumentando el riesgo de pérdida de negocios, desempleo y recesión.
Elevar las tasas de interés a la meta de inflación tiene más sentido cuando la inflación se debe al gasto excesivo del gobierno y la sobreimpresión de dinero. Tiene menos sentido cuando se debe a problemas de suministro. En este último caso, el remedio debería ser el apoyo a la industria nacional, incluso, lo que es más importante, cuando existan cuellos de botella en la cadena de suministro.
Supongamos que se retira dinero de la economía a través de tasas de interés más altas ofrecidas por la deuda del gobierno en el contexto de cadenas de suministro rotas. En ese caso, el gobierno debería devolver dinero a la economía a través de subsidios dirigidos a la fabricación nacional que proporcionan los insumos que faltan.
Además de los bloqueos de COVID en China, Kallenius mencionó otros dos impactos en las operaciones de Mercedes. Primero, la falta de microchips utilizados en todo, desde tostadoras hasta automóviles; segundo, la guerra de Ucrania, que amenaza con un shock de suministro si Rusia corta su suministro de gas.
Kallenius dijo: “Trabajamos muy de cerca con el gobierno alemán” en la independencia energética como una “máxima prioridad”.
Los gobiernos de Europa y América del Norte también podrían trabajar en estrecha colaboración con las empresas para corregir el error de demasiada deslocalización y contratación en el extranjero. Deberían subsidiar estratégicamente las cadenas de suministro para llevar a sus territorios la fabricación de microchips y desvincularse de las líneas de suministro chinas, además de obtener energía de amigos en lugar de adversarios.
Algunos han de terminar con la “deslocalización” y traer de vuelta la producción a sus países, mientras que otros deberían establecer una línea de suministro de abastecimiento a sus naciones aliadas. Europa, por ejemplo, no puede abastecerse con hidrocarburos propios. La respuesta, para usar un término acuñado por la secretaria del Tesoro de EE.UU., Janet Yellen, es el “friend-shoring”, o sea, el procedimiento de restauración económica apoyada en amigos cercanos.
Que el Departamento del Tesoro acuñe más que la moneda, durante un periodo inflacionario, es una buena señal para las empresas.
Pero si se las deja solas, las empresas casi siempre ignorarán las externalidades negativas de su abastecimiento para maximizar las ganancias. Mejorar su abastecimiento desde una perspectiva de bien público requiere apalancarlas a través de la concesión de subsidios a las empresas que proporcionan externalidades positivas y la imposición de tarifas a aquellas que causan externalidades negativas. Un ejemplo de una externalidad negativa es el poder que se le brinda a los dictadores causado por las compras a Rusia y China.
Subsidios y aranceles, conocidos en conjunto como “política industrial”, solían ser malas palabras entre los economistas. Después de los confinamientos en China, la escasez de semiconductores y la crisis energética por la guerra de Vladimir Putin, deben limpiarse y prepararlas para que causen un impacto positivo.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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