Un grupo de congresistas estadounidenses expresaron su solidaridad con los 19 religiosos católicos que fueron liberados el pasado domingo por el régimen nicaragüense. Y a la vez acusaron que el grupo fue expulsado del país centroamericano, mientras que Nicaragua lo nombró como «un viaje acordado» con el Vaticano.
El 14 de enero, el régimen de Nicaragua excarceló al obispo Rolando Álvarez, condenado a más de 26 años de prisión, por presunta traición a la patria. Así como al obispo Isidoro Mora y otros 15 sacerdotes y 2 seminaristas, que fueron enviados junto a Álvarez al Vaticano. El sitio web de noticias del Vaticano confirmó que el grupo llegó a Roma el domingo por la tarde y se alojaron como «huéspedes de la Santa Sede».
El régimen agradeció en un comunicado al Papa Francisco y a su equipo de trabajo «por las muy respetuosas y discretas coordinaciones realizadas para hacer posible el viaje» de los 19 religiosos, sin dar más detalles.
El obispo de Matagalpa, Rolando Álvarez, es conocido por ser la voz más crítica del régimen en Nicaragua. Se le acusó de conspiración, propagar noticias falsas, obstrucción de la justicia y desacato de la autoridad, por negarse a ser desterrado junto a otros 222 opositores excarcelados en febrero de 2023.
Una de las primeras voces en Washington en pronunciarse fue la de la representante, María Elvira Salazar, quien es también presidenta del Subcomité del Hemisferio Occidental del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes. Salazar recordó, en un posteo de X el 14 de enero, que ella insistió en la liberación «incondicional» de los religiosos.
«Me alegra saber que no sufren en cárceles sandinistas, pero duele verlos desterrados de la tierra que aman. ¡Ortega y Murillo pagarán por sus maldades!», expresó la congresista.
En la misma línea, el representante Carlos Gimenez calificó la liberación como una expulsión y señaló que el grupo de clérigos católicos fue «injustamente» detenido, según un posteo del 14 de enero.
Por su parte, el senador Marco Rubio expresó su alegría porque la vida de Álvarez y el resto del grupo ya no corren peligro «en los centros de tortura del régimen Ortega-Murillo». También elogió a los religiosos que fueron «obligados a exiliarse».
«Su fortaleza, confianza en Dios para una Nicaragua libre, son testimonio para todos», escribió Rubio en X el 16 de enero.
Mientras que el representante, Mario Díaz-Balart, dijo sentirse triste de que los religiosos «hayan sido forzados a abandonar sus hogares» en un posteo del 16 de enero. El congresista también expresó su solidaridad con aquellos que «siguen siendo perseguidos por sus creencias religiosas».
Díaz-Balart además fue más allá y pidió responsabilizar al régimen de Daniel Ortega por sus abusos diciendo que «debe ser condenado y sancionado de manera contundente por su flagrante supresión de la libertad religiosa en Nicaragua».
Con los dos obispos y 13 sacerdotes, suman 35 los curas excarcelados y enviados fuera de Nicaragua en el último año, sin incluir los seminaristas ni los que han abandonado el país por razones de seguridad.
Las relaciones del régimen de Ortega y la Iglesia católica viven momentos de gran tensión, caracterizadas por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas, y la suspensión de sus relaciones diplomáticas.
Con información de VOA y EFE.
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