El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas condenó este jueves de forma enérgica la muerte de centenares de civiles en Birmania a raíz del golpe de Estado y la toma del poder de los militares.
«Los miembros del Consejo de Seguridad expresan su profunda preocupación por el rápido deterioro de la situación y condenan con firmeza el uso de violencia contra manifestantes pacíficos y la muerte de centenares de civiles, incluidos mujeres y niños», expresó en un comunicado el organismo.
Además pidieron la inmediata puesta en libertad de la depuesta líder birmana, Aung San Suu Kyi, y del presidente del país, Win Myint.
Este es el tercer pronunciamiento del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Birmania desde el golpe de Estado del pasado 1 de febrero.
Pese a la condena de la violencia en el texto de este jueves, el organismo ha evitado de nuevo denunciar a los militares y también hablar de posibles sanciones internacionales.
China está considerada como el mayor aliado de Birmania y en los pronunciamientos que acuerda en el Consejo prima la cautela.
Desde el golpe, policías y militares han matado a más de 530 civiles, en su mayoría a causa de disparos.
Los uniformados justifican el golpe por un supuesto fraude electoral en los comicios del pasado noviembre, en los que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hiciera en 2015, y que fueron considerados legítimos por los observadores internacionales.
En otro comunicado de este jueves de Naciones Unidas, las oficinas del Alto Comisionado para los Derechos Humanos y del Alto Comisionado para los Refugiados pidieron a los vecinos de Birmania que ofrezcan «refugio y protección» a los que huyen de la crisis.
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