La epidemia de coronavirus ha suscitado preocupación por los efectos negativos de la influencia económica y política del régimen chino en todo el mundo, dijo un experto.
Desde su aparición en Wuhan, China, en diciembre pasado, el coronavirus se ha propagado a 115 países y regiones, con un alcance total de unos 118.000 casos de infección, de los cuales alrededor del 32 por ciento se encuentran fuera de China.
Para algunos países afectados que dependen económicamente de China, su capacidad de responder eficazmente a la epidemia se ha visto afectada por la preocupación de no querer antagonizar con el régimen chino, dijo Daniel Kliman, investigador principal y director del Programa de Seguridad para Asia-Pacífico, del comité de expertos del Centro para una Nueva Seguridad Americana, con sede en Washington.
«El sistema económico de China promueve que algunos países se enfrenten a un dilema en términos de cómo lidiar con este virus», dijo el director en una mesa redonda en el Club Nacional de Prensa en Washington el 9 de marzo.
El manejo del brote por parte de Corea del Sur ejemplificó este dilema, señaló Kliman. China es el mayor socio comercial del país.
«El gobierno de Corea del Sur ha luchado mucho para enfrentar el coronavirus a nivel nacional y no ha tratado de enfrentar a China por temor a represalias económicas», advirtió. «También esto ha causado un revés político contra la actual administración de Corea del Sur».
El presidente surcoreano Moon Jae-in ha sido duramente criticado por los políticos de la oposición y los expertos en salud de Corea del Sur por lo que dicen es su mal manejo de la crisis al no cerrar su frontera con China durante el período del tiempo clave para limitar la propagación en el país. Moon se negó a emitir una prohibición total de viaje para los viajeros procedentes de China y en su lugar, el 4 de febrero, cinco días después de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara el brote como una emergencia sanitaria mundial, emitió una prohibición limitada de viaje para los visitantes de la provincia de Hubei, la región que alberga el epicentro del coronavirus.
El país tiene ahora más de 7500 casos confirmados de COVID-19, la enfermedad que causa el virus, y los mayores brotes provienen de miembros de la Iglesia Shincheonji de Jesús, un culto religioso cristiano con sede en la ciudad de Daegu.
Socavando la gobernancia
Kliman también dijo que el proyecto de inversión en infraestructura del régimen comunista chino, la Iniciativa de la Franja y la Ruta, ha contribuido a socavar la gobernanza en los países asociados, especialmente en los países en desarrollo, lo que podría dificultar la contención del coronavirus en el futuro.
La BRI, que ha estado procurando vincular los continentes de Asia, Europa y África mediante una red de ferrocarriles, puertos y carreteras, ha sido utilizada por el régimen para aumentar su influencia geopolítica. Esta política ha sido criticada por facilitar la corrupción en los países en desarrollo, así como por poner a los países en desarrollo en una «trampa de deudas», mientras estos luchan por pagar los cuantiosos préstamos chinos.
«Las prácticas chinas [en relación con el BRI] a veces debilitan la gobernanza, especialmente en el mundo en desarrollo, donde se ve el potencial de corrupción, la cooptación de las elites locales, una pérdida de algún tipo de transparencia», dijo Kliman.
«Un mejor gobierno, más transparencia tiende a ayudar a los países y a los gobiernos a combatir las epidemias y por lo tanto, en la medida en que se observa un debilitamiento del gobierno en los lugares donde China opera en los países en desarrollo, esto puede hacer más difícil no sólo detectar sino también combatir el coronavirus en el futuro».
Cooptación de Organizaciones internacionales
El brote, dijo Kliman, también ha puesto en relieve la influencia del régimen en la Organización Mundial de la Salud (OMS), criticada por su manejo inicial de la crisis.
Kliman dijo que la respuesta mundial al brote puso de relieve el «impacto en el mundo real de la cooperación de China con las organizaciones internacionales, donde la Organización Mundial de la Salud, en la que China tiene hoy una gran influencia, fue bastante lenta en abordar el tema del coronavirus».
«Inicialmente, diría que restó importancia al alcance y a la necesidad de una respuesta contundente».
La OMS no ha llegado a declarar el brote de coronavirus como una pandemia mundial, aunque muchos observadores no han estado de acuerdo con esta evaluación, diciendo que la transmisión mundial de la enfermedad se ajusta a esta clasificación.
«Mi propia opinión sería que hay algún tipo de cálculo político en ello, en que la OMS haya sido lenta a la hora de etiquetar una pandemia y en parte debido a la preocupación [de que] el Partido Comunista Chino en Beijing vea esto como algo perjudicial para la imagen de China», dijo Kliman.
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