El 30 de septiembre, el senador Tom Cotton (R-Ark.) y el representante Mike Gallagher (R-Wis.) pidieron a la Administración Biden que incluya en una lista negra a las empresas biotecnológicas chinas, citando las preocupaciones de seguridad nacional de EE. UU. y las ambiciones del régimen chino de «dominar la biotecnología».
En una carta (pdf) dirigida a la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, a la secretaria de Comercio, Gina Raimondo, y al secretario de Defensa, Lloyd Austin, los legisladores republicanos pidieron que la empresa con sede en Shenzhen, Beijing Genomics Institute (BGI), y otras, se añadieran a la lista de empresas del complejo industrial militar chino no incluidas en la lista del Departamento del Tesoro, a la lista de entidades del Departamento de Comercio y a la lista de empresas militares chinas del Departamento de Defensa.
Ambos argumentaron que Beijing pretende utilizar la biotecnología con fines militares en contra de los intereses de EE. UU. y que BGI, que gestiona la base de datos genética nacional de China, tiene un historial de colaboración con el Ejército Popular de Liberación (EPL) de China como parte de la estrategia de «fusión militar-civil» del régimen chino.
Beijing lleva años recopilando grandes cantidades de datos sanitarios estadounidenses, utilizando métodos ilegales como la piratería informática, las inversiones en empresas biotecnológicas estadounidenses y las asociaciones con hospitales y universidades para acceder a información sensible.
BGI «está involucrada en actividades contrarias a los intereses de seguridad nacional y de política exterior de Estados Unidos, y contribuye claramente a la fusión militar-civil de la base industrial de defensa de China», escribieron.
Además, el enfoque del Partido Comunista Chino (PCCh) en la biotecnología se extiende a su potencial aplicación militar, advirtieron los legisladores, citando una publicación de 2017 que detallaba cómo el exjefe de la Universidad de Defensa Nacional del EPL identificó la biología como uno de los siete «nuevos dominios de la guerra», incluyendo la posibilidad de «ataques genéticos étnicos específicos».
La pareja dijo que BGI ha comprado empresas de EE. UU. y está trabajando para «socavar el mercado global de secuenciación de ADN» utilizando subvenciones estatales.
«BGI y al menos otras 14 empresas chinas realizan la secuenciación genómica para pacientes de la sanidad de EE. UU. Tal y como exige la ley china, estas empresas han compartido casi con toda seguridad estos datos con el gobierno chino», escribieron. «La investigación conjunta de BGI y el EPL podría tener una aplicación en futuras armas biológicas, lo que es especialmente preocupante porque el banco nacional de genes de BGI está presumiblemente disponible para la investigación militar».
«Estados Unidos no debe hacer la vista gorda ante la amenaza que suponen las empresas biotecnológicas chinas que operan a instancias del PCCh», añadieron Cotton y Gallagher en su carta. «Poner en la lista negra a BGI y a sus compañeras de biotecnología ayudará a Estados Unidos a contrarrestar los esfuerzos del Partido Comunista Chino por captar la información más privada de los estadounidenses: su ADN».
En febrero, el Centro Nacional de Contrainteligencia y Seguridad (NCSC) afirmó en una hoja de datos (pdf) que las vastas cantidades de información genómica (la secuencia genética completa de una persona) pueden potenciar los desarrollos en el vanguardista campo de la medicina de precisión (o medicina personalizada), lo que permitiría a China superar a Estados Unidos y convertirse en líder mundial en biotecnología.
Según el NCSC, estos datos también pueden convertirse en un arma para seleccionar individuos en el país para operaciones de inteligencia y militares.
The Epoch Times se ha puesto en contacto con la Casa Blanca para una solicitud de comentarios.
Cathy He contribuyó a la elaboración de este artículo.
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