COVID-19 podría derivar en una epidemia de depresión clínica

Necesitamos prepararnos para las secuelas mentales y emocionales del aislamiento social y los problemas económicos

Por JONATHAN KANTER y KATHERINE MANBECK
08 de abril de 2020 8:08 PM Actualizado: 08 de abril de 2020 8:08 PM

El aislamiento, el distanciamiento social y los cambios extremos en la vida diaria son difíciles en estos momentos, pero Estados Unidos también necesita estar preparado para lo que puede ser una epidemia de depresión clínica como consecuencia de COVID-19.

Somos científicos clínicos en psicología del Centro de Ciencias de la Conexión Social de la Universidad de Washington. Estudiamos las relaciones humanas, cómo mejorarlas y cómo ayudar a las personas con depresión clínica, enfatizando enfoques basados en la evidencia para aquellos que no cuentan con recursos.

No queremos ser quienes den las malas noticias. Pero esta crisis y nuestra reacción a la misma, tendrá consecuencias psicológicas. Los individuos, las familias y las comunidades necesitan hacer lo que puedan para prepararse para una epidemia de depresión. Los responsables de formular políticas deben considerar —y financiar— una respuesta a gran escala a esta crisis que se avecina.

Una tormenta perfecta con riesgos de depresión

La mayoría de nosotros conocemos los componentes emocionales de la depresión: tristeza, irritabilidad, vacío y agotamiento. Dadas ciertas condiciones, estas experiencias universales se apoderan del cuerpo y lo transforman, agotando la motivación y perturbando el sueño, el apetito y la atención. La depresión echa a perder nuestra capacidad de resolver problemas, establecer y alcanzar objetivos y funcionar de manera eficaz.

Muchas personas entienden la depresión como una enfermedad mental. Nuestros genes influyen en que tan fácilmente podemos caer en una depresión clínica, pero la depresión también está, para la mayoría de nosotros, sustancialmente influenciada por el estrés ambiental. Los ambientes estresantes únicos de la crisis de COVID-19 sugieren que una proporción inusualmente grande de la población podrá desarrollar depresión. Este dolor probablemente se distribuya de forma poco equitativa.


Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.


Estrés y pérdida

Exacerbando el estrés generalizado de esta crisis, muchos de nosotros estamos sufriendo importantes pérdidas personales y reacciones de duelo, que son fuertes predictores de depresión. El curso continuo e impredecible de estos factores de estrés añade una capa adicional de riesgo.

A medida que esta crisis se desarrolle, el número de muertes aumentará. Para algunos, especialmente los que están al frente, las experiencias agudas de dolor, trauma y desgaste agravarán el estrés y los pondrán en un riesgo aún mayor.

Aislamiento interpersonal

El prolongado aislamiento social, nuestra principal estrategia para reducir la propagación del virus, añade otra capa de riesgo. Nuestros cuerpos no están diseñados para manejar la privación social por mucho tiempo. Estudios anteriores sugieren que las personas obligadas a «refugiarse en un lugar» experimentarán más depresión. Aquellos que viven solos y carecen de oportunidades sociales están en riesgo. La soledad produce depresión.

Las familias, que deben pasar juntos cantidades inusuales de tiempo en espacios confinados, pueden experimentar más conflictos, aumentando también el nivel de riesgo. China experimentó un aumento en el número de divorcios después de la cuarentena de COVID-19. El divorcio pronostica depresión, especialmente para las mujeres, debido en gran parte al aumento de las dificultades económicas a partir de ese momento.

Problemas financieros

El mayor factor estresante para muchos es el económico. El desempleo y las pérdidas económicas serán severas. Las investigaciones sobre recesiones pasadas sugieren que el aumento del desempleo y la inseguridad financiera conducen a mayores tasas de depresión y suicidio. Las hipotecas de viviendas durante la recesión de 2008 produjeron un aumento del 62 por ciento del riesgo de depresión entre los afectados.

La presión mental de la recesión económica se distribuirá de forma desigual. Cuando el mercado de valores se desplomó en 2008, los ricos experimentaron grandes pérdidas de riqueza pero no mayores tasas de depresión. Por el contrario, aquellos que experimentan desempleo, deudas y privaciones financieras durante las recesiones corren un riesgo significativo de depresión debido al aumento del estrés y a las difíciles circunstancias de la vida. Las pequeñas empresas corren un riesgo especial de caer en esa situación.

La recuperación será más difícil

Mientras que la crisis de COVID-19 aumenta el riesgo de depresión, la depresión hará que la recuperación de la crisis sea más difícil en todo un espectro de necesidades.

Dado el impacto de la depresión en la motivación y la resolución de problemas, cuando nuestra economía se recupere, aquellos que están deprimidos tendrán más dificultades para dedicarse a nuevas metas y encontrar trabajo. Cuando el período de aislamiento social obligatorio termine, aquellos que están deprimidos tendrán más dificultades para volver a participar en actividades sociales significativas y hacer ejercicio.

Cuando la amenaza de infección por coronavirus disminuya, las personas deprimidas se enfrentarán a una mayor disfunción inmunológica, lo que hará más probable que sufran otras infecciones. La depresión intensifica los síntomas de las enfermedades crónicas. La distribución desigual de la carga que supone la crisis exacerbará las disparidades raciales existentes en materia de salud, incluidas las disparidades en el acceso al tratamiento de la depresión.

¿Qué hacer?

Las recomendaciones de autoayuda están disponibles. Las actividades principales de autoayuda basadas en la evidencia incluyen mantenerse en contacto con las personas, hacer cosas que lo hagan sentir genuinamente bien, hacer ejercicio, comer bien, tomar mucho sol y desafiar el pensamiento negativo en lugar de simplemente aceptar esos pensamientos. Sin embargo, a menudo, los estímulos de autoayuda para la depresión no son suficientes para aquellos que realmente están luchando.

Las medidas de apoyo económico del gobierno federal son respuestas cruciales tanto a la recesión económica como a la depresión psicológica. Una campaña de salud pública puede aumentar la conciencia sobre la depresión y las opciones de tratamiento. Las mejoras en las políticas de salud mental y el reembolso de los seguros también pueden reducir al mínimo las barreras para acceder al tratamiento.

La angustia que sentimos es una respuesta humana normal ante una crisis grave. Reconocer y aceptar estos sentimientos previene que la angustia se convierta en desorden. Describir la depresión únicamente como una enfermedad mental aumenta la impotencia y el uso de sustancias entre los que están deprimidos y disminuye el deseo de buscar ayuda.

Es importante destacar que lo que sucede a nuestro alrededor puede causar depresión y coincide con la forma en que las personas deprimidas de diferentes etnias ven las causas de su sufrimiento, disminuyendo el estigma y aumentando la capacidad de búsqueda de ayuda.

Nosotros recomendamos que se prioricen opciones de tratamiento específicas. Existen opciones de tratamiento aplicables y eficaces. Lo ideal sería que un grupo de profesionales se entrenara y se integrara en centros comunitarios y de tratamiento en todo el país, y este grupo representaría a la gran diversidad de nuestro país.

La depresión le cuesta a la economía de Estados Unidos 210,000 millones de dólares anuales. Eso es en condiciones normales. Una epidemia de depresión requiere una respuesta multifacética y de múltiples niveles.

Jonathan Kanter es el director del Centro para la Ciencia de la Conexión Social de la Universidad de Washington, y Katherine Manbeck es candidata al doctorado en psicología de la Universidad de Washington. Este artículo fue publicado por primera vez en The Conversation.


Apoye nuestro periodismo independiente donando un «café» para el equipo.


A continuación

Esta chica solitaria y acosada recupera su autoestima al asistir a un evento que cambiaría su vida para siempre

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.