Comentario
Si notó que su césped creció un poco más denso y más rápido este año, podría deberse a los cierres de la pandemia.
La población condujo mucho menos. Menos personas fueron a trabajar. Esto hizo que se cerraran las fábricas contaminantes de todo el mundo y disminuyera el smog. Más luz solar llegó a la vegetación y eso hizo que las plantas crecieran más. Tal vez incluso fue necesario cortar el césped un par de veces más durante el verano, si es de los que les gusta tener el jardín a raya.
Es posible que los mayores efectos se hayan producido en China, Estados Unidos e India, que son los mayores contaminantes del mundo en términos absolutos. Los datos sobre las emisiones por hectárea, que deberían ser un buen indicador de los efectos sobre la vida vegetal, son difíciles de encontrar. Creo que esos datos mostrarían que los efectos de una determinada intensidad de cierre serían mayores en India, que es probablemente uno de los países más contaminantes por hectárea.
Pero China, en términos absolutos, contamina tanto como los tres siguientes: Estados Unidos, India y Rusia. Los peores contaminantes per cápita son Arabia Saudí, Kazajistán y Australia. Así que los jardineros de todos estos países podrían haber notado tomates y calabacines más grandes la pasada primavera y verano. Pero los mayores efectos se encontrarían probablemente entre los de China.
El 23 de enero de 2020, entraron en vigor las primeras restricciones por la pandemia en China. Los viajes se redujeron en un 58 por ciento. Las fábricas y el transporte público dejaron de funcionar. Las emisiones y la contaminación atmosférica disminuyeron sustancialmente. Luego, según los científicos, la primavera china de 2020 se adelantó.
Al parecer, como la contaminación del aire aumentó a lo largo de los años, la primavera china llegaba cada vez más tarde. Cuando la contaminación disminuyó a principios de 2020, la primavera volvió a acercarse a su estado normal de no contaminación, que era de unos 8 días antes.
El 25 de agosto, el Washington Post informó de los datos, procedentes de un estudio publicado en la revista Science Advances. El estudio ofrece la esperanza de que la naturaleza pueda volver a su ebullición anterior una vez que los seres humanos aumenten las fuentes de energía más limpias, o disminuyan sus emisiones de otras maneras, por ejemplo, viajando menos en avión o en coche y disminuyendo nuestro uso de la electricidad y calefacción.
«La vegetación respondió prácticamente de inmediato al cambio de condiciones», declaró al Post el profesor John P. Wilson, coautor del estudio. «Los cambios a corto plazo en la actividad humana pueden tener un impacto ecológico relativamente rápido», escribieron los coautores. Su estudio mostró que durante el cierre de China, debido a una menor quema de combustibles fósiles se produjo una reducción del dióxido de nitrógeno.
Los cielos en China se despejaron. Llegó más luz solar a las plantas, lo que provocó un adelanto de la primavera en 8.4 días y aumentó la cobertura de la superficie foliar en un 17.45 por ciento, según los datos de los satélites recogidos en el estudio.
¿Podría significar que el cambio climático no es tan irreversible como la mayoría de los científicos piensan? No lo sé, y Wilson no respondió de inmediato a una solicitud de comentarios. Pero, el crecimiento de la vegetación no es lo mismo que el calentamiento global. Es de suponer que el crecimiento de vegetación podría recuperarse tras una disminución del smog, pero una acumulación de gases de efecto invernadero durante décadas podría seguir manteniendo un clima más cálido.
El profesor de Princeton, David Wilcove, biólogo de la conservación, habló con el Post sobre los datos que revelan un mayor crecimiento de la vegetación en China. «Es muy intrigante. Estos muestran potencialmente el complejo conjunto de acontecimientos en cascada que pueden seguir a la actividad humana o al cese de la misma».
Es probable que los cierres en otros países también hayan reducido la niebla tóxica, aumentado la radiación del Sol y, en consecuencia, incrementado la actividad fotosintética. Los niveles de dióxido de nitrógeno sobre Italia cayeron en picada, según el análisis de datos por satélite del propio Post. A nivel mundial, otro estudio mostró que las emisiones de dióxido de carbono se redujeron en aproximadamente 2500 millones de toneladas en 2020. Esto equivale a retirar unos 500 millones de coches de las carreteras. Otro estudio reveló un descenso máximo del 17 por ciento de las emisiones mundiales en abril de 2020.
Sin embargo, los cierres tuvieron otros efectos más nocivos. La gente se sintió restringida, algunos perdieron puestos de trabajo y algunos creen que la tasa de suicidios aumentó. Sin embargo, en contra de la opinión popular, los datos muestran que, en general, las tasas de suicidio no aumentaron debido a los cierres. Hay algunas excepciones muy graves, por ejemplo en Japón y entre los afroamericanos. Cualquier suicidio es un suicidio que está demás
Además, las emisiones están volviendo a aumentar en 2021. Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), las emisiones repuntaron con fuerza en todo el mundo. China es el principal emisor mundial, siendo la única economía importante que aumentó los gases de efecto invernadero en un 1.7 por ciento, en 2020. La economía de China y las emisiones recuperaron el tiempo perdido hacia fines del año, después de la disminución de las emisiones debido a los cierres de principios de 2020.
Esta es una preocupación adicional sobre los cierres por pandemia en Occidente: ellos podrían disminuir el poder económico de las democracias en un momento crítico de la competencia con China. Si las pandemias causan graves cierres en las democracias, pero solo problemas menores en China, entonces su economía podría beneficiarse de la próxima pandemia, en relación con las democracias. China podría entonces provocar a propósito dicha pandemia o ser negligente en sus controles de bioseguridad, sabiendo que si se produce una pandemia, su fuerza económica relativa aumentaría.
Con un aumento de la fuerza económica relativa, viene un aumento de la fuerza militar relativa de China. ¿Suena todo esto demasiado maquiavélico para ser cierto? Si es así, tal vez quiera repasar la actitud arrogante de Mao Zedong hacia la vida humana, que provocó decenas de millones de muertes, y el largo juego del Partido Comunista Chino para dominar el mundo. Xi Jinping es de esa estirpe expansionista.
El estudio de Wilson le dio la esperanza de que la degradación del medio ambiente puede ser revertida. «Un experimento natural como éste me reconforta en el sentido de que podemos cambiar el mundo», dijo Wilson al Post. «Lo que intentamos es motivar a la gente a dar esos primeros pasos», añadió.
Yo quiero creer que tiene razón. Si es así, eso aumenta la responsabilidad de esta generación para ser un poco menos egoísta y hacer un poco más por el medio ambiente. Eso debería empezar con China frenando su agresión militar, la que lleva a la competencia militar y económica y por tanto a más emisiones en lugar de a una disminución gradual de las actividades contaminantes.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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