Crianza pacífica: qué es y cómo implementarla

Kiva Schuler, autora de "La (R)evolución de la crianza pacífica", describe cómo criar a los hijos con una comunicación efectiva en lugar de herramientas de imposición

Por Barbara Danza
29 de abril de 2023 7:03 PM Actualizado: 29 de abril de 2023 7:03 PM

Kiva Schuler sufrió abandono y trauma en su infancia, lo que fortaleció su determinación de ofrecer a sus propios hijos una vida mejor. Ahora es madre de dos hijos, fundadora de The Jai Institute for Parenting, una organización que capacita entrenadores de padres, y autora de «La (R)evolución de la crianza pacífica: Cambiar el mundo cambiando nuestra forma de ser padres«.

Le pedí su consejo para los padres en un momento en que todos anhelamos más paz. Esto es lo que me dijo.

Kiva Schuler, autora de «La (R)evolución de la crianza pacífica: Cambiar el mundo cambiando nuestra forma de ser padres«, fundó The Jai Institute for Parenting para capacitar entrenadores de padres en el arte de la crianza pacífica. (Cortesía de Kiva Schuler)

The Epoch Times: ¿Qué significa para usted «crianza pacífica»?

Kiva Schuler: La forma más fácil de explicar la crianza pacífica es explicar lo que no es. La mejor manera de explicarlo es con lo que llamamos las tres P:

No es permisiva. Uno de los conceptos erróneos más grandes sobre la «crianza pacífica» es que, de alguna manera, se trata de una crianza en la que «todo está permitido». Como padres pacíficos, no renunciamos a la responsabilidad de enseñar a nuestros hijos los valores y las habilidades que les guiarán a lo largo de la vida. Esto difiere radicalmente de la crianza permisiva, en la que los padres no respetan límites, reglas ni los establecen.

La crianza pacífica consiste en el empoderamiento compartido y la rectificación de los desequilibrios de poder, ya sea que el padre sea dominante (crianza dominante y autoritaria) o que no tenga suficiente poder (crianza permisiva). La crianza pacífica crea un espacio en el que las necesidades de padres e hijos son válidas, se escuchan y se intentan comprender, y se crean soluciones y acuerdos de colaboración a través de la comunicación. Lo que nos lleva a la segunda «P», porque en la crianza pacífica, la comunicación sustituye al castigo.

No aplicamos castigos. En la crianza pacífica, no recurrimos a castigos, consecuencias forzadas, amenazas o incluso herramientas externas de refuerzo positivo como etiquetas adheribles o sobornos para cambiar el comportamiento de nuestros hijos.

Sabemos lo que está pensando: los niños necesitan consecuencias.

Y tiene razón, la necesitan. Pero en la crianza pacífica permitimos que las consecuencias de la vida nos ayuden a enseñar a nuestros hijos a hacerse responsables de sus acciones, a ser autónomos y tener responsabilidades. En lugar de avergonzarlos por su comportamiento, les guiamos para que se responsabilicen de sus errores y aprendan de ellos.

No creemos que nuestro papel sea preparar a los niños para el «mundo real» con ideas como «amor duro». Más bien, nuestro papel es estar a su lado cuando experimenten el mundo real. Lo hacemos enseñándoles consecuencias lógicas (si hay desorden, limpiamos el desorden), en lugar de consecuencias arbitrarias (si no haces los deberes, no puedes ver a tus amigos).

Aunque las consecuencias impuestas son una práctica común en la crianza tradicional, no enseñan nada a los niños, aparte de que solo deben ser obedientes. La crianza pacífica va más allá de las estrategias tradicionales de crianza que utilizan el miedo, el control y la manipulación para «conseguir que los niños se comporten», para prepararlos mejor para los altibajos de la vida y permitirles desarrollarse como adultos realizados y maduros.

No es perfecto. Cuando oyes las palabras «crianza pacífica», te imaginas a un padre que mantiene la calma el 100% del tiempo, que nunca comete errores con sus hijos y que lo tiene todo controlado. Pero no es así. Somos padres, no robots.

Una de nuestras creencias fundamentales en The Jai Institute for Parenting es que todo comportamiento es una indicación de una necesidad, y si esa necesidad ha sido satisfecha o no. Aunque esto se relaciona con nuestros hijos, no somos una excepción como adultos. Ser padres conlleva retos y presiones constantes, y estamos obligados a tener nuestras propias «rabietas» debido a necesidades no satisfechas en nosotros mismos. Aunque la crianza pacífica no es perfecta, nos brinda las herramientas y el marco para superar mejor los momentos difíciles y mostrarnos lo mejor posible en cualquier circunstancia.

Y lo que es más importante, modelamos la reparación, es decir, cuando nos equivocamos, asumimos la responsabilidad y modelamos el perdón consciente para que nuestros hijos también puedan aprenderlo. Todos cometemos errores. Lo que importa es cómo nos responsabilizamos de ellos.

Así pues, la crianza pacífica es la crianza sin castigos, consecuencias, amenazas, sobornos ni necesidad de gritar a nuestros hijos para que nos escuchen. Sustituimos estas herramientas de cumplimiento por una comunicación efectiva.

The Epoch Times: ¿En qué se inspiró para escribir «La (R)evolución de la crianza pacífica»?

Sra. Schuler: Mi pasión por la crianza de los hijos proviene de mis propias experiencias infantiles de abandono y trauma. Como muchos niños, viví experiencias que me ayudaron a comprender lo que no quería para mis propios hijos. Mi trabajo es el cumplimiento de una promesa que me hice a mí misma cuando tenía dieciséis años, viendo cómo castigaban duramente a mi hermano menor: cuando tuviera mis propios hijos, aprendería a criarlos con compasión, coherencia y comunicación.

No sabía que esta promesa daría lugar a un movimiento.

Cuando tuve mis propios hijos, luché por ser la madre que quería ser, a pesar de haber leído tantos libros. Como licenciada en psicología y entrenadora de vida certificada, sabía lo suficiente sobre el cambio de comportamiento humano como para darme cuenta de que querer es diferente de hacer y de que la información no conduce a la transformación. Esta toma de conciencia desencadenó los inicios de lo que hoy es The Jai Institute for Parenting.

Escribí el libro porque muchos padres anhelan criar a sus hijos de una forma diferente a como fueron criados y de la forma en que  han estado criando, pero no saben cómo. La crianza pacífica no es solo una «idea bonita». Pensé que si escribía un libro con un marco integral, apoyado por historias inspiradoras de transformación, podría ofrecer mucho alivio y apoyo a los padres que están luchando.

The Epoch Times: Ha compartido que en su infancia sufrió negligencia y traumas. ¿Qué tan difícil ha sido ha sido procesar eso como adulto?

Sra. Schuler: Nunca olvidaré este momento: Estaba en la cocina. Mis hijos eran pequeños, de tres y cinco años, y acababa de tener una llamada difícil con mi padre. Nunca había reconocido que lo que mi hermano y yo sufrimos de niños, por parte de mi madrastra, fue abuso.

«Dios mío», pensé. «De niña abusaron de mí, física y emocionalmente». Fue como un puñetazo en el estómago. Desde que no me daban de comer hasta tener que ver cómo le metían tabasco y jabón en la boca a mi hermano pequeño, y tantas otras experiencias que sufrimos. Como todos los niños, interiorizamos estas experiencias. Tenemos que mantener un vínculo emocional con nuestros cuidadores para sobrevivir. Así que nos decimos a nosotros mismos que somos «malos», «indignos» y «no merecedores de amor».

En el proceso de enseñarme a mí misma que era digna y que lo que me sucedió de niña era imperdonable, me di cuenta de lo generalizada que es esta experiencia para tantas personas. Canalicé mi rabia hacia un propósito, que ha impactado en tantas vidas. Es una lección de humildad.

Tengo mucho más que decir sobre esto en el libro, porque hasta que no nos curemos de nuestro  pasado como padres, es difícil ser el padre que nuestros hijos necesitan.

The Epoch Times: ¿Cuáles son los obstáculos más comunes a los que se enfrentan los padres para criar a sus hijos de forma pacífica?

Sra. Schuler: El mayor reto es que los padres quieren criar a sus hijos de manera intencional, consciente y pacífica, pero debido a que no nos criaron de esta manera, no tenemos un modelo a seguir. Por mucho que intentemos ser padres de otra manera, nuestro cerebro volverá a comportamientos condicionados, especialmente cuando estamos cansados, estresados y abrumados (¡hola, vida moderna!).

La mayoría de los adultos no han aprendido a regular sus emociones, su sistema nervioso y su reactividad. ¡Y nuestros hijos pueden ser increíblemente desencadenantes! Así que, a pesar de nuestros esfuerzos, llegamos a un punto de ebullición y estallamos.

Y, por último, nos juzgan porque elegimos criar a nuestros hijos de forma diferente a la habitual. Nuestros familiares, los amigos «bienintencionados» e incluso nuestro cónyuge pueden sentir firmemente que los niños necesitan ser disciplinados y castigados para que aprendan a comportarse. Esto genera muchas dudas y preocupaciones: «¿Estoy haciendo lo correcto?».

The Epoch Times: Para los padres que han desarrollado el hábito de gritar, por ejemplo, ¿Cómo pueden comenzar a romper ese comportamiento rápidamente?

Sra. Schuler: Uno de los fundamentos clave de la crianza pacífica es desarrollar el músculo para regular nuestro propio sistema nervioso.

Hay cosas que uno puede hacer para ayudarse a sí mismo a regular su sistema nervioso. A cada persona le gustan herramientas diferentes. A una de nuestras entrenadoras le encanta lavar los platos con toda su presencia, sintiendo cómo el agua caliente le baña las manos y disfrutando de las burbujas que estallan en el fregadero. Esta no es mi actividad preferida, pero cada uno a lo suyo.

A mí me alivia mucho calmarme físicamente. Froto suavemente la parte superior de mis brazos o me doy un suave abrazo. Me gusta pasarme las manos por los lados de la cara como si estuviera atendiendo a un niño.

Si el tiempo lo permite, caminar al aire libre o conectar con la naturaleza, aunque sea brevemente, es una opción muy reguladora. Tararear, cantar canciones o bailar al ritmo de su canción favorita puede ser una forma estupenda de volver a un estado de calma y regulación.

Y no olvidemos la respiración. Permitirse una o tres respiraciones profundas, purificadoras y refrescantes es muy efectivo.

Los niños son realmente útiles cuando los involucramos en el pensamiento orientado a la solución. Comparto una historia en el libro sobre cómo mi hijo, cuando tenía apenas ocho años, me dio una excelente estrategia para dejar de gritar. En la crianza pacífica, estamos dispuestos a ser vulnerables y honestos con nuestros hijos. Así que decir algo como: «Hola chicos, estoy trabajando para gritar mucho menos. ¿Qué ideas tienen que crean que podrían ayudarme?».

The Epoch Times: ¿Es demasiado tarde para que los padres de niños mayores mejoren sus prácticas de crianza?

Sra. Schuler: Nunca es demasiado tarde, pero puede llevar algún tiempo que los hijos mayores confíen verdaderamente en que su experiencia con nosotros puede ser diferente.

El perdón no tiene un horario. Si su hijo tiene años de evidencias (merecidas o no) de que usted no ha sido una persona segura para él, este proceso puede llevar algún tiempo. Si su hijo adolescente o adulto se acerca a usted y quiere compartir el impacto de su crianza a través de su visión del mundo, resista el impulso de explicar, defender o negar su experiencia. Simplemente escuche.

Esté dispuesto a mostrarse continuamente curioso, empático y vulnerable.

Puede que se encuentre con el silencio, las evasivas o la negación. La actitud defensiva es una tendencia humana muy arraigada. Deje que su respuesta sea aceptable. Resista el impulso de llenar el silencio. Si ahora no están dispuestos a ir por ese camino con usted, no pasa nada. Vuelva a intentarlo. Puede que su hijo tarde un tiempo en creerle. Incluso cuando se abren, pueden tardar algún tiempo en confiar en que puede escucharlos sin ponerse a la defensiva.

Comprenda que esto es perfectamente normal. Si toma un mes, un año o una década, este es su hijo. Manténgase alerta. Nunca es demasiado tarde, y casi siempre hay un camino de regreso a la reconexión. Si necesita orientación, acuda a un entrenador de crianza o a un profesional de la salud mental.

The Epoch Times: ¿Cuáles son algunas prácticas sencillas que los padres pueden emplear para traer más paz a sus hogares?

Sra. Schuler: Es realmente muy útil reconocer que nuestros hijos son seres humanos individuales, con personalidades, necesidades, sueños y pasiones únicos. Cuanto más íntimamente conozcamos a nuestros hijos, mejor podremos brindarles el apoyo y la orientación que necesiten. En lugar de hacer lo tradicional de decirles que sus sentimientos, necesidades y opiniones no importan, simplemente porque ellos son los niños y nosotros los adultos, podemos aprender a aceptar su experiencia como su realidad.

Como padres, tenemos que decir muchas veces que no. Hay tantas maneras en que podemos decir que sí cuando permitimos que nuestros hijos tengan sentimientos, necesidades y opiniones. Esto por sí solo mitigará tantas luchas de poder.

En segundo lugar, yo diría que es muy importante identificar los valores que te importan y que quieres enseñar a tus hijos. Cuando tenemos un conjunto de valores claramente definidos, se convierten en el ancla de nuestra crianza. Es más fácil olvidarse de las pequeñeces y enfocarse en enseñar a nuestros hijos los valores, la moral y la integridad que les guiarán por la vida.

The Epoch Times: ¿Qué le gustaría que todos los padres supieran sobre la crianza pacífica?

Sra. Schuler: Generación tras generación nos hemos preguntado: «¿cómo consigo que mis hijos se comporten?». Y luego hemos etiquetado, juzgado y criticado a los niños por ser niños. Esto conduce a una disminución de la autoestima, de la autovaloración y a muchas de las luchas de identidad con las que nos vemos enfrentados, desde agradar a la gente hasta evitar los conflictos, pasando por el miedo al fracaso y a asumir riesgos, y cambiar nuestra realización y alegría por seguridad.

Por eso me gustaría que todos los padres supieran que la crianza pacífica no solo es posible, sino que es preferible. Ofrece a nuestros hijos el regalo de una infancia en la que su creatividad, confianza y voz permanecen intactas, porque se sienten vistos, escuchados y amados.

Este es nuestro trabajo, no el de los niños. Cuando aprendemos a cambiar nuestra forma de criar, nuestros hijos se benefician enormemente. Prosperan.

Esta entrevista ha sido editada para mayor claridad y brevedad.


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