Académicos y expertos en derechos humanos expondrán la sustracción forzada de órganos, perpetrada por el régimen comunista chino, en un próximo evento con profesionales de la salud.
«La sustracción de órganos, a personas vivas, para trasplantes no solo es una violación a la ética médica y de enfermería y a los derechos humanos básicos, sino que es un crimen contra la humanidad», dijo Deborah Collins-Perrica, directora de asuntos de enfermería de Médicos contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH), un grupo de defensa con sede en Washington que está coorganizando el evento.
El evento virtual, que se realizará el 1 de noviembre a las 2 p.m. hora del este, discutirá la abrumadora evidencia sobre el asesinato a prisioneros de conciencia por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) para obtener sus órganos.
La sustracción forzada de órganos promocionada por el estado ha tenido lugar en China durante años «en una escala significativa», según determinó un tribunal independiente con sede en Londres, en 2019. Después de una investigación de un año, el panel de abogados y expertos, conocido como el Tribunal de China, concluyó que tales acciones equivalían a crímenes contra la humanidad, siendo los practicantes de Falun Gong encarcelados la principal fuente de órganos.
Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una práctica espiritual arraigada en la tradición budista, que atrajo entre 70 y 100 millones de practicantes a finales de los noventa. Los practicantes provienen de todos los ámbitos de la vida, desde el gobierno central hasta familias comunes. Temiendo su inmensa popularidad, el 20 de julio de 1999, el entonces líder del Partido, Jiang Zemin, lanzó una campaña para difamar a Falun Gong y justificar una campaña de violencia contra ellos. Desde entonces, millones de practicantes han sido arrojados a prisiones, campos de trabajo y centros de lavado de cerebro en todo el país, donde son sometidos a tortura, trabajos forzados y sustracción forzada de órganos.
Para evitar que la profesión médica internacional sea cómplice sin saberlo de esta espeluznante práctica, los médicos y defensores han instado a las comunidades de trasplantes a que dejen de colaborar con China y prohíban los trabajos de investigación chinos sobre el trasplante de órganos.
A principios de este año, la Sociedad Internacional de Trasplante de Corazón y Pulmón, una asociación de trasplante sin fines de lucro, emitió una restricción única en su tipo. El grupo anunció a fines de agosto que dejaría de aceptar investigaciones sobre trasplantes de órganos de China, en un esfuerzo por poner fin al abuso de trasplantes del régimen comunista.
A través del evento virtual, Collins-Perrica dijo que también quería “inspirar compasión en las enfermeras para que tomen medidas”.
El seminario web, organizado por DAFOH y por la Academia de Enfermería Forense, es el primer evento de este tipo que aborda el tema de la sustracción de órganos en el campo de la enfermería, según Collins-Perrica.
En Estados Unidos, hay más de 4 millones de enfermeras registradas, según la Asociación Estadounidense de Enfermeras.
«Es un gran grupo de personas al que hay que educar», le dijo a The Epoch Times.
Detener el turismo de órganos en China
Collins-Perrica, exenfermera clínica psiquiátrica del Departamento de Defensa y de la Administración de Salud de los Veteranos de EE.UU., dijo que parte del objetivo de la próxima conferencia es informar a las enfermeras sobre cómo responder si sus pacientes van a China por un órgano.
La profesional de la salud dijo que aprendió por primera vez sobre la sustracción de órganos mientras realizaba un proyecto de investigación durante sus estudios de posgrado. En el proyecto, entrevistó a unas 50 personas de Nueva Inglaterra que tenían trasplantes de corazón, y una de ellas fue a China por un órgano.
Esto luego llevó a Collins-Perrica a profundizar más en el tema.
Pacientes de todo el mundo viajan a China, a un costo de decenas de miles de dólares o más, para trasplantes de órganos, a menudo debido a tiempos de espera más cortos.
Estas operaciones de trasplante pueden incluso programarse con antelación. En 2005, un paciente del Centro Médico Sheba de la Universidad de Tel Aviv (Israel) le dijo a su médico, el Dr. Jacob Lavee, que iba a viajar a China para someterse a una operación de trasplante de corazón que debía realizarse en dos semanas. Como cirujano de trasplantes de corazón, Lavee sabía que era imposible determinar de antemano la disponibilidad de un órgano, especialmente un corazón, para el trasplante en cualquier sistema que se base en la donación voluntaria.
Al darse cuenta de que esto solo podía ser el resultado de la sustracción forzada de órganos, Lavee encabezó la elaboración de la Ley de Trasplante de Órganos de Israel, que entró en vigor en 2008, prohibiendo esencialmente la compra y venta de órganos humanos. La legislación redujo significativamente el turismo de trasplantes del país, según un estudio de 2012 publicado en el American Journal of Transplantation.
Collins-Perrica espera que la próxima cumbre de enfermeras lleve a más acciones para combatir y prevenir la sustracción forzada de órganos.
“Algo tan malvado es global; algo tan malo toca a toda la humanidad, porque es un deterioro de la ética”, dijo Collins-Perrica.
“Una persona a la vez detendrá esto”.
Joan Delaney contribuyó a este artículo.
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