Funcionarios de salud japoneses están permitiendo a algunos pasajeros que han sido puestos en cuarentena en el Diamond Princess que son «médicamente vulnerables», abandonar el barco y aislarse en Tierra, dijo Carnival’s Princess Cruises el jueves.
Los pasajeros participarán en un «desembarco voluntario» durante los próximos días mientras son supervisados por los funcionarios de salud japoneses, según un comunicado de Princess Cruises. Luego podrán completar su cuarentena en una instalación cerca de la costa, dijo la compañía.
Los huéspedes que se irán son «los huéspedes más vulnerables desde el punto de vista médico en la primera fase, incluyendo adultos mayores con condiciones de salud preexistentes», dijo la compañía. A estos huéspedes se les harán pruebas de coronavirus, conocido oficialmente como COVID-19, y si se confirma un resultado positivo serán llevados a un hospital local para recibir un tratamiento adicional y aislamiento.
Al elaborar las residencias en el extranjero, Princess dijo que incluyen habitaciones y baños individuales. No hay clínicas médicas en el lugar.
«La comida disponible no se ajustará a las preferencias dietéticas, pero sí a ciertas condiciones médicas. Las comidas serán cajas de estilo japonés bento. No habrá comidas occidentales disponibles», según el operador del crucero.
Este jueves, los trabajadores de salud japoneses confirmaron 44 nuevos casos de COVID-19 en el crucero, lo que hace un total de 218 enfermos. El barco entró en el puerto de Yokohama el 3 de febrero y fue puesto en cuarentena por un período de dos semanas.
Aún lleva a bordo unas 3500 personas, entre pasajeros y tripulación. Fuera de China, el Diamond Princess es el lugar con mayor número de infecciones por COVID-19 en el mundo.
«En el barco, las infecciones se están volviendo muy abundantes», afirmó a The Associated Press Shigeru Omi, un experto en prevención de enfermedades infecciosas que ha trabajado para la Organización Mundial de la Salud. «Es como si estuviéramos viendo una versión muy condensada de lo que podría suceder en una comunidad local».
Se cree que decenas de miles de personas dentro de China han sido infectadas por el virus, lo que ha provocado cierres en docenas de ciudades de todo el país. Los ciudadanos chinos y los periodistas del país han culpado al régimen del Partido Comunista Chino por lo que dicen es una campaña de censura sobre el alcance real del brote de COVID-19.
Al mismo tiempo los ciudadanos expresaron su indignación cuando un médico murió después de que fuera detenido por funcionarios del PCCh tras su intento de informar sobre la gravedad del brote. Un prisionero de conciencia practicante de la disciplina espiritual Falun Gong también fue arrestado y torturado antes de perder la conciencia y más tarde enviado a un sitio de cuarentena de virus, según un informe que añadía que los funcionarios del PCCh lo hicieron para encubrir su abuso.
Numerosos países, incluyendo Estados Unidos han implementado restricciones de viaje a las personas que vienen de China para frenar la propagación de la enfermedad.
Hasta ahora en Estados Unidos se han confirmado al menos 15 casos en California, Texas, Arizona, el estado de Washington, Illinois, Massachusetts y Wisconsin.
El último caso de COVID-19, localizado en una base militar en Texas, fue confirmado por funcionarios de los Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) el jueves. El paciente estaba siendo retenido con otros en aislamiento médico en la base JBSA-Lackland cerca de San Antonio, después de un reciente viaje a la provincia de Hubei, China, que es el epicentro del brote.
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