Cuando lo que queremos de nuestra pareja no es posible

Nuestras relaciones son una dinámica más allá de nuestro completo control o comprensión—lo mejor es aceptarla

Por Nancy Colier
10 de mayo de 2020 12:00 AM Actualizado: 10 de mayo de 2020 12:00 AM

Llega el momento en cada relación en el que usted se da cuenta de que algo que cree que necesita y «debería» tener no está disponible.

Lo que usted haga cuando descubra esto puede determinar el futuro de la relación, y su satisfacción dentro de ella.

Nuestra pareja tendrá limitaciones, al igual que nosotros. Puede ser algo pequeño y sin sentido, o algo más serio, como problemas de ira no reconocidos.

A veces puede ser difícil saber si estos son factores de ruptura en la relación.

Lily recientemente entró en el dormitorio para encontrar a su marido, Ken, dormido. Su suéter, que estaba repleto de pelo de perro, estaba cubriendo la almohada de ella.

Ella no estaba en la habitación, pero durante unos segundos cuando Ken se dio la vuelta, se giró para mirarla y empezó a desatar lo que Lily sintió, como ira.

«Mira», dijo él, de forma acusatoria. «Es pelo de la perra. Ella estuvo aquí, durmiendo en la cama. Tuve que cambiar las fundas de las almohadas».

Su tono era furioso y agresivo. También había una pila de ropa lavada en el lado de la cama de Lily.

«¿Qué es todo esto?», preguntó.

«Guárdala», dijo bruscamente, y luego se dio vuelta y, después de unos cuantos suspiros, pareció volver a dormirse. Pero no, él no estaba soñando.

Lily se sintió sorprendida y completamente confundida. ¿Por qué la estaba atacando por lo del perro? ¿Insinuaba que ella había dejado la puerta del dormitorio abierta?

Ella no tenía ni idea de lo que acababa de pasar. Pero, dado que era tarde, hizo su ritual nocturno, movió la ropa y el suéter peludo y se fue a dormir.

Ken ya estaba en la mesa del desayuno tomando café cuando Lily se levantó. Llevaba muchos sentimientos cuando se sentó a su lado.

«Mira», dijo él, de forma acusatoria. «Es pelo de la perra. Ella estuvo aquí, durmiendo en la cama. Tuve que cambiar las fundas de las almohadas». Imagen ilustrativa. (Pxfuel/CCO)

«¿Qué te pasó anoche?», preguntó. «Entré en la habitación y me gritaste, me atacaste por el pelo de la perra».

«¿Te he atacado?», dijo, levantando las cejas, haciendo caras y sonidos burlones.

Lily habló en voz baja: «En mi mundo, eso fue un ataque emocional».

Ken respondió: «No te grité. ¿En qué universo te ataqué? Crees que todo es un ataque. Lo que sea que pienses, estoy seguro de que es correcto».

Lily no dijo nada más. Pero cuando su hija llegó a la mesa unos minutos más tarde, Lily contó con humor la historia de lo que había sucedido la noche anterior, burlándose de la rabia y las acciones de Ken.

Como dijo Lily: «Me expresé con Ken, de nuevo, a la ligera esta vez, y dejé que nuestra hija validara mis sentimientos ya que él no reconocería nada de lo que había pasado».

Lily y Ken habían estado casados durante 14 años; durante todos esos años, Ken había explotado rápidamente por pequeñas cosas.

Pero cuando sus arrebatos terminaron, lo cual también fue muy rápido, seguia como si nada hubiera pasado. No recordaba su ira. Cualquiera que se la señalara era considerado que distorsionaba la realidad y atacaba a Ken.

Cada vez que estos arrebatos ocurrían, Lily se sentía herida y necesitaba una disculpa o reconocimiento de lo que había sucedido.

Después del «ataque por los pelos de la perra», Lily se sintió molesta, ensimismada y emocionalmente abusada, aunque fuera solo un poco. Tal vez algo peor que el ataque en sí fue la sensación de ser maltratada aún más por la exigencia de su marido de que pretendiera que no había pasado nada.

Lily quería desesperadamente decirle a Ken que esto no estaba bien, pero también sabía que no habría ninguna disculpa o empatía de su parte. Más bien, sería juzgada y atacada aún más por atacarlo e inventar todo el asunto. Se sentía atrapada y sola.

Al mismo tiempo, Lily estaba enfadada y decepcionada consigo misma por no tener el valor de decirle a Ken lo que sentía. Lily creía que para respetarse a sí misma, tenía que estar dispuesta a ser honesta sobre cómo se sentía.

También sabía que dejar pasar el incidente y seguir adelante sería la mejor opción si lo que quería era paz. De hecho lo era. Tal y como Lily lo veía, no había una buena opción.

Lo que quería, en realidad, era una simple disculpa, un reconocimiento de que no debería haberle hablado así.

Para Lily, todo lo malo del matrimonio estaba contenido en este único incidente. Estaba herida y ansiaba empatía, o al menos un reconocimiento de sus sentimientos.

Pero su respuesta se sintió poco auténtica; burlarse de su comportamiento con su hija no ayudó a Lily—no la hizo sentirse más comprendida o amada. ¿Se preguntaba si había una manera de protegerse a sí misma, incluso si su marido no podía darle lo que necesitaba?

Cuando Lily y yo nos sumergimos en esta experiencia juntos, descubrimos un par de poderosos «deberes» que actuaban en el fondo de su mente y cambiaban su experiencia de este evento.

Para empezar, Lily creía que «debería» ser capaz de compartir todos sus sentimientos con su pareja y recibirlos con amor. Y que si no podía compartir su verdad, todo el tiempo, no debería estar en la relación.

Lily también creía que «debería» tener el valor (y estar dispuesta) de compartir sus sentimientos con su pareja, sin importar las consecuencias que esto pudiera tener.

Juntos, desempacamos la maleta de «deberes» de Lily, exponiendo cada «debería» a la luz. ¿Era realmente cierto que Lily «debería» estar dispuesta a compartir todos sus sentimientos, sin importar las consecuencias que el hecho de compartirlo crearía?

¿Era realmente cierto que Lily «debería» estar dispuesta a compartir todos sus sentimientos, sin importar las consecuencias que el hecho de compartirlo crearía? (Pixel2013/Pixabay)

¿Compartir, incluso cuando sabía que se encontraría a un acto defensivo y con un rechazo, fue realmente elección de autorrespeto?

¿Era posible que, en ciertos casos, la decisión de respetarse y cuidar de sí misma fuera reconocer y honrar su experiencia—para ella misma—y no para su marido? ¿Era posible que el acto de autocompasión fuera el que se ocupara de su dolor a la vez que la protegiera de más agresiones y malentendidos?

Y, ¿era realmente cierto que ella «no debería» estar en una relación en la que no pudiera compartir todo? ¿Tenía Ken que entender siempre cómo se sentía para que se sintiera bien consigo misma? Además, ¿qué pasaría si la historia que ella se estaba contando a sí misma—que Ken la había herido intencionalmente y ahora se burlaba en silencio, fuera solo una narración de su propia creación y no la verdad?

Con sus «deberes» sacados a la luz, Lily se sintió inmediatamente más libre. Se dio cuenta de que el respeto por sí misma podía provenir de no compartir en lugar de compartir—de elegir activamente protegerse de la actitud defensiva y la ira de su marido.

Aceptó que la actitud defensiva de su marido era un problema de él y no algo que ella pudiera arreglar—y desde luego no era algo que una mayor revelación por su parte fuera a cambiar. Descubrió que bastaba con reconocer su experiencia para sí misma; no tenía que compartir todos sus sentimientos con su marido—incluso cuando se derivaban de su comportamiento.

También vio a través de su creencia que una relación digna era una en la que todo podía ser compartido y recibido con un corazón abierto. Empezó a aceptar su relación por lo que era y por lo que no era. Se dio cuenta de que había estado exigiendo que su relación fuera algo que no era y que su marido fuera alguien que no era, lo que estaba creando un sufrimiento extra.

Estaba cuidando mejor de sí misma en la relación que realmente existía y con la pareja que realmente existía. Finalmente, Lily dejó de lado la historia que se estaba contando sobre la intención de su marido de herirla con sus arrebatos y decidió dejar que el significado de sus arrebatos fuera el que él les atribuyera y no el que ella había construido.

Cuando lo que usted quiere no es posible, y aún así valora y quiere permanecer en la relación, es una buena idea investigar las historias que usted se cuenta a si misma sobre su pareja y lo que está pasando en la relación. Conozca la narración que está escribiendo en su cabeza sobre las intenciones de su pareja.

También es importante descubrir los silenciosos «deberes» que corren por el fondo de su mente, los «deberes» que continuamente alimentan su sufrimiento.

Desenvolver sus historias y «deberes» los liberará para vivir más pacíficamente dentro de su relación—tal como es.

Aflojar el control de sus «deberes» le permitirá crear un nuevo tipo de satisfacción, un estado de aceptación que de hecho puede ser posible con la pareja que tiene en este momento.

Nancy Colier es psicoterapeuta, ministra interreligiosa, autora, oradora pública y líder de talleres. Para más información, visite NancyColier.com


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