Cuando los ánimos se encienden: Cómo lidiar con personas iracundas

Consejos para lidiar con las personas irascibles de su vida

Por GREGORY JANTZ
25 de agosto de 2023 1:41 PM Actualizado: 25 de agosto de 2023 1:41 PM

Como profesional de la salud mental, escucho comentarios como éste todas las semanas:

«Cuando mi cónyuge empieza a enojarse, rápidamente se exacerba y a veces se descontrola. No sé qué hacer».

«Mi compañero de trabajo pierde los estribos ante el más mínimo problema, y eso me asusta. Va a conseguir que lo despidan o que alguien resulte herido».

«Mi compañero de cuarto siempre está quejándose y criticando todo, y eso me hace hervir la sangre. ¿Qué se puede hacer con una persona tan temperamental?»

Lo más probable es que usted pueda decir algo similar. Esto se debe a que todos tenemos al menos una persona irascible y explosiva en nuestras vidas y, para la mayoría de nosotros, hay varias de ellas.

Si las personas con temperamento explosivo no se encuentran en nuestro círculo familiar, entre nuestros amigos y compañeros de trabajo, seguro que nos las encontramos en la calle, en el supermercado o en el vecindario. No es de extrañar que en estudios recientes hayan encontrado que:

Según la Escuela de Medicina de Harvard, casi dos tercios de los adolescentes estadounidenses experimentaron un arrebato de ira que involucró amenazas violentas, destrucción de propiedad o violencia hacia otros.

– En un estudio del 2019 realizado por The Zebra, el 82 por ciento de las personas admitió haber tenido algún incidente de tránsito ocasionado por un comportamiento violento en el último año.

– Casi el 65 por ciento de los trabajadores de oficina experimentaron ira en la oficina, y el 45 por ciento de los empleados pierden regularmente los estribos en el trabajo, según The British Association of Anger Management.

Entonces, ¿Cómo tratar con personas cuyo temperamento explosivo le alarma o incluso le asusta? Ya hablaremos sobre acciones concretas que puede realizar, pero antes, situémonos  en el contexto.

La ira es una emoción normal y natural del ser humano y una respuesta útil ante encuentros peligrosos o injustos, sin embargo algunas personas malinterpretan la función que tiene en sus vidas, en sus relaciones y en las interacciones con los demás. Creen que está mal sentir enojo y que esta emoción debe evitarse o reprimirse. Si se canaliza adecuadamente, el enojo puede impulsar a las personas hacia objetivos nobles, dándoles el poder para defender lo que es moralmente correcto y protegerse de las amenazas a su seguridad.

La ira puede ser constructiva o destructiva, dependiendo de cómo se maneje. esta emoción no es el problema en sí, pero la forma en que la expresemos si puede ser un gran problema. El mal manejo de los sentimientos de ira y la incapacidad para controlar las emociones exaltadas pueden convertirse rápidamente en algo destructivo en lugar de constructivo.

Los psicólogos algunas veces hacen referencia al concepto ‘ira limpia’ en contraposición con el concepto ‘ira sucia. La ira limpia significa encontrar formas responsables, apropiadas y productivas de expresar las emociones fuertes. Nos comportamos de forma razonable, racional y segura, sin permitir que los sentimientos sobrecargados tomen el control. Por el contrario, la ira sucia es cualquier expresión negativa, malsana o contraproducente, que puede incluir gritos, amenazas y hasta daños a la propiedad.

Cuidado con las personas violentas

Me refiero a las personas que no saben o no quieren controlar sus emociones. Los incidentes más inofensivos pueden hacer que explote su temperamento. Estos individuos dirigen su furia contra una persona específica o contra nadie en particular. Tienden a reaccionar de manera impredecible y exacerbada; además sus arrebatos pueden involucrar acciones físicas, como arrojar objetos o golpear una pared.

Mientras que la mayoría de nosotros sucumbimos al desahogo ocasional, reaccionar explosivamente se convierte en la conducta habitual de una persona con tendencia a la ira, que siempre califica a la vida como injusta, irrazonable o desleal. Cuando se enfurece, esta persona se siente reivindicada, poderosa y en control. En medio de una descarga de adrenalina, las personas iracundas pueden sentirse poderosas y llenas de energía, lo que puede volverse adictivo. Tratar a los demás como sacos de boxeo verbales es un signo clásico de comportamiento tóxico.

Formas saludables de responder cuando se produce una confrontación

Si bien el manejo de la ira es un desafío para muchas personas y una carga para la salud mental, existen varias estrategias para calmar una situación de confrontación.

Ante todo, manténgase a salvo. Si de repente se diera cuenta de que tiene en sus manos una bomba a punto de estallar, lo más sensato sería soltarla y correr. Sin embargo, cuando se trata de lidiar con una persona explosiva, muchos de nosotros ignoramos la mejor defensa que tenemos: ponernos a una distancia segura. Permanecemos en la zona de peligro, en los términos de la persona enfadada, mucho tiempo después de que sea productivo o prudente hacerlo.

Protegerse es primordial. En casos extremos, Si se siente amenazado de algún modo y existe la posibilidad de violencia física, es vital que se marche inmediatamente.

Tómese su tiempo. Incluso si no sufrió daño físico, tampoco es necesario que se someta a una paliza emocional. Es importante reconocer cuándo la tensión del momento superó cualquier posibilidad de razonamiento o de llegar a un acuerdo, así que tómese un descanso para evitar que la situación siga empeorando. El tiempo de recuperación puede durar minutos, horas, días o más. Lo importante es que se permita mantener un espacio saludable mientras aún se sienta expuesto a la ira no controlada de la persona violenta. Aproveche el tiempo para organizar sus pensamientos y poder mantener una discusión constructiva más adelante.

Resista el impulso de combatir el fuego con fuego. Si hay algo que actúa como gasolina vertida al fuego de la ira descontrolada de alguien, es más ira. Sí, tiene derecho a estar seguro, a poner límites y a retroceder cuando sea necesario. Pero enojarse es el camino que menos probabilidades tiene de conducir a la paz. Recuerde que la ira en sí misma es sólo una emoción. No tiene poder para «obligarle» a responder de una manera u otra. Estamos condicionados a través de la experiencia a tratar la ira de alguien como la campana de un combate de boxeo, como una señal para salir a golpear. Pero no tiene por qué ser así. Podemos elegir ver que la ira es contagiosa sólo si dejamos que lo sea. Mantener la calma significa no permitir que las chispas de la ira de otra persona enciendan la nuestra.

Tranquilícese. Cuando alguien empieza a enojarse, no está pensando con su cerebro superior, sino con su amígdala, el área del cerebro responsable de la respuesta de lucha o huida y del procesamiento del miedo. A veces se le llama «cerebro de lagarto», la parte primitiva y no racional. Dele tiempo y espacio a la persona enojada para que recupere la compostura. Cuanto más tranquilo se  mantenga, más rápido se calmará la persona enfadada también.

No intente señalar el comportamiento irracional mientras la persona se está comportando de esa manera. Intentar controlar o enfrentarse a alguien que está teniendo una rabieta es como agitar una bandera roja frente  a un toro. Lo único que conseguirá será provocar a la persona haciendo que se reavive su ira. Las personas iracundas a menudo se ven a sí mismas haciendo frente a un mundo injusto, por lo que es probable que se sientan atacadas si usted intenta señalar su comportamiento irracional.

Establezca y mantenga sus límites. Establecer un límite equivale a trazar una línea en la arena y decir: «¡No está permitido cruzar!» o construir una cerca alrededor de su propiedad y colocar un cartel que diga: «¡Prohibido el paso!». Necesita la fuerza emocional y la convicción clara para saber con precisión qué tipo de comportamiento tóxico está dispuesto a soportar y cuál no. Por ejemplo, si alguien comienza a agredirle o insultarle, esa es una señal para abandonar la escena, puede decidir alejarse. Si la persona enfadada insulta a otras personas que le importan, puede decidir no participar y decirlo respetuosamente.

Utilice palabras suaves y un tono tranquilizador. Es difícil rebatir la sabiduría que encierra este proverbio del Antiguo Testamento: «La respuesta suave aleja la ira, pero la palabra áspera la despierta» (Proverbios 15:1). En el calor del momento, hable suavemente y evite las palabras provocadoras. Levante las manos en señal de distanciamiento y diga algo como: «Veo que está molesto y quiero escucharle. Vamos a respirar hondo y a calmarnos».

Aborde el conflicto cuando la ira se haya apaciguado. Una vez que la persona se haya calmado, pueden intentar una conversación racional. Puede mantener una discusión en este momento si la persona se calmó lo suficiente. Pero si la situación continúa tensa, acuerde un momento para hablar al día siguiente o incluso una semana después. Un poco de tiempo y espacio pueden aportar una perspectiva diferente sobre el acontecimiento desencadenante. Exprese sus necesidades y deseos con sinceridad y respeto. Es importante tener en cuenta las necesidades y sentimientos de la otra persona y mostrarle respeto. Este enfoque no impone ninguna condición sobre el comportamiento de la persona enojada; simplemente deja la puerta abierta a una solución productiva del problema ahora que la situación se calmó.


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