«Papá, cuéntame otra vez esa historia en la que a ti y a tu amigo los persiguió un cerdo por el campo».
«Abuela, estoy aburrido. ¿Qué hacías en verano para divertirte cuando tenías 14 años?».
La mayoría de los niños, y adultos disfrutan las historias que les cuentan los adultos mayores sobre sus días de juventud. A menudo humorísticas o nostálgicas, estas historias pasan a formar parte de la tradición familiar. No dudo que, incluso nuestros antepasados más lejanos compartían sus días de antaño de la misma manera con sus hijos, alrededor del fuego o en torno a una olla de potaje y pan de centeno, entreteniéndose y transmitiendo al mismo tiempo algo de historia y costumbres locales.
Aproveché esta reserva de conocimientos y experiencia cuando impartía clases de historia de Estados Unidos en seminarios en línea. Casi todos los años, les pedía a mis alumnos que entrevistaran a alguien mayor que sus padres: un abuelo, una tía o un tío, o un amigo de la familia. Debían buscar detalles sobre la infancia, la educación, las ocupaciones y los intereses de esa persona y, cuando fuera posible, relacionar esos recuerdos con acontecimientos pasados. Una abuela que vivió su niñez durante la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, podría ofrecer información sobre que actividades realizaban quienes se quedaban en sus casas para apoyar a su país y como era la vida durante la guerra.
Estas entrevistas estrecharon los lazos entre los jóvenes y los mayores y ayudaron a que la historia cobrara vida. Leer sobre la Ofensiva del Tet en la guerra de Vietnam, por ejemplo, proporciona a los alumnos contexto y fechas, pero escuchar a un tío que luchó allí como marine tiene un impacto mucho más dramático. Además, estos intercambios a menudo transportan a los estudiantes mucho más profundamente en el pasado de lo que habían imaginado en un principio. Una estudiante de segundo de bachillerato que escucha a su abuela de 70 años recordando a su propia abuela puede encontrarse de repente viajando en el tiempo hasta finales del siglo XIX.
Es muy divertido y educativo, así que si alguno de mis jóvenes lectores decide convertirse en un periodista aficionado empeñado en realizar entrevistas como estas, aquí tiene algunos consejos para empezar. Estos consejos proceden de las docenas de entrevistas que yo mismo realicé en los últimos siete años.
Investigue
En primer lugar, repase los aspectos básicos de la historia de Estados Unidos del siglo XX. Si la tía abuela Mary tiene 75 años, debería aportar a la entrevista algunos conocimientos sobre acontecimientos como la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría, el movimiento por los derechos civiles y el programa espacial Apolo.
Prepare sus preguntas
Escriba anticipadamente una lista de preguntas para mantener el ritmo de la entrevista y cubrir todas las áreas posibles. Haga preguntas personales: «¿Cómo era vivir en Wyoming en aquella época? «¿Por qué decidió no ir a la universidad?», pero dirija otras a la sociedad y la cultura en general, como «¿Qué pensaba de Jimmy Carter como presidente?» y «¿Recuerda qué estaba haciendo cuando se estrellaron los aviones contra las Torres Gemelas?». Si necesita más preguntas, o si teme que se le olvide algo importante, busque en Internet «students interviewing relatives about history» («estudiantes que entrevistan a familiares sobre historia») y encontrará algunas ayudas estupendas.
Sea flexible
Pero no se obsesione con su lista de preguntas. Es cuando la gente se sale del tema cuando pueden surgir algunas revelaciones sorprendentes. Cuando le pregunte por los años 60, puede que la tía Mary se entusiasme repentinamente con una tal Twiggy y la moda de las minifaldas. Puede que nunca haya oído hablar de Twiggy, pero fue una de las primeras modelos internacionales y contribuyó a crear una revolución en el mundo de la moda.
Tome nota
Grabe la conversación si lo desea. Si decide tomar nota en su computadora portátil o a mano, tenga en cuenta que anotar solo unos pocos detalles bastará para fijar toda una descripción o escena completa en su memoria. Si está tomando nota de una cita, ese es el momento de hacerlo con precisión.
Ir más allá
Si está buscando un proyecto más grande, por ejemplo para un trabajo de historia en la escuela, no dude en ampliar el alcance de sus entrevistas. Varios de mis alumnos trabajaron una vez con un grupo en Asheville, Carolina del Norte, entrevistando a veteranos en el hospital para Veteranos. Un centro de la tercera edad es también un lugar perfecto para encontrar personas mayores dispuestas a compartir sus historias.
Realice sus entrevistas con gratitud
Acompañe sus entrevistas con agradecimiento, incluso si es solo por teléfono o por correo electrónico, y aunque sólo sea al abuelo.
Diviértase
Por último, libérese del estrés y diviértase con esta actividad. Descubrirá que a la mayoría de las personas le gusta hablar de sí mismo. También encontrará que muchas personas mayores se sienten complacidas y halagadas por su invitación.
No se olvide de si mismo
Además de descubrir más cosas sobre el pasado, hay otra lección importante que aprenderá de estas entrevistas. Mucha gente piensa en la historia en tiempo pasado, en algún acontecimiento de hace mucho tiempo, pero en realidad la historia es lo que sucedió en el mundo hace un minuto. Así que aprenda la lección de esta entrevista y recuerde que cada día usted también forma parte de la historia.
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