Opinión
¿La invasión rusa de Ucrania se debe únicamente a la intromisión de la OTAN?
Es casi seguro que la intromisión fue un factor, o al menos una excusa, pero ¿fue ese el gran acontecimiento desencadenante?
¿O hubo otros factores que impulsaron la invasión rusa?
Si usted es como muchos observadores, podría parecer que la guerra es mucho más de lo que parece. Y tendría razón.
Como se señaló en un artículo anterior, por ejemplo, la guerra ha hecho que Rusia y China provoquen o agraven la escasez de alimentos en la región e incluso en gran parte del mundo.
¿Por qué persigue Moscú esta política destructiva?
Está claro que no quiere coexistir en el actual orden mundial en el que le resulta difícil competir.
Las malas perspectivas de Rusia
Supongamos que examinamos la situación económica actual de Rusia y vemos cómo se compara con Europa Occidental, Estados Unidos, Japón y otras naciones avanzadas. En ese caso, los resultados son deprimentes si eres ruso.
En términos de producto bruto interno (PBI), Rusia es la undécima economía del mundo. Pero para una nación con la mayor masa terrestre, enormes recursos naturales, y una población altamente educada de unos 145 millones, incluso Italia, con una población de solo 60 millones, supera a Rusia.
En términos de PBI per cápita, Rusia ocupa el 49º lugar en el mundo, mientras que Italia se sitúa en el 34º lugar, superando con creces el PBI per cápita de Rusia. Para Rusia, una clasificación tan baja es abismal.
En la actualidad, incluso cuando Rusia cosecha una ganancia inesperada gracias a que los precios del crudo han alcanzado máximos de siete años y a que los ingresos han aumentado un 35% a partir de 2020, cualquier «amplia recuperación económica» que Rusia podría obtener será de corta duración.
Es fácil conseguir un salto de 10 u 11 puntos en el PBI cuando los niveles anteriores son tan bajos y la única o dos cosas que produces–energía y grano–han duplicado o triplicado de repente su precio debido a tu guerra contra otro país.
Pero esa no es una estrategia a largo plazo para un crecimiento económico sostenible. La regresión de Rusia que pasó del capitalismo del salvaje oeste en la década de 1990 a la oligarquía autoritaria en la década de 2000 ha sofocado en gran medida el nuevo desarrollo–si no el pensamiento innovador–y ha sustituido el dinamismo económico por la previsible mediocridad de la represión política.
Una economía (mayormente) de mediados del siglo XX
Con la excepción de los misiles nucleares, la programación informática/ingeniería de software y algunos otros sectores, Rusia tiene una economía de mediados del siglo XX, por lo que le resulta difícil competir en el mundo del siglo XXI.
Según el Banco Mundial, la economía rusa se basa en tres grandes sectores e industrias principales: El 62% del PBI procede del sector de los servicios, el 32% del sector industrial, y la agricultura tiene una cuota de alrededor del 5%.
Pero hay que ver el panorama general. En 2019, el petróleo y el gas representaron el 60% de las exportaciones de Rusia y el 39% de los ingresos del presupuesto federal. El sector energético representa alrededor del 25 por ciento del PBI del país.
Como dice el refrán, Rusia es una gasolinera con armas nucleares que hackea las redes occidentales.
Putin bloquea el desarrollo de Rusia
Esos porcentajes de 2019 son aún mayores ahora. Pero, ¿convertirá Rusia a este breve periodo de aumento de ingresos en riqueza a largo plazo?
Probablemente no.
Estamos hablando de la Rusia de Vladimir Putin. Putin no comparte y no juega bien con los demás, a excepción de los oligarcas leales. La mayor parte de la riqueza seguirá siendo para Putin y su oligarquía de seguidores.
Eso es lo que ocurre en las dictaduras. La riqueza y el intercambio de información, así como la innovación y el desarrollo del mercado que conllevan, amenazan directamente el poder de los dictadores y su control de la sociedad.
Por eso también el crecimiento económico y la innovación han eludido a Rusia. La riqueza y la innovación a largo plazo necesitan mercados, así como estabilidad económica y jurídica, nada de lo cual puede proporcionar Putin.
Además, con el envejecimiento y la disminución de la población rusa, el tiempo y la demografía van en contra de las visiones de Putin sobre su imperio. Si Rusia no cambia en unas décadas, es probable que se convierta en un remanso económico aún mayor de lo que ya es.
El factor más importante en la actual historia de desastre económico de Rusia es el propio Putin. A sus 69 años, el dictador tiene más ayeres que mañanas. En otras palabras, cualquier cosa que haya planeado para Rusia–y para sus enemigos percibidos–la llevará a cabo más pronto que tarde.
Un futuro deshecho
No tenía por qué ser así, por supuesto. No hay escasez de inteligencia, laboriosidad o capacidades entre el pueblo ruso.
Con los programadores informáticos más avanzados del mundo, Rusia podría ser una potencia informática. Debería estar a la cabeza del mundo en programación informática de vanguardia e innovaciones de software.
En 2014, el Skolkovo Technopark de Rusia–su llamado «Silicon Valley»–atrajo capital occidental. Entonces Putin invadió Crimea.
Los inversores volvieron a Skolkovo Technopark, pero entonces Putin invadió Ucrania y, de nuevo, los inversores institucionales retiraron su dinero.
Entonces, ¿dónde están ahora muchos de los mayores innovadores de Rusia?
En el verdadero Silicon Valley, por supuesto, y en otros centros tecnológicos.
Irónicamente, la destreza de Rusia en la programación la convierte en uno de los líderes mundiales en ciberamenazas y ciberataques.
Eso debería avergonzar a Putin y enfurecer a todos los rusos.
Rusia desempeña el rol de saboteador
¿Puede Rusia aspirar a competir económicamente con Estados Unidos, Alemania, Japón, el Reino Unido o incluso Francia?
No bajo los actuales dirigentes.
En lugar de promover una economía dinámica e innovadora, Putin tiene el pie en el cuello del pueblo ruso. Muchos rusos con cerebro y ambición se van para tener éxito o simplemente se rinden.
Dado el historial de invasiones de Putin y su deseo de construir un imperio, parece que veremos más de lo mismo. Después de todo, las naciones utilizan las ventajas que tienen a su alcance. Putin sabe que para sobrevivir y seguir siendo una fuerza en el siglo XXI, debe aprovechar las que posee.
Como líder de Rusia, Putin tenía la opción de convertir a Rusia en un líder para mejorar el mundo o de desempeñar el rol de saboteador. Eligió lo segundo.
Como resultado, la guerra y la destrucción es lo que marcará el tiempo de Putin en esta Tierra.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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