De la depresión a la enfermedad de Parkinson: el poder curativo del baile

La terapia de baile examina la forma en que la postura y el movimiento del cuerpo afectan nuestra capacidad para regular las emociones

Por ADRIANNA MENDREK - UNIVERSDAD BISHOP'S
17 de diciembre de 2019 4:04 PM Actualizado: 17 de diciembre de 2019 4:04 PM

«Cuando un cuerpo se mueve, es lo más revelador. Baila para mí un minuto y te diré quién eres». Mikhail Baryshnikov, aclamado bailarín de ballet.

¿Por qué dejamos de bailar cuando crecemos? ¿Por qué nos desconectamos y nos alienamos del cuerpo? Me sorprende que la terapia de baile/movimiento (DMT) no sea más popular en los campos de la psicología y la psicoterapia a nivel mundial.

Durante un par de décadas dediqué mi atención como investigadora en neurobiología y psiquiatría conductual casi exclusivamente al cerebro y a la salud mental, descuidando el resto del cuerpo.

Fui entrenada a finales de los 90, la década del cerebro. Me ha hipnotizado la complejidad del cerebro, olvidando por completo que es parte de todo un organismo, íntimamente conectado e interactuando recíprocamente con todo el cuerpo.

Curiosamente, en mi vida personal, mi cuerpo ha jugado un papel central. Mi manera de lidiar con cualquier problema de salud mental ha sido a través de largas caminatas, bailes y yoga.

La terapia de baile/movimiento ha existido durante varias décadas, pero nunca ha llegado a ser ampliamente popular, posiblemente debido a la falta de estudios de investigación bien diseñados. (ArtTower/Pixabay)

Esta es en parte la razón por la que en los últimos años, como profesora de psicología en la Universidad de Bishop’s, he comenzado a incorporar el trabajo corporal en mi enseñanza e investigación, y por la que entré en un programa de entrenamiento de terapia de movimiento y baile en Canadá este verano.

Entendiendo el cuerpo en movimiento

La terapia de baile/movimiento va más allá del simple baile. La DMT utiliza el baile y movimiento para promover el conocimiento, la integración y el bienestar, así como para disminuir los síntomas no deseados en varias poblaciones clínicas.

A diferencia de las terapias de conversación convencionales, el DMT utiliza todo el cuerpo para acercarse al paciente, principalmente a un nivel no verbal y creativo. El cuerpo en movimiento es tanto el medio como el mensaje. El DMT reconoce al cuerpo en movimiento como el centro de la experiencia humana, y ese cuerpo y mente están en constante interacción recíproca.

Al igual que con las psicoterapias más tradicionales, la DMT puede ser aplicada en una amplia gama de formas. Puede involucrar hablar, diferentes tipos de música, o nada de música. Se puede hacer en grupos, con individuos o con parejas. Los terapeutas a veces bailan con sus pacientes, y otras veces, observan.

Una sesión de terapia de grupo puede implicar un calentamiento y un chequeo de dónde estamos emocional, mental y físicamente. Puede ser seguido por el desarrollo de un tema, que surge espontáneamente o ha sido preparado por un terapeuta (por ejemplo, trabajando con emociones difíciles). Termina con la conexión a tierra (reconectando con nuestros cuerpos y con nosotros mismos en el momento presente) y el cierre (por ejemplo, un gesto, un sonido, una palabra).

Todo esto se hace con nuestros cuerpos en movimiento o quietud, pero se puede añadir algo para compartir verbalmente, escribir en un diario, dibujar y otros elementos.

La exploración de nuevos movimientos puede evocar nuevas percepciones y sentimientos. (Pxhere)

La terapia de baile/movimiento ha existido durante varias décadas, pero nunca ha llegado a ser ampliamente popular, posiblemente debido a la falta de estudios de investigación bien diseñados. Esto ha cambiado, y me gustaría destacar aquí algunos estudios recientes que apoyan los beneficios de la baile y el DMT en la regulación emocional, la función cognitiva y la plasticidad neuronal.

Un efecto positivo en la depresión

Una de las principales razones por las cuales las personas bailan, es para modificar su estado emocional. Durante el baile se esfuerzan por sentir más alegría y felicidad y por reducir el estrés y la ansiedad. Desde su inicio, la terapia de baile, similar a las psicoterapias somáticas, ha enfatizado la interacción recíproca entre el cuerpo y la mente, y la capacidad de regular las emociones a través de cambios en las posturas y movimientos del cuerpo.

La exploración de nuevos movimientos puede evocar nuevas percepciones y sentimientos. También puede facilitar el ver una gama más amplia de posibilidades en una situación dada. Algunos patrones de movimiento nuevos o antiguos pueden evocar material reprimido y mejorar la comprensión de uno mismo y de su entorno e historia.

Uno de los estudios más convincentes que apoyaron esta idea examinó los movimientos improvisados complejos e identificó conjuntos únicos de componentes de movimiento que pueden provocar sentimientos de felicidad, tristeza, miedo o ira. Las asociaciones entre las emociones y los componentes motores específicos, se han utilizado en el pasado para el diagnóstico o reconocimiento de las emociones. Este estudio va más allá y propone técnicas específicas para modificar las emociones.

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El baile involucra extensas áreas de la corteza cerebral, así como varias estructuras cerebrales profundas. (voltamax/Pixabay)

Una revisión sistemática reciente de la investigación sobre la terapia de baile/movimiento encontró específicamente que es efectiva en el tratamiento de adultos con depresión.

Mejoras en la enfermedad de Parkinson

El baile involucra el aprendizaje de secuencias de pasos y movimientos en el espacio, en coordinación con la música. En otras palabras, requiere un compromiso físico y cognitivo sustancial y, como tal, debe mejorar no solo el tono muscular, la fuerza, el equilibrio y la coordinación, sino también la memoria, la atención y el procesamiento visoespacial.

Cuando se comparan las intervenciones de baile a relativamente largo plazo (de seis y 18 meses) con el entrenamiento físico convencional, varios estudios han encontrado mejorías en la atención, la memoria verbal y la neuroplasticidad en adultos mayores sanos. Los investigadores también encontraron mejoras en la memoria y la función cognitiva para los adultos mayores con deterioro cognitivo leve después de un programa de baile de 40 semanas.

Además, un reciente meta-análisis de siete ensayos controlados aleatorios que comparan los efectos de la terapia de baile con intervenciones no relacionadas con la baile en la enfermedad de Parkinson, encontró que el baile era especialmente beneficiosa para la función ejecutora, es decir, para los procesos que nos ayudan a planear, organizar y regular nuestras acciones.

Cambios en la estructura del cerebro

El baile involucra extensas áreas de la corteza cerebral, así como varias estructuras cerebrales profundas.

Una revisión sistemática descriptiva reciente incluyó ocho estudios bien controlados, todos los cuales demostraron cambios en la estructura cerebral después de la intervención de baile. Estos cambios incluyeron: aumento del volumen del hipocampo y del parahipocampo (implicado en la memoria), aumento del volumen de materia gris en el gyrus precentral (implicado en el control motor) e integridad de la materia blanca en el cuerpo calloso (implicado en la comunicación entre los dos hemisferios).

Nuestra postura y nuestros movimientos tienen el poder de transformar nuestros estados mentales, de evocar recuerdos reprimidos, de liberar espontaneidad y creatividad, de reorganizar nuestros cerebros. (ArtTower/Pixabay)

En general, estos estudios son compatibles con la idea de utilizar el baile y la DMT en diversos trastornos neurológicos y psiquiátricos —como la enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Alzheimer y los trastornos del estado de ánimo—, así como en la población general.

Nuevas posibilidades para sentir y percibir

Está claro que el baile tiene un poderoso efecto sobre el cuerpo humano y la psique.

El DMT desde sus inicios enfatizó que el cuerpo es inseparable de la mente y en constante interacción recíproca con ella. Como tal, las sensaciones, percepciones, emociones y pensamientos afectan a nuestro cuerpo y a nuestra forma de movernos. Observando el cuerpo, podemos deducir los estados mentales.

Por el contrario, nuestra postura y nuestros movimientos tienen el poder de transformar nuestros estados mentales, de evocar recuerdos reprimidos, de liberar espontaneidad y creatividad, de reorganizar nuestros cerebros. Nuevas formas de moverse y bailar pueden producir nuevas formas de sentir y percibir el mundo.

El cuerpo, el movimiento y la baile han sido casi totalmente ignorados por la psicoterapia convencional. ¡Es hora de cambiar eso!

Adrianna Mendrek es profesora en el departamento de psicología de la Bishop’s University en Canadá. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.

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