¿Deberían ser procesados como delincuentes los responsables de la Ley del Salario Mínimo?

Por WALTER BLOCK
14 de abril de 2021 12:20 PM Actualizado: 14 de abril de 2021 7:40 PM

Opinión

En opinión de la mayoría de los economistas, una ley de salario mínimo aumentará la compensación de algunos trabajadores no calificados y el desempleo de otros.

Según la Oficina de Presupuesto del Congreso (pdf), un aumento de USD 15 la hora al salario mínimo a nivel federal, en pasos graduales hasta alcanzarlo en 2025, sacará de la pobreza a unas 900,000 personas, al tiempo que dejará sin empleo a 1,4 millones de personas.

No vamos a debatir estas proporciones, salvo para señalar que todo esto depende de la elasticidad de la curva de demanda de mano de obra inexperta, y que esta métrica aumenta cuanto mayor es la duración de la aplicación de la propuesta de la ley de salario mínimo. Es decir, inmediatamente después de la aprobación de dicha ley, muy pocos empleados de este tipo serán despedidos, pero con el paso del tiempo, cada vez serán más.

En cambio, ahora nos enfocaremos, solo, en aquellos que pierden sus trabajos debido a un aumento en el nivel del salario mínimo. También tenemos en cuenta a aquellos que no pueden ser empleados ni siquiera al nivel del salario mínimo actual de USD 7,25, debido a que su productividad está por debajo de ese punto, y cualquier empresa que los contrate perderá dinero al hacerlo. Es decir, todos los lados de este debate reconocen que los salarios mínimos crean desempleo; solo divergen en el grado en que esto ocurre.

¿Qué es entonces el desempleo? Es una situación que destruye el alma. Uno sale a la calle todos los días en busca de un trabajo, sin éxito. Envías millones de currículos, sin éxito. A veces, en contadas ocasiones, te conceden una entrevista de trabajo, pero nunca consigues nada. (Si dejas de buscar y, por ejemplo, vuelves a estudiar, gracias a la magia de las estadísticas del gobierno ya no se te cuenta como desempleado. Esta descripción se aplica a los que están activos en una carrera, y si tú ya no estudias; en cambio, ahora estás fuera de la población que trabaja).

El desempleo no solo se correlaciona estadísticamente con el consumo de drogas, el alcoholismo, la violencia doméstica, el maltrato de niños, la pérdida de la autoestima, la depresión, las enfermedades mentales e incluso el suicidio. No, también tiene una relación causal. Demasiadas personas que no pueden encontrar un trabajo caen en estas formas miserables de la existencia.

Todo esto surge como resultado de una política pública. Los responsables del desempleo resultante son, por tanto, responsables de estas calamidades.

Un experimento mental

Supongamos que la génesis de estos despreciables resultados no fuera pública, sino privada. Voy al centro de la ciudad (que es donde vive un número desproporcionado de víctimas con salario mínimo) con un arma grande. También tengo una capa de invisibilidad, para que la policía no pueda detenerme. Marcho hasta, oh, un 5 por ciento, un buen número redondo para los efectos del desempleo de esta ley, de todas las personas que encuentro allí que tienen trabajo. Amenazo creíblemente con asesinarlos a menos que renuncien a sus puestos y no busquen a nadie más. Mis amenazas son creíbles. Por tanto, aumenta el desempleo.

¿Cómo me trataría la ley del país? ¿Cómo debería considerarme la ley del país? No soy abogado, pero creo que no hace falta decir que, de hacer eso, sería un criminal. Deberían encerrarme y tirar la llave. Sería un ser despreciable que angustia a las personas que están en la base de la pirámide económica y que las obliga a quedarse sin empleo, con todo lo que eso conlleva.

Pero, ¿Serían menos culpables que yo personas como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez y Chuck Schumer y Nancy Pelosi y Joe Biden? Yo creo que no. Ok, ok, ninguno de ellos apuntó con un arma a nadie, como lo hice yo, pero, en su lugar usaron la fuerza de la ley. Tienen guantes de terciopelo mucho mejores que yo. Pero en su apoyo a esta despreciable ley de salario mínimo, no son menos culpables que yo al infundir el flagelo del desempleo a los menos capaces de soportar sus inexorables presiones.

El caso es que todos los defensores de esta malvada legislación, sin excepción, admiten que provocará, al menos, una pequeña cantidad de desempleo. Y, sin embargo, persisten en sus malos caminos. Lo sepan o no, tienen una intensión criminal o, al menos, tienen una conciencia llena de culpas, lo que ninguno de ellos reconoce jamás.

Walter E. Block es catedrático de economía en la Universidad Loyola, en Nueva Orleans. También es académico adjunto en el Instituto Mises y en el Instituto Hoover.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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