Vi a mucha gente con metas sobre cómo cambiar la forma en que pasan su tiempo. Quieren pasar más tiempo con su familia, tener un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, leer más o pasar más tiempo al aire libre.
Son objetivos maravillosos. Todos implican algo que, en teoría, es bastante sencillo: cambiar la forma de emplear el tiempo.
Pero rara vez es tan sencillo, ¿verdad? Hay algo que nos lleva a emplear nuestro tiempo de un modo que queremos cambiar pero que nos cuesta hacerlo.
Veamos qué es lo que nos aleja de objetivos como éste y cómo cambiar para ser más intencionados sobre cómo pasamos nuestro tiempo.
Lo que nos aleja de nuestras intenciones
Supongamos que tiene un objetivo, como pasar más tiempo con la familia (o los amigos). ¿Para qué necesita un objetivo así? Sin ánimo de juzgarle, vale la pena preguntárselo. ¿Por qué no lo está haciendo ya?
O de otra forma: ¿Qué puede alejarlo de ese objetivo?
Podemos tener las mejores intenciones con nuestro tiempo, pero hay algunas cosas que suelen alejarnos de ellas:
– Surgen imprevistos. Estas cosas pueden incluir una situación de trabajo urgente, una nueva solicitud de nuestro tiempo, una crisis o, en realidad, cualquier cosa a la que tengamos que hacer frente y que no hayamos previsto.
– Las cosas tardan más de lo que pensábamos. Esto es muy habitual. Pensamos que tardaremos una hora en redactar ese informe, y tardamos cuatro. Pensamos que iremos a la tienda 20 minutos para hacer un encargo rápido, y tardamos 45 minutos.
– Nos olvidamos de planificar cosas que normalmente no entran en nuestra agenda. Nos olvidamos de dedicar tiempo a cosas como comer, descansar, ducharnos, lavarnos los dientes, doblar la ropa, cocinar, limpiar, etcétera. Así que nuestro horario ideal rara vez incluye todo lo que realmente tenemos que hacer y, como resultado, a menudo se desvía de lo previsto.
Mi sugerencia es que introduzca algo de margen en su plan para poder hacer frente a los imprevistos. Si tiene tiempo destinado para un uso intencionado, no lo deje demasiado planificado. Deje espacio para descansar, cuidarse, ponerse al día con los mensajes, etcétera.
Pero hay una razón más importante por la que nos distraemos de nuestras intenciones: el miedo frente a la comodidad.
Por ejemplo:
– Puede que queramos pasar tiempo con la familia, pero cuando estamos recibiendo un montón de peticiones de clientes (o compañeros de trabajo), puede que decidamos trabajar hasta tarde en lugar de llegar a casa a tiempo.
– Puede que queramos leer más, pero lo abandonamos cuando nos sentimos estresados por un proyecto y decidimos llenar nuestro tiempo disponible con trabajo.
– O puede que acabemos desplazándonos por el teléfono, navegando por internet o viendo videos en lugar de hacer lo que habíamos planeado porque nos sentimos estresados y queremos consolarnos con distracciones.
– Cuando sentimos estrés, miedo o resistencia, es posible que nos sintamos atraídos por el trabajo o las distracciones porque pensamos que eso aliviará el miedo o reconfortará el estrés. Esa es la razón principal por la que nos alejamos de nuestras intenciones.
Cómo emplear el tiempo de forma más intencionada
Lo primero es pensar qué intenciones tiene para su tiempo que aún no esté haciendo. Por ejemplo, puede que quiera leer más, salir más al aire libre y pasar más tiempo con la familia.
Una vez que tenga esas intenciones, puedes ser más claro: 30 minutos de lectura al día, una hora de paseo o excursión por la naturaleza cuatro veces por semana, tardes en familia después de las 18:00 entre semana y medio día de diversión los sábados y los domingos.
Después, márquelo en su calendario y comprométase con los demás. Quizá hagas sus paseos con su pareja o su mejor amigo. Planifique los fines de semana y las noches entre semana con su familia. Únase a un reto de lectura o dedique tiempo a leer en familia.
Establezca un recordatorio para revisar sus propósitos cada mañana o cada noche.
Estos son los primeros pasos. El verdadero trabajo vendrá cuando se enfrente al miedo, la resistencia o el estrés y busque salirse de estas intenciones trabajando o yendo a distracciones.
Cuando esto ocurra:
– Tome conciencia de lo que está sintiendo que le está alejando de sus intenciones. ¿Puede sentirlo en su cuerpo?
– Encuentre una manera de calmar o aliviar el miedo o el estrés. ¿Necesita caminar unos minutos? ¿Una respiración más profunda? ¿Un poco de amor? ¿Alguien con quien hablar?
– ¿Una vez que esté más tranquilo, recuérdese a sí mismo sus intenciones. Tómese un minuto para recordar por qué querría hacer esto. ¿Es esta intención más importante que la incomodidad temporal del miedo o el estrés?
– Vuelva a sus intenciones con amor y devoción.
Esto es una práctica, y a la mayoría de nosotros no nos sale de forma natural. Pero si le gustaría vivir una vida más intencionada, ésta es la práctica. ¿Qué le gustaría hacer?
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