El Partido Comunista Chino (PCCh) ha ideado un sistema en el que los líderes comunitarios chinos en el extranjero no tienen otra opción que involucrarse con su aparato para ayudar a sus conciudadanos, según Laura Harth, directora de campaña de Safeguard Defenders, un grupo, sin fines de lucro, de derechos con sede en España.
Dado que se ven obligados a cooperar con el PCCh, los líderes comunitarios pueden verse implicados en conductas criminales y ser expuestos a cargos penales, dijo la Sra. Harth al programa “American Thought Leaders” de EpochTV.
El PCCh opera más de 100 comisarías secretas en el extranjero en 53 países, según Safeguard Defenders. Las estaciones son “un montaje entre las autoridades de seguridad pública de China, en cooperación con grupos vinculados al Frente Unido en todo el mundo”, explicó la señora Harth. El Departamento de Trabajo del Frente Unido es una agencia responsable de coordinar las operaciones de influencia del PCCh en el extranjero.
Las comisarías actúan muchas veces con el pretexto de ofrecer servicios consulares y administrativos, como renovación de pasaportes y licencias de conducir, lo que viola la Convención de Viena sobre Relaciones Consulares, explicó. Las comisarías podrían instalarse en residencias privadas o edificios de oficinas.
Al ofrecer esos servicios a través de dichas redes, «les estás dando una enorme cantidad de control sobre las comunidades en las que residen, en las que prestan los servicios, les das acceso a una gran cantidad de datos sobre quién está allí”, dijo la Sra. Harth.
“Este tipo de servicios no se administran a través de los canales tradicionales sino a través de grupos vinculados a las agencias de influencia del PCCh que están vinculados al Frente Unido”, dijo.
Las comisarías funcionan como “nexo” con las autoridades de seguridad pública en China. Las solicitudes, como las de licencia de conducir, pasan por la autoridad de seguridad pública, lo cual «tiene sentido», ya que son cosas que el sistema comunista chino puede «utilizar como arma» «para asegurarse de que usted les obedezca», según la Sra. Harth.
Las comisarías de policía también participan en operaciones de repatriación ilegal, como silenciar la disidencia en el extranjero coaccionando a los chinos a regresar a China, según la Sra. Harth.
«Hay pruebas suficientes para decir que no se trata simplemente de servicios administrativos consulares inocentes», añadió.
Silenciando la disidencia en el extranjero
«El Partido Comunista Chino es un sistema que ni siquiera puede empezar a concebir la idea de una sociedad civil libre o un espacio cívico libre», dijo la señora Harth.
Cualquier forma de sociedad civil fuera del control del PCCh “será desaparecida, acosada, detenida y definitivamente incapaz de ejercer libertades”.
Ahora, están tratando de “apagar cualquier apariencia de espacio cívico libre, de sociedad civil, o al menos tratar de cooptarlos, de alguna manera controlar a esos grupos extranjeros”, añadió.
El Frente Unido “no se trata sólo de tratar de influir en la gente” o “establecer la narrativa”, añadió la Sra. Harth. «También se trata de tomar medidas enérgicas, de dividir, silenciar y embotar a los críticos de esas mismas narrativas».
Basándose en pruebas de fuente abierta, Safeguard Defenders vinculó algunas de las comisarías con “operaciones de persuasión para el regreso” de los chinos disidentes en el extranjero, dijo la Sra. Harth.
Estas operaciones a menudo intentan silenciar la disidencia del pueblo chino en el extranjero, particularmente en el caso de las minorías religiosas, como los uigures.
Estos acontecimientos «obviamente son una grave preocupación para los derechos humanos y las libertades de las personas involucradas en los objetivos» represivos del PCCh, así como una «violación descarada a la soberanía territorial», dijo la señora Harth.
Suelen comenzar «con amenazas y acoso, o peor aún, con castigos a los miembros de la familia en el país de origen, empujando a esos miembros de la familia y convenciendo a sus parientes en el extranjero para que guarden silencio, abandonen su activismo o les convenzan para que regresen», explicó.
Muchos de los chinos atacados no habían podido hablar con sus familiares durante años. Aun así, después de hablar, sus familiares o agentes de seguridad pública se comunican con ellos utilizando el teléfono de su familiar y les piden que regresen a China, añadió.
En abril, el FBI arrestó a dos personas acusadas de operar una comisaría secreta en nombre del Partido Comunista Chino (PCCh) en la ciudad de Nueva York.
Se les acusaba de conspirar para trabajar como agentes y recibir órdenes de Beijing con el fin de localizar y silenciar a los disidentes chinos residentes en Estados Unidos.
«Una vez que el sistema esté en funcionamiento», dichas operaciones sirven también como herramienta para silenciar futuros disidentes, ya que crean una «prisión psicológica» para otros chinos que preferirían permanecer en silencio para evitar represalias, dijo Harth.
En Madrid, España, un individuo acusado de contaminación ambiental fue llevado a una comisaría de policía en el extranjero, donde participó en una reunión en Internet con autoridades de seguridad pública de China, que estaban con un familiar del objetivo. Toda la operación está grabada en vídeo, dijo Harth, y logró su propósito, ya que se consiguió que la persona regresara a China.
La Sra. Harth también mencionó que el PCCh ha estado utilizando otros métodos para traer personas de regreso a China, como la extradición, la repatriación, engaños, trampas y secuestros. Estos métodos se describen en una Interpretación Legal de la Comisión de Inspección Disciplinaria al PCCh.
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