Scott Newgent percibe por fin un cambio en la guerra contra el cambio de sexo de los niños en Estados Unidos.
Hace unos cuatro años y medio, Newgent se convirtió en uno de los primeros transexuales del país en expresar su firme oposición a las cirugías de cambio de género y a los fármacos para menores.
Newgent, de 50 años y madre de tres hijos, estuvo a punto de morir tras una operación de cambio de sexo en 2017.
«Me vendieron una mentira, que la ‘transición’ médica me ayudaría a encajar finalmente y resolver todos mis problemas», dijo Newgent, antes conocida como Kellie King, a The Epoch Times.
«Te prometen Candyland, pero en lugar de eso te dan Vietnam. Cada día luchaba solo por sobrevivir debido al daño que le habían hecho a mi cuerpo».
Desde que descubrió que se cortejaba a menores para someterse a estos procedimientos, Newgent ha trabajado incansablemente para evitar que los niños y sus padres sigan el mismo trágico camino.
El movimiento parece haber cobrado fuerza últimamente, según Newgent, gracias en parte a las denuncias de un denunciante de prácticas escandalosas en una clínica pediátrica de género de Misuri.
Newgent tiene previsto testificar el 14 de febrero sobre una propuesta de prohibición de procedimientos transgénero en ese estado, tras dos recientes victorias de prohibiciones de tratamientos transgénero en otros estados.
Newgent ha trabajado con un grupo de padres y organizaciones como Genspect, 4th Wave Now, Moms for Liberty, Gays Against Groomers y Transgender Trend.
«Y docenas más se han sacrificado durante más de cuatro años luchando contra este desastre», dijo Newgent.
Se creó una coalición
Newgent es probablemente más conocida por declarar: «Nunca seré un hombre», a pesar de tener apariencia masculina, en el documental de 2022 del Daily Wire, «¿Qué es una mujer?». Newgent también llamó la atención por escribir en 2021 un editorial invitado en Newsweek, un relato personal de los horrores de los procedimientos de transición de género.
Pero antes de eso, Newgent ayudaba a los legisladores y daba discursos a cualquiera que quisiera escuchar su mensaje de «detengan la transición de los niños».
La defensa de Newgent ha provocado las burlas de algunos miembros de la comunidad LGBT. «Ahora, la gente que se reía de mí me apoya», afirma Newgent, fundador de TreVoices (Trans Rational Educational Voices).
Una coalición de gays, lesbianas, personas «trans», padres, cristianos y ateos se han unido a Newgent para defender la prohibición de estos procedimientos porque pueden causar daños de por vida.
«No importa de qué procedencia sean estas personas. Todos nos estamos uniendo para salvar a estos niños», afirmó Newgent.
Los esfuerzos de los defensores legislativos están dando fruto, aunque se enfrentan a oponentes agresivos y bien financiados, y a una división partidista difícil de superar.
La mayoría de los estados que proponen las prohibiciones son de mayoría republicana; los estados que intentan garantizar el acceso a los procedimientos suelen ser de mayoría demócrata. Pero en el progresista Hawái se ha presentado una propuesta de prohibición; Gays contra los Groomers envió allí a un representante para testificar.
«Nos hace mucha gracia que se nos calumnie constantemente como ‘antitrans’ por parte de medios de comunicación y radicales que no saben cómo manejarnos», dijo el grupo en un tuit reciente, «cuando una y otra vez salimos en defensa de las personas trans que se alinean con nuestra misión y quieren acabar también con la medicalización de los niños».
La semana pasada, Newgent se sintió gratificado al ver que los legisladores aprobaban una prohibición de la transición de género de los jóvenes en Dakota del Sur, el primer estado al que Newgent intentó ayudar con legislación. El proyecto original fue derrotado en 2019; la gobernadora republicana Kristi Noem promulgó la ley el 13 de febrero.
Chloe Cole, ahora de 18 años, testificó a favor del proyecto de ley de Dakota del Sur. Ella contó su historia a The Epoch Times el año pasado, describiendo cómo un cirujano le extirpó los senos cuando tenía 15 años.
Aunque insistió en que quería ser un chico durante varios años antes de eso, Cole se ha convertido en una destacada portavoz como «detransicionista», que lamenta haber sido engañada para someterse a la cirugía.
Ella y Newgent han protestado juntos.
Semanas antes de la aprobación de la ley de Dakota del Sur, Utah también aprobó una prohibición. Muchos otros estados tienen propuestas similares en trámite. Newgent está trabajando para apoyar la legislación en más de una docena de estados.
En concreto, Newgent testificará en Misuri, donde las autoridades estatales y federales están investigando las acusaciones de la primera denunciante del país de que una clínica de reproducción asistida ha estado perjudicando a niños con prácticas poco éticas e inmorales.
Se espera que el 14 de febrero los responsables de la clínica respondan a la petición del fiscal general del estado de detener los procedimientos mientras continúa la investigación.
«Las fichas de dominó están empezando a caer; podría ser juego, set, partido», dijo Newgent mientras se preparaba para hablar en apoyo de los proyectos de ley en Misuri y Kansas.
Aun así, Newgent afirmó que la lucha es encarnizada y que se vislumbran muchas más batallas en el horizonte.
¿Beneficioso o perjudicial?
Quienes se oponen a las restricciones afirman que estos procedimientos de «afirmación del género» alivian la «disforia de género», que puede hacer que los jóvenes se sientan desgraciados, incluso suicidas. Pero las investigaciones que apoyan esta opinión son recientes y a corto plazo; algunos tachan los resultados de erróneos.
Personas como Newgent insisten en que estos procedimientos causan daños permanentes y problemas de salud que no han sido bien estudiados. Señalan el único estudio a largo plazo sobre transexuales adultos. Ese estudio sueco que duró 30 años mostró que las personas que se someten a cirugía de reasignación de sexo tienen mayores tasas de mortalidad por todas las causas y se suicidan a una tasa 19 veces mayor que la población general.
A medida que la nación ha debatido esos puntos de vista y el número de jóvenes con disforia de género se ha disparado, ha surgido un patrón.
Cada vez que se propone una prohibición u otra restricción, los legisladores y sus partidarios, como Newgent, se preparan para la embestida.
Casi invariablemente, autobuses llenos de manifestantes, con camisetas que proclaman su postura y pancartas impresas, inundan los ayuntamientos.
A menudo, los abogados de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) celebran una rueda de prensa. Se suceden los testimonios apasionados de ambas partes mientras las redes sociales se llenan de comentarios.
La escena fue similar en Arkansas en 2021, cuando ese estado aprobó la primera prohibición de este tipo del país. Se repitió en Nebraska cuando Newgent testificó la semana pasada. Y es probable que se repita cuando Newgent y otros comparezcan ante el Senado de Misuri esta semana.
«La marea empieza a cambiar»
La voz de Newgent es fuerte e importante, dijo el representante del estado de Arkansas Robin Lundstrum, patrocinador del proyecto de ley que se convirtió en la primera ley del país en prohibir los procedimientos transgénero en menores. Newgent no participó en esa ley, pero la ha apoyado públicamente.
Esa ley sigue en suspenso mientras un juez decide si es constitucional.
La ACLU luchó contra la ley en nombre de varios jóvenes con identidad transgénero y de sus padres, que atestiguaron su convencimiento de que los tratamientos mejoran la calidad de vida de los jóvenes que sufren.
Hasta ahora, las sentencias judiciales no han sido favorables a la Ley de Arkansas para Salvar a los Adolescentes de la Experimentación (SAFE, por sus siglas en inglés).
Pero ahora Lundstrum cree que «la marea está empezando a cambiar» contra los tratamientos transgénero de menores, principalmente gracias a la labor de personas como Newgent.
Reconoció la valentía de Newgent al enfrentarse a la hostilidad. Un activista empujó a Newgent en una protesta en California el año pasado; la semana pasada, un manifestante escupió en la cara de Newgent a pesar de la fuerte seguridad en la sede del estado de Nebraska.
Lundstrum declaró a The Epoch Times: «Es muy difícil para las personas que son compasivas y solidarias plantar cara, pero se pone de moda. Solo que lleva más tiempo».
Predice que «más gente se levantará» a medida que vea cómo se daña a más niños; le entristece pensar que eso es lo que debe ocurrir para que más gente se motive.
Mucha gente del otro lado del debate, a favor de las transiciones de menores, «tiene grandes intenciones, pero no ve el daño que se está haciendo», afirma Lundstrum.
Los legisladores abordan los problemas
Aunque la Ley SAFE de Lundstrum sigue en peligro de ser anulada, ha servido de modelo para proyectos de ley en otros estados, incluido Misuri.
A fecha de 13 de febrero, la ACLU estaba haciendo un seguimiento de casi 300 proyectos de ley relacionados con cuestiones transgénero; 93 propuestas se centraban en la atención sanitaria en al menos 21 estados.
«En los últimos años, los estados han avanzado un número récord de proyectos de ley que atacan los derechos LGBT, especialmente los jóvenes transgénero. La ACLU está siguiendo estos ataques y trabajando con nuestra red nacional de afiliados para apoyar a las personas LGBT en todas partes», dice su sitio web.
Además de Misuri y Kansas, Newgent respalda la legislación pendiente en Idaho, Iowa, Kentucky, Montana, Dakota del Norte, Tennessee, Texas y Virginia.
La ACLU considera un error que «estos proyectos de ley tengan como objetivo el acceso de las personas transexuales a la atención sanitaria necesaria desde el punto de vista médico, como Medicaid», al mismo tiempo que eximen de los mismos tratamientos a los jóvenes no transexuales. Las prohibiciones propuestas prevén excepciones para los menores con trastornos genéticos que afectan a los genitales.
Muchas de las propuestas de prohibición de procedimientos transgénero en menores exigen medidas disciplinarias contra los profesionales que infrinjan la ley.
Algunos de los proyectos de ley permitirían interponer demandas por negligencia médica durante años después de que los pacientes alcancen la mayoría de edad legal. Otros tipificarían como delito la realización de estos procedimientos a menores.
Denunciantes en Europa y Misuri
A mediados de los noventa, después de que unos investigadores holandeses publicaran un estudio en el que se demostraba que los bloqueadores de la pubertad ayudaban a los jóvenes transexuales, Europa siguió adelante con los procedimientos, mientras que Estados Unidos se quedaba rezagado. Ahora, Estados Unidos y Europa han invertido los papeles.
En Europa, la preocupación por los efectos nocivos ha aflorado en los últimos años, lo que ha llevado a varios países a poner el freno a medida que más «detransicionistas» hacen públicas sus historias de arrepentimiento y que otras personas dan la cara, haciendo saltar las alarmas.
Recientemente, las denuncias de un informante provocaron la caída de la única clínica pediátrica de género del Reino Unido.
El año pasado, las autoridades británicas ordenaron el cierre de la clínica de identidad de género del Centro Tavistock para la primavera de 2023, después de que una investigación demostrara que los procedimientos estaban causando más daños que beneficios.
El Daily Mail reportó recientemente que los exmédicos se arrepienten ahora de haber administrado medicamentos que alteraban la vida tras una única evaluación con niños «increíblemente complejos».
Esta descripción coincide con el relato de Jamie Reed, exdirectora de admisión de una clínica de Misuri. Su relato en primera persona, publicado en la publicación independiente The Free Press, desató una tormenta. Millones de personas vieron su historia solo en Twitter, y un número incalculable la vieron en otros lugares online.
Reed trabajó como gestora de casos de admisión durante cuatro años en el Centro de Transexuales de la Universidad de Washington, en el Hospital Infantil de San Luis.
Ella alega que las evaluaciones de salud mental fueron inadecuadas y que los tratamientos continuaron incluso después de que los niños mostraran signos claros de sufrir efectos nocivos; a veces se daban recetas en contra de los deseos de los padres, dijo.
Reed pide una moratoria nacional de estos procedimientos.
La universidad se declaró alarmada por las acusaciones de Reed y está llevando a cabo una revisión interna.
Muchas personas, entre ellas Newgent, creen que Reed está allanando el camino para que otros denuncien este tipo de clínicas en todo Estados Unidos.
«Recuerden que fue necesario un denunciante en el Reino Unido, el Dr. David Bell, para impulsar una investigación sobre Tavistock, que acabó con su cierre», escribió en Twitter Christina Buttons, redactora del Daily Wire.
«Jamie Reed es la pionera en Estados Unidos: más denunciantes saldrán a la luz gracias a su valentía. El castillo de naipes de la industria del género caerá».
Los niños son apolíticos
El 26 de enero, Reed presentó una denuncia formal sobre el Centro de Transexuales de San Luis ante el fiscal general de Misuri, Andrew Bailey. Él y el senador republicano Josh Hawley han iniciado investigaciones.
Reed parece estar en una situación única para compartir sus revelaciones debido a sus características personales. Reed está casada con una mujer que se identifica como hombre. Ella se describe a sí misma como «queer».
Eso hace difícil que alguien pueda tachar a Reed de intolerante o transfóbica, calificativos que suelen lanzarse a los conservadores que se oponen a los procedimientos de transición de género para menores.
Pero los críticos online cuestionaron el momento de las revelaciones de Reed el 9 de febrero, menos de una semana antes de la audiencia del Senado de Misuri donde Newgent y otros testificarán.
Algunos padres comentaron en las redes sociales que sus hijos recibían evaluaciones detalladas en la clínica de St. Louis; se quedaron atónitos al escuchar las acusaciones de Reed de que se entregaban recetas a discreción a niños con graves problemas mentales.
Reed, de 42 años, tiene dos hijos biológicos de un matrimonio anterior y tres hijos de acogida.
Sin embargo, a pesar de describirse a sí misma como «políticamente a la izquierda de Bernie Sanders», Reed parece haber recibido poco o ningún apoyo de sus compañeros progresistas por su denuncia.
Eso es decepcionante para una abogada que representa y asesora a Reed, Vernadette Broyles, de The Child & Parent Rights Campaign.
«Simplemente tenemos que superar el partidismo porque nuestros hijos no son demócratas ni republicanos», dijo Broyles durante una videoconferencia el 9 de febrero para suscriptores de The Free Press.
Broyles dijo que la política de las personas encargadas de proteger a los niños «francamente no debería importarnos». Lo que debería importar son los hechos, afirmó. Reed se mostró de acuerdo.
«No se trata de derechos humanos»
El 8 de febrero, Nebraska escuchó a docenas de personas de ambos lados de la cuestión durante una audiencia sobre la Ley Let Them Grow, una propuesta de prohibición de los procedimientos médicos de género para cualquier persona menor de 19 años.
Los padres y las personas que se identifican como transgénero describieron los beneficios de los tratamientos. Afirmaron que algunos jóvenes «saben» desde una edad temprana que quieren vivir como el género opuesto, y que es cruel permitirles sufrir sin acceso a los bloqueadores de la pubertad que pueden impedir que experimenten cambios corporales no deseados.
Los partidarios de la ley afirman que cualquier beneficio percibido sería probablemente efímero, sustituido por un arrepentimiento de por vida, después de que aparezcan problemas de salud relacionados con la transición o de que no se resuelvan los problemas mentales. Afirman que los jóvenes necesitan asesoramiento y tiempo para superar la confusión de género, no cirugías ni hormonas.
Varias personas que testificaron en contra de la ley calificaron de «derecho» buscar este tratamiento.
Una joven, que parecía preadolescente, declaró que los legisladores «deben confiar en que los niños saben lo que es mejor para ellos mismos» y que el tratamiento médico relacionado con el género debe permitirse cuando los niños se sientan «cómodos» para proceder.
Pero Newgent, el primer testigo que habló a favor de la Ley, declaró: «Soy una madre y una mujer que ha dado a luz y ha llevado una vida. Estoy aquí hoy para acabar con la idea de que la transición médica de los niños tiene que ver con los derechos humanos. No es así. Se trata de dinero».
Newgent afirma que los investigadores de mercado predicen que la atención médica para la afirmación del género generará más de 5000 millones de dólares al final de la década.
Las facturas médicas de los tratamientos hormonales, la extirpación de los senos y las alteraciones genitales de Newgent superaron el millón de dólares. Newgent está convencida de que esto la llevará a una muerte prematura debido a las infecciones recurrentes y otros problemas médicos.
«No se puede eliminar el dolor. Solo lo aumentas», afirma Newgent. Se trata de un concepto que los jóvenes no pueden comprender porque sus cerebros no están completamente desarrollados hasta alrededor de los 25 años; Newgent demostró ser vulnerable a las estratagemas del marketing transgénero hasta bien entrada la edad adulta, comenzando la transición hormonal a los 42 años antes de pasar a las cirugías.
Newgent instó a los legisladores a aprobar la Ley: «Serás considerado un intolerante. Pero mañana serás un héroe. Esto está mal a todos los niveles. No le hagan esto a los niños».
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