Declararse de izquierda puede resultar atractivo entre una juventud estadounidense que nunca ha vivido bajo un régimen socialista. Pero entre los votantes latinos que se han exiliado de regímenes de izquierda, esto tiene consecuencias. Así lo demostró la alcaldesa de San Juan, Puerto Rico, que es la copresidente de la campaña del precandidato presidencial Bernie Sanders, Carmen Yulín Cruz, cuando se negó a reconocer que ella y Sanders son socialistas.
Tanto Cruz como Sanders se han negado a condenar las dictaduras de Cuba y Venezuela. En su lugar, Cruz optó por comparar la crisis humanitaria que enfrenta Venezuela con la pobreza en Puerto Rico.
De hecho, Sanders ha aplaudido abiertamente a los sandinistas en Nicaragua, al régimen cubano e incluso a la Unión Soviética. Es decir, aunque vende la utopía de un «socialismo democrático», pretendiendo distanciarse del autoritarismo, defiende dictaduras totalitarias. Hasta la fecha, Sanders se rehúsa a condenar a las tiranías que aún siguen vigentes.
Copresidente de campaña Sanders ignora a venezolanos perseguidos mientras idealiza a un terrorista
Frente a la violencia ejercida por parte del régimen de Nicolás Maduro en Venezuela contra sus opositores, Yulín intentó comparar la situación con Puerto Rico, alegando que hasta hace poco EE. UU. tenía un «preso político» en la isla; que en realidad es un terrorista de izquierda radical.
Se trata de Óscar López Rivera, quien fue liberado por orden de Barack Obama. Estuvo bajo prisión domiciliaria por el rol ejercido en la agrupación terrorista puertorriqueña Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), que entre 1974 y 1983 asumió la responsabilidad de más de 70 atentados con explosivos en Nueva York, Chicago y Washington, D. C.
«Los atentados causaron millones en daños a la propiedad, docenas de lesiones y cinco muertes», según informaron Marlon Bishop y Maria Hinojosa, periodistas de la versión latina de NPR.
De modo que la alcaldesa comparó a un hombre que participó en acciones violentas con la represión sufrida por miles de venezolanos que se manifiestan pacíficamente mientras el régimen ordena reprimirlos violentamente, asesinando y torturando a la población civil.
Hablar de socialismo genera confrontación con los latinos
Durante una entrevista en el programa Al Punto con el presentador Jorge Ramos, que fue expulsado de Venezuela por orden de Maduro tras cuestionar el encarcelamiento de los perseguidos políticos y la crisis sufrida por los venezolanos, Cruz le afirmó al periodista que Sanders no era socialista, sino socialdemócrata.
También afirmó que ella no se catalogaba como socialista o socialdemócrata, sino como «progresista». Pues sostiene que «especialmente los latinos» entienden que el socialismo es una ideología autoritaria. No obstante, afirmó su convicción de acompañar a Sanders en su campaña presidencial, quien a lo largo de su vida ha reivindicado el totalitarismo de izquierda.
Ya en 1990, en los últimos días de la Unión Soviética, Sanders declaró: «Soy socialista y todo el mundo lo sabe». Esa denominación todavía aparece en su página oficial de Internet como senador «socialista».
Trump gana simpatía entre los latinos por su rechazo al socialismo y los demócratas lo saben
Y no se trata de un caso aislado. Es una tendencia cada vez más prominente entre los demócratas de EE. UU. Tanto que otro de los precandidatos demócratas a la presidencia, el exalcalde de Nueva York, Bill de Blasio, alentó a unos trabajadores del aeropuerto en huelga citando al Che Guevara: «¡hasta la victoria siempre!».
Fue inmediatamente repudiado y el Partido Demócrata tuvo que pedir disculpas, pues sucedió nada menos que en Miami, la capital del exilio cubano, donde miles de ciudadanos de la isla escaparon de los escuadrones de fusilamiento comandados por Guevara y los hermanos Castro.
El candidato estaba ahí junto a otros nueve aspirantes a la presidencia, buscando ganar el voto latino, hablando incluso en castellano para ganarse a un público que se inclina a la derecha.
Cuando Trump asumió la presidencia de los EE. UU., contaba con el respaldo de 31 % de los latinos. Si bien todavía hay sectores escépticos, a nivel nacional Trump cuenta con el apoyo del 50 % de los latinos.
Así lo afirma la encuestadora McLaughlin & Associates, al igual que la encuesta publicada por NPR (Radio Pública Nacional) y PBS (el sistema televisivo público) con los datos de la plataforma de análisis Marista.
Aunque la elevada cifra generó escepticismo, la Consultora Morning explica que el margen de error que podría haber en los índices previos no supera el 5 %. De modo que el respaldo es de al menos el 45 %.
Para ello ha sido fundamental el respaldo a la comunidad de exiliados de Nicaragua, Venezuela y Cuba, que ven cómo el mandatario impone sanciones sobre sus regímenes represores. Mientras que legisladoras claves del Partido Demócrata, como Ocasio-Cortez, Bernie Sanders e Ilhan Omar defienden el socialismo o se rehúsan a condenar la represión en Venezuela,
Estratégicamente Trump lanzó su campaña en el estado de Florida, donde declaró que se «encargará de Cuba y Venezuela». A su vez, la administración Trump es la que más generación de empleo ha impulsado para la comunidad latina, no por medio de las dádivas estatales, como proponen los socialistas, sino a través de incentivos a los empleadores, como la reducción de impuestos.
Además, el votante latino tiende a ser más conservador. Por lo cual el creciente extremismo en temas sociales del Partido Demócrata, como la legalización del aborto hasta el nacimiento y el abandono médico de recién nacidos sobrevivientes de un aborto, ha empujado cada vez más a latinos hacia el voto republicano.
Por eso es que hoy más que nunca los políticos del Partido Demócrata que presentan propuestas socialistas cuidan sus palabras frente a los votantes latinos, pues estos llegaron al país para prosperar, no para ver a los EE. UU. convertido en un régimen socialista como el que les empujó al exilio.
Este artículo fue publicado originalmente en PanAm Post.
Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de La Gran Época.
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