Demócratas de Hong Kong triunfan ante un Beijing magullado que descalifica a candidatos

Por Jack Hazlewood
13 de julio de 2020 5:00 PM Actualizado: 13 de julio de 2020 5:00 PM

Opinión

En un asombroso rechazo a Beijing, más de 600,000 residentes de Hong Kong acudieron a votar el 11 y 12 de julio durante las elecciones primarias de los grupos políticos prodemocracia, a pesar de que los coorganizadores de la votación fueron interferidos por la policía, de la explosión de casos de coronavirus y de las amenazas de los funcionarios de que votar era ilegal según la nueva ley de seguridad nacional.

El resultado es una gran vergüenza para las autoridades, que habían tratado de evitar una muestra de desafío por parte de la oposición. El grupo prodemocracia parecía estar pisándole los talones, ya que partidos enteros se disolvieron la semana pasada cuando la ley de seguridad nacional entró en vigor.

Las primarias son una innovación en la política de Hong Kong. Su principal propósito es asegurar que los demócratas no presenten un exceso de candidatos en cada distrito, lo cual es castigado severamente por el sistema electoral altamente proporcional de Hong Kong. En el pasado, la falta de coordinación entre los candidatos y los partidos ha costado varios escaños a los grupos parlamentarios prodemocracia, algo que las primarias parecen estar destinadas a impedir.

En vísperas de la votación, el principal encuestador de Hong Kong, PORI —uno de los coorganizadores de las primarias junto con la organización prodemocracia Power for Democracy del movimiento de los paraguas— fue asaltado por la policía, lo que hizo temer a muchos que la policía atendiera las peticiones de muchos políticos pro-Beijing que abogan por disolver las primarias e incluso arrestar a los votantes.

No obstante, el resultado enviará una fuerte señal al establishment político pro-Beijing que justo la semana pasada estaba celebrando una supuesta «victoria» contra las protestas prodemocracia, recientemente sofocadas por la ley de seguridad nacional. Esta demostración de fuerza por parte de los demócratas es un recordatorio de que la incómoda paz de las calles de la ciudad es probablemente solo la calma que precede a la tormenta antes de que las violentas protestas estallen una vez más, ya que los manifestantes más duros aguardan su momento y esperan que la fuerte presencia policial disminuya.

Con las marchas masivas que caracterizaron las protestas de 2019 convertidas en cosa del pasado debido a la violencia policial desenfrenada, los cierres del transporte público en las fechas de protesta programadas y la ley de seguridad nacional, la extraordinaria concurrencia sirve de aviso a Beijing de que, como el respaldo a las demandas de los activistas prodemocracia sigue sin disminuir, el público de Hong Kong tratará de encontrar salidas para expresar su apoyo.

Una voluntaria (c) sostiene un código QR para que las personas puedan escanearlo y votar durante las elecciones primarias en Hong Kong el 12 de julio de 2020. – Los partidos prodemocracia de Hong Kong celebraron elecciones primarias el 11 y 12 de julio para elegir a los candidatos de las próximas elecciones legislativas, a pesar de las advertencias de los funcionarios del gobierno de que podría estar infringiendo una nueva ley de seguridad impuesta por China. (Foto de ISAAC LAWRENCE/AFP vía Getty Images)

Una oposición organizada

De hecho, incluso un informe muy desacreditado de un organismo gubernamental sobre la brutalidad policial encontró que el 62.3 por ciento de los encuestados apoyaban las protestas, con solo el 18 por ciento en contra. En este contexto, es difícil ver otra cosa que no sea una derrota aplastante que llame la atención de los partidarios de Beijing en las elecciones del Consejo Legislativo de septiembre.

Sin embargo, el advenimiento de la ley de seguridad nacional significa que cualquier apariencia de unas elecciones libres y justas después de las primarias es extremadamente improbable. Altos funcionarios del gobierno y políticos pro-Beijing han pedido que a cualquiera que se haya opuesto públicamente a la ley (en otras palabras, todos los políticos prodemocracia en ejercicio) le sea impedida la participación en las elecciones.

A pesar de ello, los líderes del grupo prodemocracia, anticipando descalificaciones masivas, tienen candidatos de respaldo sin un registro de declaraciones controvertidas esperando en la sombra, identidades aún desconocidas.

Debido a que las elecciones de Hong Kong están definidas irrevocablemente como unas elecciones entre los representantes del resistente movimiento prodemocracia y los cómplices elegidos a dedo por el Partido Comunista, los candidatos que aparecen en la papeleta importan mucho menos que su afiliación política. Así pues, el valor del éxito de las primarias del grupo prodemocracia reside en la decisión final que se otorga a quien concurre, poniendo fin a cualquier desacuerdo interno mucho antes de que comience la campaña propiamente dicha.

Esto es significativo debido a que los anteriores ciclos electorales se caracterizaron por viciosas luchas internas entre los demócratas más radicales y moderados, y aunque estos desacuerdos no han desaparecido, las primarias proporcionan un resultado definitivo sobre quién llevará la bandera del movimiento prodemocracia en cada uno de los cinco distritos electorales de Hong Kong. Así pues, el triunfo de las primarias deja al grupo prodemocracia tan unido como siempre, ya que los partidos pro-Beijing están siendo pesimistas antes de que tengan lugar las críticas elecciones de septiembre.

El edificio del Consejo Legislativo en Hong Kong el 5 de noviembre de 2011. (Tksteven/GFDL)

El desafío de los demócratas

Aunque los poderes del LegCo son limitados, las elecciones serán vistas como un referéndum sobre el futuro que los hongkoneses desean ver por sí mismos, así como una oportunidad para disipar la ficción de que existe una «mayoría silenciosa» pro-gobierno en la ciudad.

Dicho esto, aunque los poderes del LegCo no son comparables con los del Congreso de los Estados Unidos o con los del Parlamento británico, una mayoría en el LegCo daría al grupo prodemocracia el poder de destrozar la agenda legislativa del gobierno e incluso destituir a la conflictiva jefa ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam. En virtud de la Ley Básica, el Jefe del Ejecutivo tiene el mandato de dimitir si el Consejo Legislativo rechaza dos presupuestos consecutivos, lo que con toda seguridad ocurriría en un Consejo Legislativo controlado por los demócratas. Solo podemos esperar los resultados.

Como ya se ha mencionado, ante tan graves amenazas a su autoridad y posición, muchas figuras progubernamentales han pedido que todos los candidatos que se han opuesto públicamente a la ley de seguridad nacional no concurran a los comicios. El fundamento jurídico de esta medida reside en el hecho de que los candidatos al LegCo elegidos deben jurar defender la Ley Básica como parte de sus juramentos de investidura. Como la ley de seguridad nacional se ha insertado directamente en el anexo III de la Ley Básica, muchos políticos partidarios de Beijing han pedido la autoexclusión de las elecciones de todo aquel que se oponga a la ley.

Sin embargo, cualquier intento de este tipo por parte del gobierno de eliminar a los demócratas de la votación tendría que enfrentarse al sistema legal de Hong Kong. Los recientes fallos de los tribunales han descartado en gran medida las anteriores inhabilitaciones de los legisladores elegidos, y en las elecciones al Consejo de Distrito del pasado mes de noviembre, en las que el grupo prodemocracia obtuvo una victoria aplastante, solo se impidió la candidatura de un candidato, el reconocido activista Joshua Wong.

Aun así, sigue siendo evidente que la intención de Beijing es tratar de mantener a todos los demócratas fuera de la votación. El éxito de las primarias confirma que los candidatos favorecidos por el gobierno se dirigen a una derrota aplastante en las urnas, lo que probablemente solo endurecerá la resolución de Beijing de frustrar las esperanzas de unas elecciones ampliamente libres y justas.

Si Beijing no logra amañar las elecciones de antemano, el desafío que enfrenta el grupo prodemocracia de Hong Kong este mes de septiembre sigue siendo desalentador. A pesar del ya mencionado apoyo público generalizado a las protestas, solo 40 de los 70 escaños del Consejo Legislativo son elegidos de forma directa por los ciudadanos, y los 30 restantes son los llamados «distritos electorales funcionales», que son seleccionados principalmente siguiendo intereses empresariales.

Este sistema de «elección», además de ser una burla a la democracia, está diseñado específicamente para impedir que el grupo prodemocracia obtenga una mayoría en el Consejo Legislativo, incluso a pesar de haber obtenido durante mucho tiempo más del 50 por ciento de los votos en las elecciones legislativas. A pesar de que ciudadanos de Hong Kong aspiran claramente a un futuro progresista y democrático para su ciudad, necesitarán todo su ingenio para tomar el control del parlamento de la ciudad y asegurarse otro triunfo sobre la mayor dictadura del mundo.

Jack Hazlewood es un estudiante y activista con sede en Londres, Inglaterra. Anteriormente trabajó para un partido político local en Hong Kong, y se desempeñó como productor de campo para el documental «Add Oil» de la emisora de periodismo de conflicto Frente Popular, que siguió a los manifestantes de Hong Kong en la línea de frente en el período previo al día nacional de China en 2019.


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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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