El equipo de arqueólogos de La Garma descubrió en este yacimiento, ubicado en el norte de España, una de las viviendas paleolíticas mejor conservadas del mundo: una cabaña que se construyó hace 16,800 años con miles de objetos que muestran cómo era la vida cotidiana de los cazadores y recolectores que la habitaron.
Al frente del equipo están el catedrático de Prehistoria, Pablo Arias, y el director del Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (norte), Roberto Ontañón, que este jueves presentó los resultados de esta investigación en el Museo Arqueológico Nacional, en Madrid.
Ambos dirigen desde 1996, con la financiación del Gobierno de Cantabria, el proyecto de investigación del complejo arqueológico de La Garma, que cuenta con un gran conjunto de arte rupestre declarado patrimonio mundial de la humanidad por la Unesco.
Además, en 2021 recibió el Premio Nacional de Arqueología y Paleontología Fundación Palarq, por albergar un yacimiento único en el mundo para documentar los modos de vida, el ritual y simbolismo de los grupos del Paleolítico, en su galería inferior, y una de la secuencias culturales más amplias y completas de la prehistoria europea en su sistema de cuevas, recuerda en un comunicado el Gobierno de Cantabria.
La Fundación Palarq apoyó los últimos trabajos, que permitieron documentar con todo detalle una cabaña paleolítica que ocupa un espacio de cinco metros cuadrados, delimitados por una alineación de bloques de piedras y estalagmitas que fijaban al suelo una estructura de palos y pieles, apoyados contra una cornisa de la pared de la cueva.
Según explicaron los investigadores, en el centro de esta cabaña prehistórica había una pequeña hoguera y alrededor se encontraron vestigios de las actividades cotidianas de sus habitantes: la fabricación de instrumentos de piedra, asta y hueso, el procesado de las piezas de caza o el trabajo con las pieles de animales.
Una pieza única
Se documentaron en total 4614 objetos, en su mayor parte huesos de ciervos, caballos y bisontes, pero también 600 piezas de sílex, azagayas, agujas, un «protoarpón» y restos de conchas de moluscos marinos.
Además de los objetos ligados a su subsistencia, se hallaron varios colgantes que llevaban como adorno y huesos decorados, entre los que destaca una falange de uro perforada, con una representación grabada de ese mismo animal y de una cara humana, que, según el equipo de La Garma, es una pieza única en el Paleolítico europeo.
La documentación de este hábitat del Magdaleniense medio requirió dos años de trabajo continuo de un equipo interdisciplinar dirigido por Arias y Ontañón, en el que se utilizó una metodología innovadora, basada en la aplicación de técnica no invasiva.
Participaron investigadores del Instituto de Investigaciones Prehistóricas de Cantabria, y también colaboraron investigadores de las universidades de la Rochelle, York, Toulousse, Salamanca, Oxford y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
Está previsto que una reproducción de esta estructura se instale próximamente en la zona expositiva del Centro de Arte Rupestre de Cantabria, en Puente Viesgo, según anunciaron los directores del proyecto.
Además, el próximo 15 de febrero ambos presentarán los resultados de este proyecto en una conferencia que se celebrará en el Museo Arqueológico Nacional.
En la presentación de los resultados estuvieron acompañados por la directora de la Fundación Palarq, Carolina Bähr Vollenweider; la directora del Museo Arqueológico Nacional, Isabel Izquierdo, y los investigadores del proyecto, Rodrigo Portero y Carlos García-Noriega.
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