Destruyan al dragón

Por Sam Sorbo
19 de mayo de 2020 5:21 PM Actualizado: 19 de mayo de 2020 5:22 PM

Érase una vez, en la alta torre gris de un remoto castillo, una hermosa princesa cautiva por un feroz y terrible dragón. Sólo el amor de un valiente caballero de brillante armadura podía liberarla de las garras de la maldad.

Así es la historia arquetípica, el clásico cuento del bien contra el mal, lo bello y fuerte luchando contra lo feo y feroz.

Es un símbolo de la narrativa de hoy en día. Decir que el COVID-19 ha provocado estragos sería una subestimación, así como también sería una desviación del gran cuento.

Inicialmente, «aplanar la curva» significaba evitar una inminente oleada de infecciones que podría abrumar al sistema médico. Sin embargo, semanas después de la crisis, los resultados no se acercan a las proyecciones originales, a pesar de la política adoptada de reportar en exceso los casos de COVID y las muertes.

La Dra. Birx, coordinadora del grupo de trabajo de respuesta al COVID-19 de la Casa Blanca, expresó recientemente su preocupación de que incluso las estadísticas del gobierno se inflaron en un 25 por ciento, añadiendo de acuerdo a los informes que, «no hay nada de los CDC en lo que pueda confiar». Colorado acaba de reducir espontáneamente su número de muertes en un 24 por ciento.

A pesar de la incertidumbre, los «políticos expertos» advierten que la reapertura de la economía puede causar otras repercusiones y que debemos permanecer cerrados durante más meses o años. ¿Cómo es que «aplanar la curva» se convirtió en «hasta que haya una cura?».

Ellos se referían a una curva diferente, la curva económica, posibilitada por la libertad y el ingenio estadounidense, inspirados por las políticas económicas del presidente Donald Trump.

Nosotros pensábamos que se trataba de las infecciones por COVID-19.

Incorrecto. Se trata del poder y de la libertad.

Estados Unidos tiene a ambos.

A China y a sus simpatizantes no les gusta eso.

Este es el juego de suma cero de China para el mundo libre. El virus sirve como el representante del comunismo y su caballería son los medios de comunicación, con algunos de nuestros propios políticos como generales diseñando ofensivas locales. Ellos predijeron 2.2 millones de muertes, avivando el pánico general, citando al ahora desacreditado profesor que imprudentemente nos dio la absurdamente exagerada enfermedad de las vacas locas, la gripe aviar y la gripe porcina. Empujen el miedo, porque la gente obedecerá cuando tenga miedo.

El terror es una táctica comunista.

Lo que el comunismo no puede controlar por el miedo, lo destruye. Prueba A: El coronavirus. El PCCh, el que dicta todo en China, ocultó el virus mientras lo exportaba, permitiendo salidas internacionales desde Wuhan, pero no vuelos domésticos. El régimen del PCCh hizo desaparecer a todos los que criticaban al régimen, desde el denunciante inicial, el Dr. Li Wenliang, hasta el estudiante universitario Zhang Wenbin, que pidió al líder chino Xi Jinping que dimitiera.

La China comunista acaparó el mercado de los suministros médicos y luego extorsionó con precios elevados a los países debilitados por su virus. Ellos ya habían expandido su poder sobre las rutas marítimas internacionales. Ahora, buscan controlar los puertos y amenazan con apoderarse de las vías de comunicación.

Estados Unidos acaba de vivir el momento Pearl Harbor de este siglo y estamos luchando una guerra asimétrica.

El virus del comunismo, residente bienvenido de larga data en nuestras escuelas y universidades, ha infectado gravemente a los líderes demócratas y sus lacayos de la industria de la comunicación. No menos de 39 funcionarios de la administración de Obama participaron en el espionaje de ciudadanos particulares estadounidenses durante la transición del gobierno a la administración Trump, aspirando a desacreditar y destruir su presidencia. En otras palabras, un golpe de estado.

El subterfugio es una táctica comunista.

La exembajadora de la ONU, Samantha Power, pidió el «desenmascaramiento» del teniente general Michael Flynn, en siete ocasiones en menos de dos meses y luego dijo al Congreso más tarde ese mismo año que «no lo recordaba». El presunto candidato presidencial demócrata Joe Biden, declaró inicialmente al presentador de ABC News, George Stephanopoulos: «No sé nada de esas maniobras para investigar a Michael Flynn», antes de declarar: «Era consciente de que habían pedido una investigación, pero eso es todo lo que sé».

La comunidad de inteligencia y justicia destruyó la vida de unos hombres para obtener ganancias políticas. La mentira es una táctica comunista.

¿Serían las vidas privadas de los ciudadanos comunes inmunes a su celoso acaparamiento de poder? El presentador de HBO, Bill Maher esperaba una recesión sólo para fastidiar a Trump, que Estados Unidos sea condenado. El Servicio de Impuestos Internos de Obama se centró en los partidarios del Tea Party. Ahora, el cierre está bloqueando los servicios de la iglesia, mientras se sanciona a los proveedores abortistas y los reclusos están siendo liberados de la prisión, libres para cometer más crímenes. ¿Quién de nuestros fundadores imaginaría una nación centrada en eliminar a pequeños inocentes y la moralidad al mismo tiempo?

La abyecta apatía sobre el costo de la respuesta al virus del PCCh, en vidas humanas, evidencia las simpatías comunistas que corren desenfrenadas por nuestras ciudades y estados. El desprecio por la vida humana es una táctica comunista.

Forzar facturas de gastos multimillonarias, plagadas de fondos no especificados y proyectos favoritos, en un intento al estilo de los payasos de llevar al gobierno a la bancarrota, hace que bostece un reino sonámbulo, pero este cuento de hadas acaba de salir al aire y la nación debe rescatar a nuestra Princesa de la Libertad.

El caos es una táctica comunista.

América ha luchado antes, pero nos hemos vuelto blandos. Ahora, una generación más joven debe llegar a la mayoría de edad, rápidamente. El guerrero que mata al dragón descubre su fuerza enfrentando la adversidad. Despertar simboliza abrazar la conciencia, el conocimiento del bien y del mal y elegir un bando.

El comunismo rechaza el compromiso y exige la total devastación de todo lo que esta nación estima. Deberíamos estar igualmente comprometidos. Los patriotas americanos deben unirse en esta lucha por la vida y la libertad, a pesar de la infiltración enemiga en los cargos públicos y la prensa. Nuestros oponentes son tanto los comunistas nacionales aquí dentro de nuestras fronteras como el Partido Comunista Chino en el extranjero.

Debemos defender a la Princesa de la Libertad en su torre de la Libertad.

Derrotar al dragón chino.

#SlaytheDragon

Sam Sorbo es una actriz, presentadora de radio y autora de «They’re Your Kids»: Un viaje inspirador desde la autodefensa hasta la defensa de la educación en casa».

Los puntos de vista expresados en este artículo son las opiniones del autor y no reflejan necesariamente los puntos de vista de The Epoch Times.

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