Detengan la cosecha de genes en China

Por Anders Corr
12 de julio de 2021 12:53 PM Actualizado: 12 de julio de 2021 10:00 PM

Comentario

¿Oyen ese sonido? Es el agujero negro llamado China, succionando los datos más sensibles del mundo.

El último informe sobre los esfuerzos de China para convertir los datos en armas, proviene de una investigación de Reuters sobre la asociación militar del régimen con una empresa que realiza pruebas genéticas prenatales a mujeres en todo el mundo. El ejército chino extrae estos datos y los introduce en su propia investigación, que podría incluir el desarrollo de armas biológicas con objetivos genéticos. Según el informe de Reuters sobre la empresa china, «los grandes conjuntos de datos genómicos pueden utilizarse para diseñar terapias contra enfermedades, pero también exponen las vulnerabilidades genéticas de una población; un adversario podría explotar una susceptibilidad a la enfermedad en un ataque genético dirigido, advirtió el año pasado un informe de expertos científicos y médicos al director de Inteligencia Nacional de Estados Unidos». Los investigadores del laboratorio BGI ya han usado los datos genéticos de las mujeres para discernir las diferencias de vulnerabilidad viral entre las poblaciones china y europea. Esto es solo el principio.

China sigue sorprendiéndonos por la profundidad y la rapidez de sus avances tecnológicos, su creciente control sobre las industrias mundiales y su capacidad de aprovechar el poder para difundir sus políticas y prácticas genocidas. Estados Unidos y sus aliados deberían adoptar inmediatamente medidas más enérgicas contra la recopilación mundial de datos genéticos por parte del régimen, dada su tendencia a la fabricación de armas.

Millones de mujeres de 52 países de todo el mundo se están sometiendo a la prueba, denominada test NIFTY o Non-invasive Fetal Trisomy (prueba fetal no invasiva), sin leer necesariamente la letra pequeña. La prueba se comercializa en 13 países de la Unión Europea, tales como España, Alemania, Dinamarca y Polonia, así como en Gran Bretaña, Australia, Canadá, India, Pakistán y Tailandia. En todo el mundo, 8.4 millones de mujeres se sometieron a la prueba.

BGI también cuenta con laboratorios de análisis de COVID-19 en 30 países los que tienen previsto convertirse en laboratorios de exploración de la salud reproductiva. Reuters confirmó que los datos genéticos de al menos 500 mujeres extranjeras están almacenados en el Banco Nacional de Genes de China. Puede que esto sea solo una pequeña instantánea.

Los formularios de consentimiento de la empresa vistos por Reuters afirman, al parecer, que los datos de las mujeres pueden ser compartidos con las autoridades chinas por razones de «seguridad nacional o de defensa nacional» de China. Por el contrario, China está desde 2015 restringiendo a los investigadores extranjeros el acceso a los datos genéticos de los ciudadanos chinos.

La empresa china, llamada BGI Group, tiene vínculos conocidos con el ejército chino y con una filial estadounidense llamada CGI. Este vínculo, por no hablar de la continua potenciación de la economía y el desarrollo tecnológico de China, hace que sea irresponsable que Estados Unidos y los gobiernos democráticos aliados permitan la recolección de datos genéticos de mujeres por parte de los militares chinos y sus empresas controladas por el Estado.

Según Reuters, los militares chinos están trabajando «para mejorar la ‘calidad de la población’», lo que suena muy parecido a la eugenesia, la reprobable «ciencia» de criar superhumanos que sean más «deseables» según el Estado. La eugenesia fue utilizada en la década de 1940 por el Estado nazi, incluso a través de políticas genocidas contra judíos, homosexuales, gitanos y discapacitados. Dados los avances en la investigación genómica, la eugenesia tiene nuevas y preocupantes aplicaciones que ahora se están explorando en China.

1951: Julian Huxley (1887-1975). Huxley fue un ferviente defensor de la eugenesia, la idea de mejorar la humanidad eliminando a los «indeseables» de la reserva genética racial. (Baron/Getty Images)

Un estudio del BGI analizó los datos de las mujeres chinas en un superordenador militar que seleccionó «a las minorías tibetana y uigur para encontrar vínculos entre sus genes y sus características», según Reuters. Kirsty Needham y Clare Baldwin, de Reuters, informaron que los investigadores chinos fueron «capaces de rastrear las distinciones genéticas entre el grupo étnico chino Han, dominante en el país, y las minorías, incluidos los uigures y los tibetanos».

En 2018, Wang dijo públicamente que a los empleados del BGI «no se les permite» tener bebés que sufran defectos de nacimiento. «Si hay un defecto de nacimiento, es una humillación para los nuestros 7000 empleados», añadió. «Esto significaría que estamos estafando al público».

Un artículo de 2019 basado en la investigación del BGI utilizó los datos genéticos de las mujeres para un estudio de cómo los genes uigures cambiaban su respuesta a los medicamentos. China ha recopilado sistemáticamente datos genéticos uigures y múltiples uigures en los campos de concentración de Xinjiang informaron que fueron obligados a tomar medicamentos que los hicieron sentir enfermos.

Estados Unidos sancionó a dos filiales de BGI en 2020 por los «planes abusivos de recogida y análisis de ADN de China reprimiendo a sus ciudadanos». Esto no fue suficiente.

Nazak Nikahktar, exsubsecretario de la Industria y Seguridad durante la administración Trump, escribió que «parece haber una falta de comprensión real entre los responsables políticos de que los datos genéticos pueden ser, y son, hoy en día, un arma contra nosotros por parte de los adversarios. Solo estamos al principio de comprender a dónde nos llevará la ciencia y los horrores que una ciencia de esta magnitud tiene el potencial de desatar”.

Anders Corr es licenciado/máster en Ciencias Políticas por la Universidad de Yale (2001) y doctor en gebernación de la Universidad de Harvard (2008). Es director de Corr Analytics Inc., editor del Journal of Political Risk. Ha llevado a cabo extensas investigaciones en Norteamérica, Europa y Asia. Es autor de «The Concentration of Power» (de próxima aparición en 2021) y «No Trespassing», y ha editado «Great Powers, Grand Strategies».

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