La Policía neerlandesa ha detenido durante la madrugada de este martes a al menos 184 personas durante choques entre los agentes y grupos de jóvenes que convocaron protestas contra la aplicación del toque de queda por la pandemia, en la que es ya la tercera noche consecutiva de disturbios en Países Bajos.
Al menos 184 jóvenes fueron detenidos en diferentes ciudades, según el jefe de la Policía, Willem Woelers, aunque se espera que ese número sea aún mayor porque los choques se han registrado hasta la madrugada en Bolduque (Den Bosch) y Róterdam, donde fueron especialmente violentos, lo que ha exigido la intervención de los antidisturbios.
En Bolduque, la protesta empezó al inicio del toque de queda, a las 21.00 hora local (20.00 GMT), cuando decenas de personas se dieron cita en las redes sociales con intención de atacar a los agentes con fuegos artificiales, aunque -incluso antes de que interviniera la policía- rompieron ventanas, saquearon un supermercado y una tienda de electrónica, volcaron varios coches y prendieron fuego al mobiliario público.
«Es inaudito lo que ha sucedido esta noche. Esta gente no se da cuenta para nada del miedo, la preocupación, el daño y la vergüenza que producen a los vecinos de la ciudad. Un montón de malhechores lo arruinan todo para muchas otras personas. Somos muchos los que no entendemos nada de este comportamiento», dijo el alcalde de la ciudad, Jack Mikkers.
Antidisturbios
Según Mikkers, los antidisturbios tardaron mucho en llegar a la zona de las protestas y eso permitió a los jóvenes actuar «dejando un rastro de destrucción inimaginable», pero estos agentes especiales fueron desplegados también en Helmond, Oss y Eindhoven, lo que podría haber retrasado su llegada a Bolduque.
La policía asegura haber hecho todo lo posible para frenar a este grupo, y ahora hay una investigación en marcha para detener a los responsables.
En la zona sur de Róterdam, un grupo de unos 200 agitadores iniciaron un enfrentamiento con los policías, lanzándoles piedras y fuegos artificiales y después siguieron la misma metodología que en el resto del país, saqueando tiendas y rompiendo ventanales, aunque también trataron de incendiar una comisaría.
La policía utilizó cañones de agua para dispersar al grupo, aunque también hubo un disparo al aire como advertencia después de que los agentes fueran acorralados por varios jóvenes.
También hubo movimiento en otros puntos del país, como en la zona este de Ámsterdam, Haarlem, La Haya, Geleen, Helmond, Zwolle, Almelo, Breda y Tilburgo, pero la policía logró controlar la situación de forma más rápida.
Los alcaldes y los diputados han subrayado su preocupación por la nueva noche de disturbios, la tercera desde que entró en vigor el toque de queda el sábado.
«Ladrones sin vergüenza, no puedo decir otra cosa. Tuvimos que amenazar con el uso de gas lacrimógeno, una medida de gran alcance, me parece triste porque nunca he tenido que hacer algo así en toda mi carrera», respondió el alcalde de Róterdam, Ahmed Aboutaleb.
Según Hubert Bruls, presidente de los comités de seguridad, las autoridades ya “temían” que jóvenes en otras ciudades “copiaran comportamientos” como la violencia y los saqueos, y lamentó que “sigue siendo terrible ver cómo miles de personas en todo el país nos han tenido como rehenes durante unos días debido a la violencia que cometen”.
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