El Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dijo el martes que Estados Unidos está experimentando «un entorno de mayor amenaza» luego de la inauguración presidencial, ya que advirtió sobre posibles actos de violencia en las próximas semanas.
El secretario interino del DHS, Pete Gaynor, dijo en un boletín de asesoramiento sobre terrorismo que la información sugiere que “algunos extremistas violentos motivados ideológicamente con objeciones al ejercicio de la autoridad gubernamental y la transición presidencial, así como otras quejas percibidas alimentadas por narrativas falsas, podrían continuar movilizándose para incitar o cometer actos violentos».
A lo largo del año pasado, los extremistas violentos domésticos (DVE) atacaron a personas que participaban en protestas no violentas, según el boletín. Los extremistas estaban motivados por cuestiones como la ira por el uso de la fuerza policial, las restricciones del COVID-19, y los resultados de las elecciones de 2020.
La tensión racial y étnica también ha provocado ataques, incluido el tiroteo masivo de 2019 en El Paso, Texas.
“Al DHS le preocupa que estos mismos impulsores de la violencia se mantendrán hasta principios de 2021 y algunos DVE podrían envalentonarse por la irrupción del edificio del Capitolio de EE. UU. en Washington, D.C. el 6 de enero de 2021 para atacar a funcionarios electos e instalaciones gubernamentales”, dijo Gaynor.
Los manifestantes irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero, interrumpiendo una sesión conjunta del Congreso. Tras el caos, un oficial de policía del Capitolio de los Estados Unidos mató a tiros a una mujer y otro oficial resultó herido de muerte. Cientos de personas han sido acusadas por la irrupción y los fiscales están preparando cargos de sedición.
Los funcionarios no conocen de ninguna amenaza específica y creíble en este momento. Pero señalaron que recientemente se han producido disturbios violentos. La red anarcocomunista de extrema izquierda Antifa se ha rebelado contra el presidente Joe Biden en el noroeste del Pacífico.
“Nos sigue preocupando que las personas frustradas con el ejercicio de la autoridad gubernamental y la transición presidencial, así como otras quejas percibidas y causas ideológicas alimentadas por narrativas falsas, puedan seguir movilizando a una amplia gama de actores motivados ideológicamente para incitar o cometer actos de violencia”, dijo DHS.
El departamento instó a las personas a denunciar las actividades sospechosas a la policía local o al FBI y evitar grandes multitudes, incluidas las protestas.
El boletín se publicó luego de que Biden le pidiera a Avril Haines, directora de inteligencia nacional, que trabajara con el FBI y el Departamento de Seguridad Nacional en una evaluación sobre el extremismo violento nacional.
“Queremos un análisis basado en hechos sobre el que podamos diseñar políticas. Este es realmente [el] primer paso en el proceso y confiaremos en nuestros oficiales de inteligencia y de aplicación de la ley apropiados para proporcionar ese análisis”, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, a los periodistas la semana pasada.
Los funcionarios del DHS dijeron en la primera «Evaluación de la Amenaza Nacional» de la agencia en octubre de 2020 que la principal amenaza terrorista en los Estados Unidos proviene de extremistas violentos, incluidos los extremistas violentos nacionales, o personas que operan principalmente dentro de los Estados Unidos sin dirección o inspiración de grupos terroristas extranjeros u otras potencias extranjeras.
El entonces secretario en funciones del DHS, Chad Wolf, dijo en la introducción del informe que él está «particularmente preocupado por los extremistas violentos de la supremacía blanca que han sido excepcionalmente letales en sus aborrecibles ataques dirigidos en los últimos años».
“Estoy orgulloso de nuestro trabajo para prevenir las tácticas aterrorizantes de terroristas domésticos y extremistas violentos que buscan forzar un cambio ideológico en los Estados Unidos a través de la violencia, la muerte y la destrucción”, agregó.
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