Las mujeres que siguen una dieta sana durante el embarazo podrían reducir el riesgo de autismo en sus hijos, según un estudio reciente.
El estudio, revisado por expertos y publicado en la revista JAMA Network el 18 de julio, investigó la relación entre las dietas prenatales de las embarazadas y los diagnósticos de autismo entre sus hijos.
Los investigadores analizaron los datos de más de 96 mil embarazos en Noruega e Inglaterra. Se realizó un seguimiento de los niños hasta que cumplieron 8 años y, en ocasiones, más.
El estudio descubrió que «la probabilidad de diagnóstico de autismo se reducía en un 22 por ciento» entre los niños cuyas madres seguían un patrón dietético prenatal saludable.
Los investigadores definieron una dieta saludable como aquella que incluía frutas, verduras, frutos secos, pescado y cereales integrales, a la vez que consumía menos carne roja y procesada, alimentos ricos en grasas, refrescos y carbohidratos refinados.
Una dieta sana durante el embarazo también se asoció a una menor probabilidad de que los niños tuvieran dificultades de comunicación social. Sin embargo, dicha dieta no se asoció a una menor probabilidad de conductas restrictivas y repetitivas.
Los investigadores afirmaron no estar seguros de si las asociaciones observadas en el estudio eran «causales» o no. Pidieron que se investigaran más estas cuestiones, por ejemplo, si las asociaciones variaban en función de los grupos de alimentos.
El estudio fue financiado por múltiples entidades, entre ellas el Consejo de Investigación Médica del Reino Unido, el Wellcome Trust, la Universidad de Bristol, el Ministerio de Sanidad y Servicios Asistenciales de Noruega y la Oficina del Jefe Científico del Gobierno de Escocia.
Un investigador del estudio tenía un conflicto de intereses, ya que esta persona recibió subvenciones de UK Prevention Research Partnership y NIHR fuera del trabajo presentado.
Un estudio publicado en 2018 llegó a conclusiones similares, encontrando que «los patrones dietéticos desequilibrados» de las mujeres durante el embarazo pueden ser un factor de riesgo para los trastornos del espectro autista en los niños.
La ingesta insuficiente de verduras podría conducir a una deficiencia de micronutrientes como vitaminas y minerales, dijo. Un menor consumo de carne también puede provocar una insuficiencia de proteínas en la dieta.
Mientras tanto, se descubrió que los suplementos de calcio durante el embarazo estaban asociados a un menor riesgo de autismo.
Autismo y problemas de desarrollo
El autismo es un trastorno importante en los Estados Unidos. Un informe de los CDC de marzo de 2023 encontró que uno de cada 36 niños de 8 años tenía autismo, frente a uno de cada 44 en 2018. Esto es con gran diferencia peor que la estimación de uno de cada 150 en 2000.
Entre 2009 y 2017, uno de cada seis niños de entre 3 y 17 años fue diagnosticado con una discapacidad del desarrollo, incluidos autismo, TDAH y parálisis cerebral.
Se desconocen las razones del aumento vertiginoso de las tasas de autismo, y las explicaciones van desde la genética, la dieta y la medicación hasta factores de riesgo como la edad de los padres.
Algunos estudios demuestran que la exposición infantil a determinados materiales, como el aluminio, puede ser una de las causas del trastorno. El aluminio se utiliza ampliamente en envases de alimentos y en muchos productos sanitarios, desde antiácidos hasta vacunas.
Ver la pantalla también podría contribuir a problemas de desarrollo, como el autismo. Un estudio de enero de 2024 analizó cómo respondían los niños al ver la televisión u otros contenidos de video.
Los investigadores descubrieron que la exposición a medios digitales en edades tempranas se asocia con «resultados atípicos de procesamiento sensorial» entre los niños.
Citando el estudio, John Mac Ghlionn, investigador y ensayista, sugirió en un comentario para The Epoch Times que «la exposición excesiva a los medios digitales durante los años de formación impacta negativamente en cómo los niños perciben y responden a su entorno».
«Un procesamiento adecuado permite al cerebro generar respuestas apropiadas», escribió. «Es esencial para el funcionamiento cotidiano y el bienestar general… El tiempo de pantalla excesivo parece interrumpir este proceso».
Un estudio japonés de 2022 arrojó resultados similares . Se encontró que un mayor tiempo de pantalla entre los niños a 1 año de edad estaba «significativamente asociado con el diagnóstico de trastorno del espectro autista a los 3 años de edad». No se encontró tal asociación entre las niñas.
Un estudio del 8 de julio descubrió que los niños con autismo tienen poblaciones microbianas alteradas en sus tractos digestivos, lo que podría allanar el camino para nuevas oportunidades diagnósticas y terapéuticas.
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