Las divisiones entre Estados Unidos y China desencadenaron un acontecimiento sin precedentes en la cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), cuando los líderes del foro regional no emitieron una declaración conjunta por primera vez desde 1993.
El primer ministro de Papúa Nueva Guinea, Peter O’Neill, el 18 de noviembre sostuvo que el punto de desacuerdo era si la Declaración de los Líderes debía incluir una mención de una posible reforma de la Organización Mundial del Comercio (OMC), informó Reuters.
China no estaba de acuerdo con la inclusión de la referencia a la OMC de culpar a un país por prácticas comerciales desleales, señaló a Reuters un diplomático no identificado involucrado en la negociación.
En septiembre, Estados Unidos, Japón y la Unión Europea acordaron trabajar juntos para reformar las normas ineficaces de la OMC que permitían las prácticas comerciales desleales de China. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, apuntó a las prácticas comerciales desleales de Beijing como la principal causa por la que se aplicaron aranceles, en la actual guerra comercial entre China y Estados Unidos, sobre un total de 250.000 millones de dólares en productos chinos.
Trump estuvo representado por el vicepresidente Mike Pence en la cumbre de APEC.
El 17 de noviembre hablando en Papúa Nueva Guinea, Pence criticó las prácticas desleales de China, incluidas las enormes barreras comerciales, cupos, transferencia forzada de tecnología, robo de propiedad intelectual y subsidios industriales a una escala sin precedentes, todo lo cual contribuyó al enorme déficit comercial de Estados Unidos de 375.000 millones de dólares del año pasado.
La división entre los dos países va más allá de las prácticas comerciales y las referencias a la OMC. En el lapso de dos días, del 17 al 18 de noviembre, Pence y el líder chino Xi Jinping intercambiaron comentarios sobre las diferentes políticas de sus respectivos países en la región de Asia.
El 17 de noviembre, Pence, en una referencia indirecta a la iniciativa china “Un Cinturón, Una Ruta” (OBOR por sus siglas en inglés), declaró: “No ahogamos a nuestros socios en un mar de deudas. No coaccionamos ni comprometemos su independencia. Estados Unidos trata abierta y justamente. No ofrecemos cinturones apretados ni rutas de un solo sentido”.
OBOR, anunciado por primera vez por Beijing en 2013, busca construir redes de comercio terrestre y marítimo con epicentro en Beijing mediante el financiamiento de proyectos de infraestructura en Europa, Asia, África y América Latina. Sin embargo, la iniciativa de Beijing fue criticada por sobrecargar a los países en desarrollo con préstamos masivos que no pueden pagar. Esta “trampa de la deuda” ya sucedió en Sudáfrica, Kenia, Sri Lanka y las Maldivas.
Pence habló de cómo el plan de Estados Unidos en la región, la estrategia Indo-Pacífica, difiere del OBOR, ya que incluye, por ejemplo, la libertad de navegación en el Mar del Sur de China. Además, Pence celebró la participación de China en la estrategia estadounidense, siempre que Beijing “respete la soberanía de su vecino; abrace el comercio libre, justo y recíproco; defienda los derechos humanos y la libertad”.
Trump planteó por primera vez su estrategia Indo-Pacífico durante un viaje a Asia en noviembre de 2017. En julio de este año, el Secretario de Estado Mike Pompeo anunció inversiones de 113 millones de dólares en infraestructura en la región Indo-Pacífica.
El diario estatal chino Global Times atacó el comentario de Pence en un editorial publicado el 17 de noviembre, llamándolo “nada nuevo”, mientras defendía el OBOR como un plan de desarrollo “muy bien recibido por un gran número de países”.
El 17 de noviembre Xi Jinping, hablando antes del discurso de Pence, defendió la iniciativa OBOR del país asiático. Alegó que la iniciativa no estaba “diseñada para servir a ninguna agenda geopolítica oculta”, ni era “una trampa como algunos la etiquetaron”.
Sri Lanka entregó el control de su puerto estratégico de Hambantota a China en diciembre de 2017, después de no haber podido reembolsar 6000 millones de dólares en préstamos y haber convertido la deuda en capital accionario.
El 18 de noviembre, en otro discurso, Xi declaró abiertamente las ambiciones de Beijing en el Pacífico. Declaró que “se requieren esfuerzos para convertir nuestro plan de conectividad en realidad y extender nuestra red de conectividad a todos los rincones de la costa del Pacífico”, refiriéndose a OBOR.
Enviando un mensaje que se enfrentará a la creciente influencia de China en el Pacífico, Estados Unidos anunció el 17 de noviembre que se unirá a Australia para construir una base naval en las islas Manus de Papúa Nueva Guinea, según Reuters.
El 18 de noviembre, Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Japón acordaron un proyecto de electricidad en Papúa Nueva Guinea que promete aumentar el acceso a la electricidad al 70 por ciento de la población local, en comparación con el 13 por ciento actual.
“No queremos que se repita en el Pacífico Sur el tipo de riesgos que observamos en Sri Lanka o en otras partes del Océano Índico, donde la infraestructura y la ayuda al desarrollo de China tuvieron consecuencias negativas”, declaró Rory Medcalf, director del Colegio de Seguridad Nacional de la Universidad Nacional Australiana, en un artículo publicado el 18 de noviembre en el Japan Times en inglés.
Con informes adicionales de Sunny Chao.
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