El presidente interino investido por los diputados del hasta ahora partido gobernante de Guinea Bisáu, Cipriano Cassama, dimitió este domingo tras un día en el cargo alegando amenazas de muertes.
Cassama fue nombrado presidente interino un día después de haber jurado el cargo de presidente Umaro Sissoco Embaló, quien ganó las elecciones el pasado 29 de diciembre en segunda vuelta con un 53,6 % de los votos, unos resultados que el Parlamento y el aspirante perdedor, Domingo Simoes Pereira, consideraron fraudulentos.
En una rueda de prensa, Cassama declaró que presentó su dimisión por la falta de seguridad y por amenazas de muerte.
Durante su intervención, Cassama acusó a Embaló de haber asumido ilegalmente el cargo de presidente de la República con la complicidad del presidente saliente José Mario Vaz, quien asistió a su ceremonia de investidura, y de los jefes militares.
También denunció «la invasión» de las instalaciones del Parlamento por las fuerzas de defensa y seguridad y se disculpó por dimitir al pueblo bisauguineano y los militantes y simpatizantes del Partido Africano para la Independencia de Guinea y Cabo Verde (PAIGC).
Cassama se ha refugiado en la sede de las Naciones Unidas en el país, según informó Embaló en su cuenta de Twitter anoche al declarar que la situación en Guinea Bisáu estaba «tranquila» tras haber destituido al primer ministro, Arístides Gomes, y ser nombrado el presidente del Parlamento como presidente interino en 24 horas.
Según indicó Embaló en la red social, Gomes también se encuentra refugiado en la embajada de Francia y el presidente del Tribunal Supremo, que había rechazado presidir su jura al cargo de presidente, se ha refugiado en Portugal.
Embaló anunció anoche que el nuevo primer ministro, Nuno Gomes Nabiam, presentará al nuevo gobierno hoy y «todos los ministros estarán en sus puestos el lunes por la mañana» con los ministerios ocupados y asegurados por militares.
General de brigada hasta la década de 1990, Embaló cuenta con el apoyo del ejército, que ayer ocupó la televisión y radio públicas tras haberles impedido el antiguo gobierno informar sobre su investidura.
Embaló no juró el cargo de presidente hasta el pasado 27 de febrero debido a la controversia en torno a los resultados electorales.
El hasta ahora gobernante, el PAIGC, y Pereira pidieron la revisión de los resultados, que consideraban fraudulentos, ante el Tribunal Supremo de Justicia y éste exigió a la Comisión Nacional Electoral (CNE) un recuento de los votos, realizado en cuatro ocasiones -la último el pasado martes- y que volvió a confirmar la victoria de Embaló.
Con parte del Parlamento en contra y sin la confirmación del Tribunal Supremo de que aceptaba ese último recuento de votos, Embaló fue investido en un lujoso hotel de la capital, en ausencia de prácticamente toda la comunidad internacional, una ceremonia que el gobierno guineano, liderado por Gomes, consideró un «golpe de Estado».
En el decreto por el cual destituyó al primer ministro, Embaló le responsabilizó de «la grave e inapropiada actuación» de «convocar al cuerpo diplomático acreditado en el país, induciéndolo a no asistir a la toma de posesión y a apelar a la guerra y al levantamiento en caso de la investidura del jefe de Estado».
Durante su campaña, Embaló se presentó como la mejor alternativa contra la pobreza y la parálisis política en este país de África occidental que lleva cinco años de dificultades políticas y parálisis parlamentaria en los que el ya expresidente José Mario Vaz despidió a hasta siete primeros ministros diferentes.
Guinea Bisáu ocupa el puesto 177 de 189 en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, y dos tercios de su población, de 1,8 millones de habitantes, vive con menos de dos dólares al día.
Desde su independencia, el país ha sufrido al menos nueve intentos de golpe de Estado, cuatro de ellos con éxito.
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