Durante meses, los funcionarios de salud pública estadounidenses instaron a la gente a no comprar mascarillas. Esa orientación se revirtió abruptamente en abril.
El director general de Salud Pública, Jerome Adams, en un momento dado en febrero dijo en un post de redes sociales «HABLANDO EN SERIO, DEJEN DE COMPRAR MASCARILLAS».
En ese momento, dijo Adams el domingo, los expertos en salud no creían que el virus del PCCh (Partido Comunista Chino) se estuviera propagando por pacientes que no mostraban síntomas.
«Lo decía entonces porque todo lo que sabíamos sobre los coronavirus antes de ese punto nos decía que la gente no era propensa a propagarlo cuando eran asintomáticos. Así que la ciencia de entonces sugería que no había un alto grado de propagación asintomática», dijo Adams en «Face the Nation» de la CBS.
Los funcionarios también estaban preocupados por el acaparamiento del equipo de protección personal y la escasez de ese equipo en algunas zonas.
«Pero la razón principal fue porque eso es lo que la ciencia dijo. Y quiero que el pueblo estadounidense lo entienda. Seguimos la ciencia y cuando aprendemos más, nuestras recomendaciones cambian», dijo Adams.
«Pero es difícil cuando la gente sigue hablando de cosas de hace tres o cuatro meses. He dicho constantemente durante los últimos tres meses, ad nauseum [en exceso] en Internet y en las entrevistas, utilice una cubierta facial».
Los críticos de los mandatos de llevar mascarillas a menudo señalan la proclamación de Adams y de otros como él para argumentar en contra de tener que llevar cubiertas para el rostro.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades recomendaron al principio de la pandemia de COVID-19 que solo los enfermos y los trabajadores de la salud que cuidan de los enfermos lleven mascarillas, declarando explícitamente que nadie más tenía que llevarlas.
El 3 de abril, la agencia recomendó que las personas usaran mascarillas en lugares donde las medidas de distanciamiento social son difíciles de mantener, incluyendo tiendas de comestibles y farmacias.
Cuando se publicó la nueva orientación, Adams dijo a los periodistas que las recomendaciones anteriores estaban «basadas en la mejor evidencia disponible en ese momento».
Las autoridades dijeron que un grupo de estudios mostraron que el porcentaje de pacientes infectados con la nueva enfermedad era más alto de lo que pensaban. Los investigadores también encontraron evidencia de que los pacientes asintomáticos, o los que no tienen síntomas, todavía pueden propagar el virus.
«Hemos aprendido más sobre la propagación asintomática. Hasta el 50 por ciento de las personas que pueden propagar esta enfermedad, la propagan sin tener síntomas», dijo Adams el domingo.
Y es por eso que el pueblo estadounidense necesita saber que la ciencia se trata de dar las mejores recomendaciones que se puedan y cuando se aprende más, se cambian esas recomendaciones. Nuestras recomendaciones han cambiado».
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