La saga legal en torno a la adaptación de acción real de Disney de 2017 de «La Bella y la Bestia» continúa cuando el juez de distrito de EE.UU. Jon Tigar en Oakland, California, decretó que The Walt Disney Co. debe renunciar a USD 345,098 de sus beneficios de la película para Rearden LLC, el desarrollador de la tecnología de efectos visuales utilizados sin la debida autorización.
Esta decisión refleja la anterior recomendación del jurado en diciembre, y el juez Tigar determinó de forma independiente la cuantía de la devolución.
Durante el juicio, el juez se había pronunciado en contra de permitir un veredicto del jurado sobre este asunto, pero posteriormente emprendió su propia evaluación.
Aunque Rearden LLC había reclamado inicialmente una suma sustancialmente mayor, hasta USD 38 millones de los beneficios de Disney, el juez Tigar se puso de parte del estudio, reconociendo que la tecnología infringida desempeñó un papel menor en el éxito de la película. Según el Juez Tigar, Disney demostró con éxito que numerosos factores contribuyeron a la popularidad de la película más allá de la tecnología impugnada, tales como la nostalgia por la versión animada original, la interpretación de la actriz Emma Watson, el argumento, la marca Disney, la música, el reparto y los amplios esfuerzos de colaboración implicados en la producción.
Rearden LLC afirma que Disney suscribió deliberadamente un contrato con una empresa china acusada de hurtar su tecnología patentada de «captura del movimiento de la actuación facial».
En 2012, una reestructuración de la empresa OnLive, filial de Rearden, dio lugar a la transferencia de las patentes de MOVA Contour a OL2 Inc. Sin embargo, este movimiento fue seguido por el intento de OL2 de vender los activos, lo que llevó a Rearden a tomar medidas correctivas.
A través de su filial MO2 LLC, Rearden recuperó el control de las patentes MOVA en febrero de 2013. Como se documenta en la demanda judicial, los activos se transfirieron posteriormente a Rearden Mova en abril de ese año.
Surgió una complicación cuando aparecieron pruebas que sugerían negociaciones no autorizadas. Greg LaSalle, empleado de MO2, habría iniciado conversaciones con Digital Domain 3.0 (DD3) en relación con los activos de MOVA ya en octubre de 2012. DD3 es una empresa con estructuras de propiedad en China e India.
Empresa china
En febrero de 2015 se presentó un nuevo elemento. Shenzhenshi Haitiecheng, una corporación con sede en China, presentó una demanda en un tribunal federal de California. Su demanda se centraba en una supuesta adquisición de los activos de MOVA en mayo de 2013, con la posterior concesión de una licencia exclusiva a DD3 sobre las patentes.
Rearden rebatió estas afirmaciones. El principal argumento de la empresa se centraba en la discrepancia temporal. Las patentes ya habían sido transferidas a Rearden Mova el 19 de abril de 2013, por lo que la supuesta adquisición de Shenzhenshi el 8 de mayo era legalmente imposible.
Además, Rearden expresó su preocupación por las acciones del Sr. LaSalle. Sostuvo que carecía de autoridad para vender los activos de MO2, sobre todo si estaba motivado por el beneficio personal. Además, en la demanda se alegaba que, al dejar Rearden para trabajar en DD3 en mayo de 2013, el Sr. LaSalle podría haber retirado equipos de la empresa y software patentado de un lugar seguro.
MOVA Contour revoluciona la animación facial con un enfoque único. Los actores llevan un maquillaje fluorescente especial que, combinado con cámaras y software sincronizados, permite traducir con precisión sus expresiones y movimientos en animación digital.
Este sistema de captura facial de alta resolución, a menudo denominado simplemente MOVA, se ha convertido en una herramienta muy solicitada en la industria cinematográfica. Captura meticulosamente intrincados modelos en 3D de los rostros de los actores utilizando maquillaje especializado y avanzadas configuraciones de cámara. Esta tecnología ha estado detrás de las cámaras de películas tan taquilleras como «El curioso caso de Benjamin Button» y «El increíble Hulk».
A pesar de generar más de mil millones de dólares en ingresos y 215 millones en beneficios en septiembre del año siguiente, «La Bella y la Bestia» se enfrentó a un escrutinio legal por infracción indirecta de los derechos de autor. El jurado responsabilizó a Disney como una de las entidades implicadas en la utilización de la tecnología de captura facial de contornos de Rearden LLC, desarrollada por el científico de Apple Steve Perlman bajo la dirección de Rearden LLC, para animar al personaje «Bestia».
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