Durante más de una década, Beijing ha hecho numerosos intentos para impedir que Shen Yun, una compañía de artes escénicas con sede en Nueva York, llegue al público de todo el mundo.
La misión de la compañía de revivir 5000 años de civilización china a través de la música y la danza, y sus representaciones de la cultura china como inspirada por lo divino, han irritado al régimen comunista oficialmente ateo.
Ahora, una carta recientemente obtenida por La Gran Época revela que el régimen chino trató de disuadir a diplomáticos de las Naciones Unidas de asistir a las actuaciones de Shen Yun, utilizando propaganda de odio para difamar a la compañía.
La carta de dos páginas, fechada el 6 de diciembre de 2016, fue enviada por la Misión Permanente de China para las Naciones Unidas y dirigida a «todas las Misiones Permanentes y de Observadores para las Naciones Unidas».
La carta decía que Shen Yun era un montaje de Falun Dafa, a quien calumniaba, alegando que se trataba de un grupo malvado que «daña a la sociedad y viola los derechos humanos». Pidió a los países de las misiones de la ONU que «recuerden a sus diplomáticos y personal que no apoyen o asistan al espectáculo [Shen Yun]». La carta fue escrita en anticipación a una serie de presentaciones de Shen Yun en el Lincoln Center de la ciudad de Nueva York del 11 al 15 de enero de 2017.
Un sello oficial al final de la carta confirma que fue enviada por la Misión Permanente de China para las Naciones Unidas. Pero llamativamente le falta una firma oficial.
La carta difunde la persistente propaganda de Beijing sobre Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, una antigua práctica espiritual china basada en ejercicios meditativos y enseñanzas morales a partir de los valores de Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Presentada al público en China en 1992, pronto atrajo a millones de interesados y las agencias de noticias occidentales informaron en 1999 que 100 millones de chinos habían adoptado la práctica.
El entonces cabecilla del Partido Comunista Chino (PCCh) Jiang Zemin vio la popularidad de Falun Dafa como una amenaza a su régimen y a la ortodoxia comunista, y la prohibió.
En julio de 1999, Jiang lanzó una campaña nacional para arrestar y detener a los practicantes de Falun Dafa en campos de trabajo forzado, prisiones, cárceles negras y centros de lavado de cerebro, donde generalmente eran torturados y abusados, y se confirmó que miles de ellos habían sido asesinados. También han sido blanco de la sustracción forzada de órganos, lo que es avalado por muchos investigadores que afirman que un gran número de personas fueron asesinadas con estos fines.
Al mismo tiempo, Jiang movilizó todo el aparato de propaganda del Partido, como la televisión, la radio, los periódicos e incluso los libros de texto escolares, para vilipendiar la disciplina y a cualquiera que la practicara.
En 2006, un grupo de seguidores de Falun Dafa fundaron Shen Yun en Nueva York, con la misión de revivir la cultura tradicional china que se perdió bajo décadas de régimen comunista.
Parte de los espectáculos de Shen Yun representan historias de la China moderna, incluyendo la persecución de Falun Dafa.
Por temor a que la campaña de Beijing contra Falun Dafa pudiera ser expuesta a audiencias internacionales, el régimen chino ha tratado de socavar las actuaciones de Shen Yun desde el inicio de la compañía.
El Partido Comunista Chino (PCCh) también teme que la gente de China y de todo el mundo se familiarice con la auténtica cultura china. El sitio web de Shen Yun dice que la ideología marxista atea del PCCh ve a la cultura tradicional china, «que está profundamente arraigada en las cosmovisiones budistas y taoístas», como su «mayor rival».
Hoy en día, Shen Yun está compuesta por seis compañías de artistas que actúan simultáneamente en todo el mundo. Su gira mundial de 2019 visitará más de 130 ciudades. Este enero, Shen Yun realizó 14 presentaciones en el Lincoln Center y todas ellas fueron a sala llena, según el sitio web de la compañía.
Shen Yun regresará al Lincoln Center en marzo, con 15 presentaciones más a partir del 6 de marzo.
El régimen chino con frecuencia ha desplegado tácticas de intimidación similares. Por ejemplo, en Nueva Zelanda a principios de 2011, Liao Juhua, entonces cónsul general de China en Auckland, envió cartas a docenas de miembros del consejo de la ciudad diciéndoles que no asistieran a las presentaciones de Shen Yun.
«Estoy realmente molesto de que el consulado piense que puede influenciar a los miembros electos en un país anfitrión, donde ellos son nuestros invitados», dijo la Dra. Cathy Casey, entonces miembro del Consejo de la Ciudad de Auckland, en una entrevista telefónica con La Gran Época en ese momento.
Casey añadió: «Este cónsul general no tiene derecho a decirme que no vaya al espectáculo en Auckland. ¿Cómo se atreve? Es un comportamiento completamente inapropiado como diplomático en este país».
Además de presionar a los funcionarios de gobiernos extranjeros, Beijing también ha presionado a los teatros de todo el mundo para que no acojan a Shen Yun.
Más recientemente, en Madrid, España, el Teatro Real canceló abruptamente las actuaciones de Shen Yun, alegando dificultades técnicas. La cancelación fue emitida pocas semanas antes de las presentaciones programadas de la compañía para el 31 de enero y el 2 de febrero. Sin embargo, el personal técnico del teatro no citó ningún problema al momento de firmar el contrato.
Una investigación encubierta de la filial estadounidense de la Organización Mundial para la Investigación de la Persecución a Falun Dafa (WOIPFG), una organización sin fines de lucro que investiga los abusos de derechos humanos perpetrados contra los practicantes de Falun Dafa, reveló las tácticas de presión del régimen chino.
Una persona que se identificó como el embajador chino en España, Lu Fan, dijo a los investigadores (que se hicieron pasar por funcionarios chinos) que presionó al director del teatro para que utilizara la excusa de «problemas técnicos» para cancelar las representaciones.
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