La izquierda francesa criticó duramente este miércoles contra el presidente, Emmanuel Macron, por descartar cualquier cambio de Gobierno hasta después de los Juegos Olímpicos de París y hacer oídos sordos a su exigencia para que nombre primera ministra a su candidata, Lucie Castets.
La propia interesada, alta funcionaria en el Ayuntamiento de París, afirmó este miércoles que Macron tiene que «asumir sus responsabilidades» y nombrarla como primera ministra, en una entrevista a la emisora France Info.
Castets, desconocida hasta ahora para el público, dijo estar «preparada» para ejercer ese cargo y denunció que negarse a nombrarla sabiendo que la propuso «la formación política que ha terminado en cabeza en las elecciones» es «una negación de la democracia».
En una entrevista en televisión el martes por la noche, Macron descartó cambiar el Gobierno actual –que dimitió la semana pasada pero se mantiene en funciones– al menos hasta que terminen los Juegos Olímpicos, a «mediados de agosto», porque «crearía desorden».
Además, al ser interrogado por la propuesta de Castets insistió en que «la cuestión no es un nombre, la cuestión es qué mayoría puede salir de la Asamblea para que un Gobierno de Francia pueda aprobar reformas, aprobar un presupuesto».
Esta economista de 37 años, especialista en la lucha contra el fraude, es portavoz de un colectivo llamado Nuestros Servicios Públicos, cuya creación en 2021 contó con su participación.
Los partidos del Nuevo Frente Popular (NFP) anunciaron el acuerdo sobre su candidata a primera ministra muy poco antes de la emisión de la entrevista de Macron y después de casi tres semanas de discusiones durante las que han estado reclamando al presidente que les dé la posibilidad de formar Gobierno con el argumento de que son el grupo con más diputados.
Si bien sus algo más de 190 escaños (el número definitivo depende de la posición de algunos independientes) hacen del NPF el primer bloque de la Asamblea Nacional, el bloque formado por socialistas, insumisos, comunistas y ecologistas está lejos de los 289 de la mayoría absoluta.
El coordinador de La Francia Insumisa (LFI), Manuel Bompard, reprochó este miércoles al jefe del Estado que «se aferra a su poder y se niega a aceptar la idea de que los franceses le han dicho que su política está acabada», en declaraciones a la emisora RTL.
El primer secretario del Partido Socialista, Olivier Faure, criticó igualmente la actitud de Macron porque «cuando se convocan elecciones con riesgo de caos, hay que respetar el resultado», en un mensaje colgado en su cuenta de X.
En una línea similar, la jefa de los Ecologistas, Marine Tondelier, afirmó en la radio RMC que Macron «nunca ha querido escuchar al pueblo».
Macron, por su parte, justificó el mantenimiento de su Gobierno en funciones porque en las condiciones actuales de la Asamblea Nacional «nadie puede aplicar su programa», «ni el Nuevo Frente Popular, ni la mayoría saliente, ni la derecha republicana».
Fue una alusión a que esos tres bloques por separado están muy lejos de la mayoría absoluta en la Asamblea.
La apuesta del presidente es que busquen «compromisos» los partidos del llamado ‘frente republicano’ que en las elecciones legislativas impidieron la victoria en escaños de la derecha de Marine Le Pen, que fue con mucha diferencia la formación más votada.
Pero tras las elecciones, el macronismo es reacio a que ese frente republicano incluya a La Francia Insumisa.
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