Estados Unidos condenó «enérgicamente» este sábado el encarcelamiento de la premio Nobel de la Paz y derrocada líder de Birmania, Aung San Suu Kyi, bajo un régimen de confinamiento solitario decretado por los militares golpistas.
La política birmana, condenada a 11 años de prisión tras el golpe de Estado militar del 1 de febrero de 2021, fue trasladada esta semana a una prisión en Naipyidó después de permanecer desde la sublevación bajo arresto domiciliario en un lugar desconocido.
«Birmania debe volver al camino de la democracia», remarcó hoy Derek Chollet, consejero estadounidense de Estado, en un mensaje publicado en su cuenta de Twitter donde denuncia la situación de la depuesta exconsejera de Estado de Birmania.
El diplomático norteamericano, que visitó recientemente varios países del Sudeste Asiático, incidió en las «necesidades humanitarias» y los esfuerzos de EE.UU. para ayudar a «restaurar el camino de Birmania hacia la democracia y construir un futuro más inclusivo, libre y próspero», en otro mensaje.
Chollet añadió a su publicación una foto de la reunión por videoconferencia mantenida con el primer ministro del autodenominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG) -creado en oposición al autoritario régimen militar-, Win Khaing Than.
El portavoz de la junta militar, Zaw Min Tun, confirmó el jueves a Efe que Suu Kyi había sido trasladada a una prisión, donde permanecerá aislada del resto de presidiarios.
Suu Kyi, quien previamente fue vista con el traje de reo que usan en Birmania, afronta además una decena de acusaciones por cargos como corrupción o violación de la ley de Secretos Oficiales, que de ser hallada culpable podría suponer una pena conjunta superior a los 150 años de prisión.
El envío a la cárcel de la depuesta líder se da días antes de la segunda visita a Birmania del relator especial nombrado por la ASEAN (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), el ministro camboyano Prak Sokhon, que se espera llegue la próxima semana al país.
La decisión se produce también después de que el pasado domingo, el día en que la nobel de la paz cumplía 77 años, cientos de birmanos se manifestaran en localidades de todo el país para pedir su liberación.
Según expertos políticos la actual junta militar busca asegurarse que Suu Kyi, quien ya vivió más de 15 años bajo arresto domiciliario y varios meses en prisión durante la extinta junta militar (1962-2011), no regrese a la arena política.
Fin a la transición democrática
El golpe de Estado militar puso fin a la frágil transición democrática en Birmania y sumió al país en una profunda crisis política, social y económica, al tiempo que ha abierto una espiral de violencia con nuevas milicias civiles que han exacerbado la guerra de guerrillas que vive el país desde hace décadas.
El Ejército justifica el golpe por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales de noviembre de 2020, cuyo resultado ha sido anulado y en las que el partido de Suu Kyi arrasó, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.
Al menos 2021 personas, incluidos unos 140 menores, han muerto a raíz de la brutal represión ejercida por policías y soldados, que han llegado a disparar a matar contra manifestantes pacíficos y desarmados, según los datos recabados por la ONG birmana Asociación para la Asistencia de Presos Políticos.
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