Opinión
El 1 de mayo de 2023, Estados Unidos emitió una advertencia a China sobre su “acoso e intimidación” a los barcos filipinos en el Mar de China Meridional. La medida se produce menos de dos semanas después de que la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijera que la política exterior de Estados Unidos en relación con China priorizará la seguridad nacional sobre el comercio. Yellen afirmó que Estados Unidos tomaría decisiones para garantizar la seguridad nacional de Estados Unidos y sus aliados, incluso si esas acciones tienen un impacto económico negativo.
Hizo hincapié en que Estados Unidos da la bienvenida a la cooperación y competencia de China que ayudaría a ambos países a desarrollarse. Sin embargo, reconoció que Estados Unidos y el mundo solo se beneficiarán de “una China en crecimiento que se rija por las reglas internacionales”. Una China expansionista que crea sus propias reglas no es beneficiosa para la comunidad mundial.
El mensaje de Yellen coincidía con la reunión del secretario de Estado, Antony Blinken, con su homólogo Wang Yi, jefe de la Comisión de Asuntos Exteriores del Partido Comunista Chino (PCCh), en febrero. A pesar de que la relación comercial entre Estados Unidos y China está en desorden, Blinken advirtió a Yi que Beijing incurriría en duras sanciones si enviaba armas a Rusia. En marzo, el líder del PCCh, Xi Jinping, y el presidente ruso, Vladimir Putin, reafirmaron su “amistad sin límites”. No está claro si estos límites se extienden a las armas o no. Pero parece que Estados Unidos está más dispuesto a hacer valer sus demandas con China incluso si eso significa empeorar las relaciones comerciales.
Las relaciones entre Estados Unidos y China ya se han topado con una serie de obstáculos este año. En febrero, un globo espía chino sobrevoló el territorio continental de Estados Unidos y muchos creen que estaba recopilando información sobre bases militares estadounidenses. Posteriormente, se canceló el próximo viaje de Blinken a China. Cuando finalmente se restableció la reunión, Yi le dijo a Blinken que la reacción de Estados Unidos al globo fue “histérica y absurda”.
Poco después, un alto funcionario del Departamento de Estado le dijo a la prensa que Beijing quería tener las dos cosas. Xi afirma ser el árbitro global de la paz y también promete apoyo a Rusia en la guerra en Ucrania.
Cuando Yellen amplió las prioridades de EE.UU. para garantizar la seguridad nacional de sus aliados, probablemente estaba incluyendo a Taiwán, una nación que ha enfrentado una amenaza creciente del PCCh en las últimas dos décadas. En 2005, el PCCh aprobó una ley que otorgaba a Beijing la autoridad para usar acciones militares para anexar Taiwán.
Hace cuatro años, en el 40° aniversario del Mensaje a los Compatriotas en Taiwán, Xi habló en el Gran Salón del Pueblo y dijo: “No prometemos renunciar al uso de la fuerza y nos reservamos la opción de tomar todos los medios necesarios”. Reafirmó esta postura en octubre pasado en su discurso de apertura en el 20° congreso del partido del Partido Comunista.
En febrero, el presidente Joe Biden dijo que planeaba cuadriplicar el número de tropas estadounidenses en Taiwán. Alrededor de 200 soldados estadounidenses se encuentran actualmente allí como entrenadores y asesores y no harían una diferencia significativa en caso de una invasión. Pero el hecho de incluso desplegar estas tropas es una señal importante para el PCCh que les dice que Estados Unidos llevará a cabo su política exterior como mejor le parezca, independientemente de las relaciones comerciales.
En marzo, el PCCh reaccionó agresivamente cuando se informó que la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, visitaría Estados Unidos. Sin inmutarse, Estados Unidos permitió la visita de Tsai. Mientras hablaba en Nueva York el 30 de marzo, Tsai dijo que las relaciones con Estados Unidos son más fuertes que nunca.
Esta visita se consideró fundamental porque se produjo solo unos días después de que Honduras cambiara su reconocimiento, de Taiwán al PCCh. El apoyo continuo de Estados Unidos es crucial para la nación isleña que ahora solo es reconocida oficialmente por 13 países.
El portavoz de la Oficina del PCCh sobre Asuntos de Taiwán, Zhu Fenglian, advirtió que Beijing “tomaría medidas” si se le permitía a la presidente Tsai reunirse con el presidente de la Cámara de Representantes EE.UU., McCarthy. La embajada china en Washington D.C. también emitió un comunicado en el que decía que una reunión de McCarthy generaría el riesgo de una “confrontación seria” entre Estados Unidos y China.
Al final, la reunión entre el presidente de la Cámara McCarthy y la presidenta Tsai tuvo lugar el 6 de abril. Dos días después, el Comando del Teatro del Este del Ejército Popular de Liberación de China (EPL) rodeó Taiwán en el marco de patrullas de alerta de combate y ejercicios conjuntos que duraron hasta el 10 de abril.
Aunque la política de EE.UU. sobre Taiwán sigue siendo de ambigüedad estratégica, Biden ha dicho en aproximadamente cuatro ocasiones que EE.UU. lucharía por Taiwán. Según los términos de la Ley para armar a Taiwán, Estados Unidos no está obligado a luchar, pero promete proporcionar a Taiwán los medios para defenderse.
El mes pasado, Biden aprobó la venta de armas por valor de USD 619 millones a Taiwán. El ejército estadounidense está pidiendo aún más armas para Taiwán. Un alto funcionario del Pentágono que testificó ante el Comité de Servicios Armados de la Cámara el 18 de abril dijo que armar adecuadamente a Taiwán era la clave para disuadir una invasión del EPL.
Más allá de apoyar a Taiwán, Estados Unidos se enfrenta al PCCh en muchos otros frentes. Varios estados y el gobierno federal están debatiendo o han implementado prohibiciones contra la aplicación de redes sociales TikTok citando una amenaza a la seguridad nacional. Además, se espera que Biden anuncie mayores restricciones a las inversiones estadounidenses en China.
Los representantes de EE.UU. participaron en las Reuniones de Primavera del Banco Mundial, donde se plantearon preocupaciones sobre la diplomacia china de la deuda a lo largo de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI). Entre 2008 y 2021, Beijing gastó USD 240,000 millones para rescatar a 22 países que cayeron en una crisis de deuda debido a los préstamos BRI. Otros países y proyectos se tambalean al borde de abandonar a Beijing con la decisión de otorgar más préstamos o asumir sus pérdidas. De cualquier manera, el país local y la gente sufrirán.
En general, parece que la política de EE.UU. hacia el PCCh se está moviendo hacia la prioridad de la seguridad nacional sobre el comercio. La pregunta es hasta dónde están dispuestas a llegar la Casa Blanca y las empresas estadounidenses y si eso incluye perder el acceso a los lucrativos mercados chinos y la fabricación económica.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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